Los conciertos de verano vuelven a tomar las calles de Ferrol, esta vez envueltos en una polémica por la nueva ordenanza municipal sobre ruidos. Aunque aún no ha entrado en vigor, la normativa ha provocado un intenso debate entre músicos, hosteleros, vecinos y formaciones políticas como Ferrol en Común y el BNG.
La programación musical se extiende por nueve zonas de la ciudad: calle Magdalena, Real, Dolores, Galiano, San Francisco, O Inferniño, Villa Soledad, Fronte da Greza (Caranza) y Esteiro. Las actuaciones están permitidas entre la una del mediodía y las diez de la noche, con una duración máxima de tres horas y una actuación semanal por zona.
Estas condiciones forman parte del convenio firmado entre el Concello de Ferrol y la Asociación de Hostelería, con el objetivo de compatibilizar la actividad cultural con el descanso vecinal.
El acuerdo está vigente entre el 1 de julio y el 15 de septiembre, en respuesta a las quejas recibidas en anteriores ediciones por el impacto acústico de los conciertos en diferentes barrios, especialmente en la calle Magdalena: epicentro del ocio nocturno en la ciudad.
En contra de la ordenanza municipal ha surgido una plataforma, La música no es ruido, impulsada por los músicos de la comarca con Tony Torres, del grupo Malditos Pendejos, al frente. Una iniciativa que va más allá de denunciar la falta de participación del colectivo de artistas en la normativa, sino también de reivindicar unas condiciones dignas para ejercer la profesión en la ciudad.
"El Ayuntamiento dice cómo se deben de hacer las cosas, pero lo tienes que organizar tú, y los hosteleros están atados de pies y manos", asegura Tony Torres, que añade: "para hacer bien un concierto se requieren camerinos, extintores, salidas de emergencia... Y todo eso vale mucho dinero, el hostelero no puede hacerse cargo de todo y el ayuntamiento no ayuda", denuncia. "Nos dejan hacer un trabajo indigno".
"Además, no se ha contado con los músicos para nada. Hay un organizador: el ayuntamiento, un pagador: el hostelero, y un número neutro que no pinta nada: los artistas", explica Torres, quien admite que tocar en la calle es más un servicio para la ciudad que un escaparate para ellos, ante las escasas condiciones con las que se cuenta para poder ejercer la profesión a pie de calle.
No se aplicará este verano
La nueva ordenanza municipal de ruidos cerró el pasado viernes su fase de exposición pública, pero no podrá entrar en vigor de momento debido a las alegaciones presentadas. El Ayuntamiento ha recibido aportaciones de cinco colectivos: Ferrol en Común, el BNG, la asociación vecinal de la Magdalena, el sector hostelero y un particular.
"Ahora vamos a estudiar las alegaciones, hablaremos con los colectivos y esperamos llegar a un consenso para tomar una decisión", explica el concejal de Medio Ambiente, Servicios, Zona Rural y Obras, José Tomé. El edil reconoce que la nueva normativa no estará lista para aplicarse este verano, por lo que las actividades estivales se regirán, como en años anteriores, sin una ordenanza específica.
"Se trata de convivir: la música, los vecinos y todos"
El texto, que va más allá de la regulación de la música, contempla también medidas sobre contaminación acústica derivada de obras en la vía pública o el tráfico de vehículos, entre otros aspectos. En cuanto a los conciertos, Tomé entiende la preocupación del colectivo artístico, pero insiste en que “no vamos a paralizar la ciudad por la ordenanza".
"Cuando haya eventos, la normativa se suspenderá cautelarmente durante las horas que dure el concierto", señala, y añade: "Se trata de convivir: la música, los vecinos y todos".
El concejal considera que la ciudadanía puede estar tranquila: "Es de las normativas más suaves de Galicia", asegura. Respecto a los límites de decibelios, no se prevén grandes cambios, ya que se ajustan a la legislación estatal. Serán los técnicos y la Policía Municipal quienes supervisen su cumplimiento, no el sector hostelero.
"No teníamos ninguna ordenanza y lo que queremos es, entre todos, poner orden", concluye Tomé, que añade: "Que haya diversión, pero también descanso. Que haya un reglamento para poder convivir y disfrutar de la música y los eventos".
Las reivindicaciones de los músicos
Mientras tanto, los artistas van más allá y denuncian a través de La música no es ruido que los teatros públicos de la ciudad sean inaccesibles para muchos artistas locales por no cubrir el público suficiente. "¿Acaso no tienen derecho 50 personas a disfrutar de un auditorio pagado con sus impuestos e ir a ver a sus familiares y amigos?", reflexiona Torres, que añade: "¿No tiene derecho un artista de presentar su disco en unas condiciones dignas?".
"Es duro verte tan despreciado en tu ciudad, y si el gobierno no se ocupa del arte, artistas como Andrés Suárez o Miguel Lamas nunca podrán salir", expresa el músico de Malditos Pendejos, haciendo referencia a ambos artistas originarios de Ferrolterra.
"Mi lucha no es por tocar en verano, sino por derribar barreras culturales en mi ciudad. Mientras eso no suceda, seguiremos teniendo los debates del verano año tras año, es un problema estructural"
El colectivo reivindica que la cultura no es solamente cosa de tres meses de verano con conciertos a pie de calle, a lo que los músicos denominan una "exposición cultural", no un "avance cultural", que es lo que realmente buscan con la iniciativa.
Su objetivo es abrir un debate real sobre el modelo cultural de Ferrol, un llamado a la apertura de un centro de arte para los jóvenes, en los que se eduque a pintores, escritores, músicos...un llamado a fomentar la cultura. "Eso sería una ciudad en la que todos deberíamos convivir y en la que todos nos entenderíamos siendo músicos, siendo hosteleros y siendo concejal", sentencia Tony Torres.
"Mi lucha no es por tocar en verano, sino por derribar barreras culturales en mi ciudad. Mientras eso no suceda, seguiremos teniendo los debates del verano año tras año, es un problema estructural". La solución inmediata, según Torres, es el entendimiento entre hostelería, artistas y vecinos, para que- tras llegar a un acuerdo- el Ayuntamiento lo haga funcionar.
"No va a haber ningún avance hasta que todos nos escuchemos", concluye Torres.