Este jueves Carmen Pita cumple 70 años. Y este jueves será su último día como médica de Urgencias en el CHUAC de A Coruña. Después de 45 años, "y siete meses" de servicio, hoy colgará su bata despidiéndose de una profesión que para ella es vocación y que centra en el trato con las personas: "El paciente es lo primero. Esa es la esencia de un médico".
Su retirada es, en cierto sentido, forzosa. "Me voy tristísima, yo por mí seguiría", comenta, mientras explica que ya había pedido cinco prórrogas de su jubilación pero que ha alcanzado la edad máxima permitida para ejercer en el Sergas. "Algo buscaré", añade.
Mayor de ocho hermanos e hija y nieta de médicos, Carmen tuvo clara su vocación desde los 7 años. "Mi madre era maestra y quería que yo lo fuera. De aquella no era muy estiloso para una mujer ser médica, pero mi padre y mi abuelo tenían una consulta en casa, en Fene, y siempre viví eso", cuenta.
Años después cursaría los estudios de Medicina para comenzar la residencia en el año 1980. Entonces no se veía en Urgencias —"me agobiaba muchísimo", recuerda— pero una experiencia en atención primaria le hizo cambiar de parecer. Desde ahí esta médica ejerció como adjunta en Urgencias con un periodo como jefa de la unidad.
El paciente en el centro
Si tuviera que quedarse con algo de sus años ejerciendo, Carmen se quedaría con "la relación con el paciente".
Para esta médica los pacientes son su "prioridad absoluta". Esto adquiere una relevancia especial en Urgencias. "Aquí se vive la medicina de otra forma. La gente llega nerviosa y angustiada. Es distinto, pero para mí es maravilloso porque puedes ayudarles. Con una palabra, con una sonrisa o con una caricia, les puedes quitar esa angustia", explica.
En Urgencias se vive la medicina de otra forma
Por eso, entiende que la gente acuda a este servicio incluso cuando no es necesario. "Si una persona tiene fiebre y no puede ir a un médico de atención primaria porque le da cita para dentro de unos días, entiendo que venga a Urgencias. Hay que verlo desde el punto de vista del paciente o del familiar. Es cierto que estamos sobrecargados, pero estamos para atender"
La saturación proviene, precisamente, de las listas de espera y los problemas se arrastran en la atención sanitaria hasta llegar a Urgencias. "Mucha de la demanda no es urgente, es consecuencia del mal funcionamiento por poco personal", señala.
Entre los profesionales, Carmen es capaz de ver esa pasión entre quienes entran ahora en las residencias. "Con las medias que se exigen habrá quienes estudien mucho o sean muy listos, pero desde luego la vocación no se aprende en la universidad. Eso se nota enseguida", explica de sus años como tutora.
La vocación no se aprende en la universidad
En un contexto en el que la creación de un grado de Medicina en A Coruña está a debate, esta médica tiene una opinión clara: "Galicia tiene que tener más facultades de Medicina. Creo que es necesaria. Para la población que tiene Galicia, que haya una sola facultad no me parece razonable".
En el mismo sentido reclama plazas para la especialidad de Urgencias, algo que considera "inexplicable" que no haya existido hasta el próximo curso y que arrancará con 86 puestos en toda España.
Más de cuatro décadas de experiencias
Carmen es, además, capaz de sacar el lado positivo hasta de los momentos más complicados. A lo largo de sus más de cuatro décadas trabajando en Urgencias ha pasado por épocas de todo tipo. Desde los problemas con la drogadicción en los 80 y 90, cuando "no había seguridad y nos amenazaban y nos tiraban las agujas como si fueran banderillas" hasta la pandemia de COVID.
Sobre esta última, pese a lo terrible que fue, la médica resalta de ese momento el lado humano. "Pudimos estar con pacientes que estaban sin sus seres queridos, acompañándolos. La gente lo pasó muy mal pero se ció mucha unión y colaboración".
En 45 años han cambiado muchas cosas. "Los jóvenes nos dicen que aquello parecía la Edad de Piedra y bueno, en realidad casi era así", bromea.
Aunque antes "se historiaba mucho mejor a los pacientes porque era fundamental", ahora los médicos tienen a su disposición más recursos que entonces con posibilidad de realizar más pruebas y un servicio informatizado. "Es maravilloso y un avance estupendo, pero eso a veces también conlleva que al paciente se le dedique menos atención personal. La relación tiene que ser humana y cercana", puntualiza.
"Estoy contenta de haber llegado hasta aquí y haber podido disfrutar de toda una vida haciendo lo que me gustaba. Y aun encima me pagaban por ello", comenta.
Como consejo a actuales y futuros profesionales, Carmen repite su mantra: "Al paciente hay que atenderlo con todo el respeto. Ante todo es una persona que normalmente llega angustiada, llega preocupada y el trato es fundamental. Con muy poco están agradecidos y tranquilos. Les aconsejo que sean humanos y que miren a los ojos a los pacientes".