Hay vuelos con Ryanair que se vuelven una odisea. 200 pasajeros, la mayoría españoles, que volvían a Madrid desde Varsovia (Polonia) en el vuelo FR 1063 se vieron afectados por varios retrasos de la aerolínea irlandesa para finalmente cancelar el vuelo y viajar al día siguiente. Además, las soluciones y la información que ofrecía la compañía a los afectados era insuficiente. "Lo que peor me sentó fue la dejadez de la aerolínea y la escasa información", cuenta Pedro del Río a EL ESPAÑOL. Este viajero afectado por la situación reconstruye para este medio el tormentoso viaje que ha tenido junto con el resto de pasajeros. 

Es domingo, los pasajeros acceden al avión en el aeropuerto de Modlin (Varsovia) para volver a casa, cuando de repente se detiene el embarque. Nadie sabe qué pasa. Sólo observan que muchos viajeros esperaban en la pista del aeropuerto, al pie del avión de Ryanair, congelándose en la fría mañana polaca. Eran las 11.00 y el termómetro marcaba dos grados bajo cero. Otros pasajeros tienen más suerte, ya que esperan en la terminal, resguardados del frío. La compañía devuelve a los viajeros a las instalaciones del aeropuerto para que no esperen más al intemperie, pero no les explican nada.

El vuelo, a priori, salía a las 12:00. Pero fue una hora después cuando Ryanair informa a los usuarios que la aeronave presenta problemas técnicos y deben esperar su arreglo. O incluso la llegada de un nuevo avión para que los transportase, según el cineasta Pedro del Río. Este retraso duraría seis horas, en principio. Por ello, la aerolínea irlandesa facilita a cada persona un tique para que los afectados coman. Llegaría la nueva sorpresa: el vale sólo cubre cuatro euros del valor de la comida, lo que en la única cafetería del aeropuerto Modlin que aceptaba este medio de pago representaba "medio bocata y una botella de agua".

"Veíamos que el señor del bar cogía los bocadillos del mostrador y los cortaba por la mitad para dárnoslos", cuenta Pedro aún alucinando por la situación. De hecho, el acompañante de Pedro del Río es celiaco y con ese vale "no podían comprar comida sin gluten. Tampoco valía para comprarse algo más caro poniendo la diferencia", añade Pedro. "Mi compañero, de no ser por unos mini fuets sin gluten que logró comprar, junto con pan para celiacos que tenía hubiese estado varias horas sin comer". Pedro y su colega se acercan al mostrador de Ryanair para reclamar esto: "No podemos hacer nada", les contestaron.

A las 18:00, Ryanair sorprende nuevamente a los usuarios y anuncia un nuevo retraso. Esta vez sólo de dos horas. La aerolínea, en consecuencia, dio a los pasajeros una bolsa con una botella de agua, una manzana y un bollo. Aún no saben la causa del nuevo incidente.

La "actitud chulesca" de Ryanair

Y por fin Ryanair se digna a dar explicaciones a los usuarios, pese a las recurrentes preguntas de estos durante toda la jornada ."El mánager llegó con una actitud muy chulesca. Le preguntábamos en inglés y nos respondía en polaco, nos tenían que traducir sus frases los pasajeros polacos. No respondió a ninguna pregunta, se limitó a decirnos que estaban reparando el avión y que teníamos que esperar, que si salíamos de la terminal, perdíamos el vuelo y el derecho a reclamar nada", cuenta Laura Márquez, otra pasajera afectada, a El Confidencial. Es más, "Uno de los pasajeros incluso se encaró con él y hubo empujones, si no los separamos, se lían a puñetazos", continúa.

Imagen del interior del vuelo de Ryanair FR 1063.

Eran ya las 21:00. Pero tan sólo 30 minutos después llega la tercera sorpresa: los afectados tienen que volver a desembarcar tras haber estado 15 minutos en el avión, ya sentados y preparados para despegar. El piloto sale de la cabina a dar explicaciones. En inglés, dice a los afectados que "se negaba a despegar porque el cuadro de mandos de la cabina tenía problemas". Ya no pueden viajar ese día. Ryanair facilita entonces un bus para trasladar a todos los afectados a un hotel.

Pero ni con eso fueron serios. “Nos han tenido de arriba abajo por el aeropuerto. Nos han sacado a la calle sin organizar los buses. Gente que no cabía, estamos en Varsovia a 0 grados. Es acojonante.”, se queja Pedro en Twitter. "Se notaba bastante que no tenían ningún tipo de protocolo de actuación para esta situaciones", explica este viajero a este periódico.

Los afectados ni siquiera descansan

El esperpento continúa. En el hotel contratado por Ryanair el check in es muy lento. "Sólo había un recepcionista para acreditar a los 200 pasajeros. El hotel no había prevista aquella situación, ya que la aerolínea ni les había avisado". Pedro, no obstante, es de los afectados más “afortunados”, ya que puede entrar a la 1:30 de la madrugada a su habitación. Otros no tienen tanta suerte y se quedan hasta las 3 en recepción.

Horas después, sin apenas descansar, el bus recoge del hotel a los viajeros, que ya agotados y contrariados, se presentan escépticos en el aeropuerto. No saben si creer que podrán viajar. O no. O sí. Quién sabe. De hecho, antes de salir del hotel, Pedro, Laura y los demás pasajeros reciben un sms en el que Ryanair les dice que el avión a Madrid sufre un nuevo retraso.

Lo que no se retrasa es el check out del hotel: a primera hora. “Han enviado un sms diciendo que el avión se retrasaba de nuevo a las 11:30 am, pero no nos han retrasado la salida del hotel. Los que con suerte han llegado a dormir lo han hecho dos horas, para volver a esperar en el aeropuerto”, comenta Pedro. "Los niños parecían cadáveres", describe el afectado al ver a los menores agotados.

Antes de las seis de la madrugada, el colectivo de afectado llega al aeropuerto polaco. Esperan otras cinco horas para poder volar. Y esta vez lo consiguen. Aterrizan en Madrid ayer a las 15:30, más de 24 horas después del primer despegue. Ahora, varios viajeros emprenderán medidas legales contra Ryanair. En el caso de Pedro, "reclamará a la compañía algún tipo de indemnización porque fueron 24 horas en las que sentimos dejadez e impotencia".

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