Rabat lleva una década avanzando los planes del rey Mohamed VI para conseguir implantar una cosoberanía con las ciudades españolas de Ceuta y Melilla en territorio africano, como deseaba su padre Hassan II.

Mientras éste miró a otro lado y descuidó el norte del país; el actual monarca, al contrario, se centró su estrategia en desarrollar las regiones colindantes a España, al Estrecho de Gibraltar y al Mar Mediterráneo. Además, la convirtió en su área de recreo. Es común ver al soberano navegar en alguno de sus yates o practicar deportes náuticos tanto en Castillejos como en Alhucemas. Incluso este verano se paseó por la bahía de Ceuta, saludando desde el barco, según se pudo ver en un video colgado en las redes sociales.

Las mega infraestructuras en el norte empiezan a ser realidad una década después de que los planes se publicasen en el Boletín Oficial de Marruecos (BOM). Por eso el gobierno magrebí puso fin a la aduana comercial con Melilla por el paso de Beni Ensar el 1 de agosto de 2018, terminó con el comercio atípico por el paso de Barrio Chino con el cierre de las fronteras terrestres el 13 de marzo por la pandemia, y ahora quiere llegar más lejos apagando la comunicación aérea con la ciudad autónoma española.

El rey de Marruecos, Mohamed VI.

Tener todo dispuesto para no depender tampoco de Ceuta permitió a Marruecos terminar con el porteo en octubre de 2019 y con el paso de mercancías por la frontera de Tarajal en febrero de 2020.

De esta manera, sigue importando y exportando mercancías con aranceles que no recaudaba con el paso informal por Ceuta y Melilla. Mientras estas ciudades viven asfixiadas por la dependencia de mano de obra y de materia prima, como los áridos, el pescado o los productos agrícolas.

En la parte este, la joya de la corona es el aeropuerto internacional Monte Arruit, en la región de Nador a 30 kilómetros de Melilla, que espera a que el rey Mohamed VI corte la cinta para estrenar las reformas de ampliación. La perspectiva es que se convierta en el segundo con más vuelos de Marruecos, después de Casablanca, la capital económica.

Un tranvía, previsto para 2025, conectará el aeropuerto con el puerto de Beni Ensar, en la localidad fronteriza con Melilla, y pasará por Nador. Pero además, el país vecino pretende que el aeródromo sustituya al de Melilla a juzgar por los planos del tranvía, cuyo itinerario no termina en la frontera si no que entraría hasta la ciudad española.

El actual aeropuerto internacional Monte Arruit, en Nador (Marruecos).

La agencia Marchica Med incluye a Melilla en el segundo tramo de construcción, y el tranvía se adentra en su corazón, hasta la Plaza de España. Una iniciativa que el país magrebí encuadra dentro del tratado de buena vecindad o cosoberanía porque por allí quiere que se pasee el turismo internacional que albergará en los resorts de lujo de Nador. Entre ellos, el conocido y prestigioso hotel La Mamounia de Marrakech, que ya está también operativo en la región norteña.

El recorrido del tranvía, que circulará por el aire al estilo japonés a la altura del campo de golf Atalayón y el palacio real, une también varios polígonos industriales en construcción con empresas y fábricas que se acercan incluso a las localidades colindantes con la frontera argelina, donde preparan una zona franca para el día en que se reanuden las relaciones comerciales con Argelia.

Todo está estudiado para que Monte Arruit haga sombra al aeropuerto de Melilla con poco tráfico y situado junto a la frontera marroquí. Actualmente, al no existir convenio con Marruecos, los aviones deben realizar difíciles maniobras durante los despegues y aterrizajes para evitar adentrarse en el espacio aéreo del país vecino.

¿Exclusión aérea?

Aunque hasta el momento no ha sido un tema de preocupación, en el futuro Marruecos podría reclamar la zona de exclusión aérea, es decir, declarar un área en la que está restringido el vuelo de aeronaves por decisión del Estado ante situaciones extraordinarias, entre las que se contempla la militar.

Es el caso de esta base aérea de Monte Arruit, que acogerá hangares para los aviones F-16 de las fuerzas aéreas reales (FAR) marroquíes y drones militares, además de los helicópteros AH-64E Apache que espera le envíe Estados Unidos. También se instalará un centro de inteligencia militar con alguno de los nuevos cinco radares GroundMaster400, capaces de monitorear cualquier tipo de movimiento aéreo sobre los países circundantes, reforzando la vigilancia de objetivos hostiles de baja altitud.

En Marruecos todavía no se olvida el incidente durante la inauguración del centro de formación profesional para el sector de la pesca en Beni Ensar en 2008. A pesar de que el estado marroquí advirtió de la visita del rey Mohamed VI, un avión Hércules procedente de la península con destino a Melilla sobrevoló el convoy real. Entonces no se creó un problema diplomático como ocurrió en 2014 cuando el rey alauita fue interceptado en su yate por la Guardia Civil en El Estrecho. En aquel momento tuvo que intervenir el rey Felipe VI y Rabat convocó a consulta al embajador Alberto Navarro.

Por otro lado, Melilla está falta de terreno y su actual aeropuerto, creado en 1969, ocupa 45,4 hectáreas en una ciudad autónoma de 12,3 kilómetros cuadrados.

34.000 camas

Además del tranvía, la Agencia Marchica Med, encargada del desarrollo en la región, refleja en su web que la zona conocerá una infraestructura hotelera de 32.000 camas, la renovación de la red de carreteras y la creación de modos alternativos de transporte: hidroaviones y un teleférico.

De hecho, una de las grandes obras viales en el país llegará al puerto de Nador West Med, destinado a convertirse en un emporio energético de referencia en el país. A unos 30 kilómetros de Nador se desarrolla esta plataforma industrial-portuaria, un amplio centro logístico y comercial con una zona franca de 1.500 hectáreas y una gran terminal de almacenamiento de hidrocarburos y productos derivados.

Polígono industrial en la ciudad marroquí de Mador

Posee una situación estratégica, a 250 millas del Estrecho de Gibraltar y en frente de las principales rutas marítimas este-oeste de tráfico de contenedores y productos petroleros.

Así el puerto actual de Beni Ensar se transformará en varadero de barcos pesqueros y en parada de transatlánticos turísticos con resorts de lujo en la laguna de Marchica dividida en siete ciudades temáticas.

De esta manera, con la modificación del plan urbano del Gran Nador y el proyecto industrial de Marchica se unificarán todas las ciudades del norte de Marruecos en busca de crear un potencial económico y turístico al estilo de Casablanca, que pretende comerse a Ceuta y Melilla.

La nueva ruta de la seda

La región del oeste de Marruecos, colindante con la otra ciudad autónoma española, Ceuta, también se arma de infraestructuras que han terminado con la aduana comercial y el comercio atípico en la frontera terrestre para centralizar toda la mercancía en el puerto de Tánger Med.

A la economía ceutí le ha perjudicado este megapuerto que conecta a Marruecos con 77 países y 186 puertos. De tal manera que sitúa al país en la escena marítima internacional, escalando del puesto 83 al 17 en el ranking de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).

Cuenta con casi un millar de empresas en los sectores industriales, logísticos y de servicios que crearon más de 75.000 puestos de trabajo directos. Además, en cinco años, se contempla una ampliación para acompañar el crecimiento de las exportaciones industriales y agrícolas con 900 millones de euros de inversión.

En la localidad colindante con la frontera, Castillejos, se construye una zona franca de 90 hectáreas con naves que sustituirán a las del Tarajal, y el municipio de Rincón acogerá un gran centro comercial con varias marcas internacionales, entre ellas Ikea.

Proyecto Ciudad de Mohamed VI Tánger Tech.

Sin embargo, en estos momentos todos los ojos están puestos en la ‘Ciudad de Mohamed VI Tánger Tech’. La nueva obra faraónica del rey alauita que consiguió implicar económicamente a varios países tras su periplo en 2016 por China, Rusia, India y varios países de África.

“Una ciudad industrial, moderna, futurista y ecológica conectada a las nuevas tecnologías y símbolo de una África abierta al mundo entero”. Así la definió en un comunicado real. No se conoce el número exacto de personas que ya se han instalado en esta ciudad, pero se calcula que no menos de 15.000 residentes.

Este proyecto de 2.000 hectáreas alberga un emporio económico capaz de crear 100.000 empleos, entre ellos 90.000 puestos de trabajo que beneficiarán a los habitantes de la región de Tánger. La inversión total de las empresas en la zona alcanzará al cabo de diez años alrededor de 10 millones de euros.

La elección de Tánger para crear esta ciudad no es algo fortuito: “Se debe a su posición geográfica central que se encuentra a tan sólo 14 kilómetros de Europa y con una infraestructura distinguida: el puerto Tánger Med y las instalaciones asociadas”, destacó, durante la presentación del proyecto, Haite Li Biao, presidente del grupo chino encargado de su construcción.

Proyecto 'Ciudad de Mohamed VI Tánger Tech'.

Algunos ya hablan del renacimiento de la Ruta de la Seda que tendrá que pasar por esta nueva ciudad inteligente internacional, pero además la plataforma económica se dirigirá a los países africanos consolidando la visión de cooperación sur-sur que defiende Marruecos en los últimos años, dejando de mirar hacia Europa.

Estos proyectos socioeconómicos, junto a la producción de coches Renault y el turismo multiplicado durante los meses de verano, requieren un refuerzo de la capacidad de suministro de agua. Esta necesidad se solventará con tres nuevos grandes embalses que se edifican en la zona norte, entre ellos el de Beni Mansour que tendrá una capacidad de más de mil millón de metros cúbicos.

Marruecos lleva una década construyendo en los márgenes de las fronteras de España para rodear a las ciudades autónomas y así obligar a sentarse a negociar al Gobierno de Madrid. La siguiente cita presencial será el 17 de diciembre, que se celebra la XII Reunión de Alto Nivel (RAN) hispano marroquí en Rabat.

Mientras tanto, los faros de los puertos y las torres de control de los aeropuertos marroquíes defienden las provincias de Tánger y Nador, custodian a las españolas Ceuta y Melilla y controlan El Estrecho.

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