Eugenio Delgado, el autor confeso de la muerte de Manuela Chavero la madrugada del 5 de julio de 2016, sigue sin salirse ni un ápice del relato dado a los investigadores desde la noche del jueves pasado, cuando agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) lo detuvieron en torno a las 20.30 horas mientras se encontraba en un picadero a las afueras de su pueblo, Monesterio (Badajoz). El arrestado mantiene desde entonces que aquella noche pidió a la víctima que fuera a su casa para devolverle una cuna y que, una vez allí, se produjo una discusión en el pasillo de la vivienda, ella resbaló por accidente, se golpeó en la cabeza y murió.

Este martes, por cuarto día consecutivo, los investigadores han vuelto a trasladar a Eugenio Delgado, de 28 años, hasta su casa. La Guardia Civil sigue teniendo al acusado bajo arresto en sus calabozos pese a que el domingo pasó a disposición judicial y a las pocas horas el juez Pedro Macías Montes, del Juzgado de Instrucción número 1 de Zafra, le envió a prisión provisional sin fianza por la presunta comisión de los delitos de detención ilegal y homicidio. Los agentes argumentan que todavía no han concluido su investigación. 

Fuentes conocedoras del desarrollo de las pesquisas explican a EL ESPAÑOL que Eugenio Delgado le contó al juez que aquella madrugada le pidió a su vecina, la cual vivía a 25 metros de su casa, que se acercara a su vivienda para devolverle una cuna que le pertenecía. “Ven y te la devuelvo”, le habría dicho a Manuela Chavero. 

El acusado ha explicado durante todo este tiempo que, pese a que el encuentro se produjo en torno a las dos de la madrugada de un martes, éste fue fortuito. La cama de bebé se la habría prestado Manuela Chavero a Eugenio Delgado un par de años antes de la desaparición de la mujer por la visita de unos familares del ahora detenido, los cuales tenían un bebé.

La noche de su muerte, y siempre según la versión dada por el acusado, Manuela, al ver deteriorada la cuna, habría iniciado una discusión acalorada que acabó en accidente. 

Tras su detención, los investigadores sostienen que Eugenio siempre ha mantenido la misma versión con el fin de evitar una posible condena a prisión permanente revisable por la comisión de un delito de asesinato.

ADN

En varias ocasiones, el detenido ha preguntado a los agentes que lo custodian si es posible que su ADN, pasados cuatro años y dos meses de la muerte de la mujer, pueda conservarse en los restos óseos hallados en una finca de su propiedad a las afueras de Monesterio. Los huesos, a falta de confirmación oficial, pertenecerían a Manuela Chavero. 

Los restos óseos de la víctima aparecieron sin ropa, envueltos en una toalla y una sábana. Ese hecho avalaría una presunta agresión sexual, aunque la opción de que esta hipótesis quede acreditada mediante la autopsia es casi imposible ya que los forenses no han hallados tejidos blandos a causa del tiempo transcurrido. Al cadáver le faltaba la vértebra C1, que une la columna con el cráneo.

Eugenio Delgado explicó al juez que se deshizo de la ropa de la mujer y que decidió enterrar el cadáver porque se puso muy nervioso. Tras deshacerse del cuerpo, según sus propias palabras, volvió a su casa, donde estuvo limpiando con lejía el pasillo del inmueble, zona en la que circunscribe los hechos.

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