La ola de incendios que atraviesa Galicia deja una estampa desoladora de montes y pueblos enteros reducidos a cenizas. La provincia de Ourense ha sido la más castigada por esta situación, siendo el incendio de Larouco el mayor de la historia en la comunidad.
Por increíble que parezca, lo cierto es que muchos de estos incendios han sido provocados, algo difícil de entender. Ante este panorama, nos hemos puesto en contacto con la psicóloga Claudia Pradas, con clínica en A Coruña, para conocer de la mano de una profesional cómo es el perfil psicológico de un pirómano.
"La mayoría tiene una dificultad para controlar el impulso"
Galicia arde, y tras cada chispa se puede esconder mucho más que un acto criminal. La reciente ola incendiaria que sacude a Galicia ha dejado en evidencia la falta de medios y equipos necesarios, así como la mala respuesta por parte de las administraciones.
No obstante, sabiendo que algunos han sido provocados, se ha abierto el debate sobre cómo son los perfiles psicológicos de quienes prenden la primera chispa. Para profundizar en ello, la psicóloga Claudia Pradas nos ofrece claves para entender, aunque sea un poco, lo que hay detrás.
"Lo primero de todo, la piromanía sería un rasgo y cada persona es un mundo", señala Pradas. "Cada persona puede tener sus motivadores o su falta de motivador para el cuidado del entorno. Lo que sí que les caracteriza es una falta de planificación o de visión de las consecuencias a largo plazo".
Lejos de lo que muchos imaginan, la mayoría de personas que prenden fuego por impulso no buscan hacer daño, sino que "la mayoría tiene una dificultad para controlar el impulso", explica. "No buscan hacer daño grande, sino que simplemente no evitan el impulso de realizar ese acto, en este caso ejecutar un incendio. Muchos han sido analizados con el trastorno de control de impulsos".
Este trastorno, según comenta Claudia Pradas, no implica necesariamente un conflicto interno: "Precisamente es la falta de conflicto interno. No hace falta llegar a la piromanía, como seres humanos a veces tomamos decisiones sin reflexionar porque estamos buscando el placer inmediato o esa recompensa inmediata y no analizamos las consecuencias a largo plazo".
Un incendio forestal
En el caso de la piromanía, ese estímulo es el fuego como una forma de rebeldía, de confrontación o incluso de curiosidad. Además, conviene tener en cuenta que no todos los pirómanos tienen este trastorno que comenta la psicóloga, sino que algunos lo hacen con fines económicos, así como ser ocasionados por negligencias o de forma accidental.
Recalca que cada persona actúa de diferente forma, "alguien puede tener una experiencia traumática que le lleve a gestionarse a través de la piromanía, a alguien simplemente le gusta ver el caos, y otra persona quería hacer algo y no era consciente de las consecuencias que podía tener".
En cuanto al modus operandi, la psicóloga comenta que no suele haber una estrategia compleja: "Muchas veces es en el mismo momento, no se suele planificar como tal, es 'voy a hacer esto, porque quiero hacer esto'", explica. "Quiero buscar esa recompensa, ese momento de dopamina o ese momento de experiencia".
Pradas hace una vinculación con otro rasgo de la personalidad que sería el sensation seeking -búsqueda de sensaciones-. "Es muy común en personas adolescentes, porque no tienen desarrollada la capacidad de ver las consecuencias a largo plazo. Se puede mantener en la adultez y hace que como seres humanos nos arriesguemos más o vayamos más al límite".
Este impulso, lejos de surgir del dolor o malestar, muchas veces está ligado a la curiosidad o a la búsqueda de una experiencia extrema. "No buscan la regulación emocional, buscan la presencia de bienestar o el refuerzo. No es 'estoy mal y quiero hacer esto'. Es 'a ver qué pasa si...' Una parte de curiosidad, de exploración, pero a través de un impulso totalmente destructor".
"El trastorno del control de impulsos tiene tratamiento"
¿Tiene tratamiento? Según nos comenta Claudia Pradas, sí, lo tiene, y con buen pronóstico si se aborda correctamente. Incide en que este no solo se da en la piromanía, sino también en "el consumo de sustancias, en las relaciones interpersonales, en los gastos económicos..."
"Nuestra responsabilidad como terapeutas es que esos pacientes aprendan a sostener el impulso. No podemos controlar que aparezca, pero sí podemos ayudar a sostener el impulso hasta que vaya bajando su intensidad".
Además, la psicóloga insiste en no cargar todo el peso del desastre sobre el ejecutor individual: "La persona que hace el fuego es la chispa, pero todas las consecuencias devastadoras que ha habido es por la falta de recursos, que se han convertido en algo más que evidente".
"Sí que hay un perfil muy claro de piromanía sobre la impulsividad y la búsqueda de sensaciones y refuerzo, pero todo este fenómeno, todo esta desgracia que está ocurriendo ahora, es muchísimo más compleja", finaliza la psicóloga Claudia Pradas.
