La Marina, con el frente de sus galerías y soportales, es sin duda una de las postales turísticas de A Coruña. En verano y en los días soleados los peatones pasean por la zona de un lado a otro y no es fácil encontrar mesa libre en la calle.
La hostelería tiene mucho peso en la Marina, pero no todo es tan luminoso en el sector como puede hacer pensar la alta ocupación de las terrazas en algunas épocas del año o con la presencia de cruceristas. Los profesionales advierten otros hábitos y tendencias, y también alertan de valores inmobiliarios que dificultan la continuidad de su actividad.
Por un lado, el llamado tardeo (la costumbre social de tomar tapas o copas por la tarde) está ganando clientela al ocio nocturno. Este cambio se aprecia sobre todo en días en los que la agradable climatología acompaña, pero cuando no lo hace la hostelería de la Marina "sufre" como en otras zonas de la ciudad.
Por otra parte, las elevadas rentas que los propietarios de bajos piden por su alquiler impiden o cortan el desarrollo de proyectos hosteleros. Desde el Teatro Colón hasta Puerta Real (abarcando parte de la avenida de la Marina y de Montoto) hay cuatro establecimientos de hostelería sin uso o en obras.
Terrazas ocupadas en una zona de la Marina.
El último en cerrar fue Pier, la semana pasada, seis años después de su apertura. El alquiler que se pide ahora es de 7.500 euros mensuales. Al lado, lo que antes fue Kamado y A Bica vale 5.500.
"Por ese dinero no los va a coger nadie. Es una barbaridad", asegura Antón Sáez, dueño de Le Tavernier y presidente del colectivo de hosteleros de la Marina. "En temporada alta resuelves, en el resto del año mantener eso a ese precio cuesta mucho trabajo", añade Alberto Boquete, copropietario de La Mansión 1783.
La noche, las terrazas, la meteorología, la peatonalización
Hay, de momento, otros dos bajos de hostelería cerrados en la Marina, uno de ellos con entrada desde la plaza de María Pita, el antiguo Noray, que lleva muchos meses en obras; los abiertos son más de una veintena, incluidas heladerías y algún local que solo abre de noche hasta la madrugada.
Sáez cree que "la noche funciona" en la zona, con el matiz de que algunos negocios "abren solo 8 o 10 horas a la semana los fines de semana" y de que el clima condiciona mucho tanto a los especializados en ocio nocturno como al resto de locales hosteleros.
Locales de hostelería bajo las galerías típicas de la Marina de A Coruña.
"Con buen tiempo todo es estupendo, pero si llueve puedes cerrar tu local y nadie se entera. Las terrazas están vacías y los locales de comida tienen menos gente", cuenta Sáez, que opina además que la peatonalización de la Marina y el tráfico restringido "han desanimado a bajar hasta la zona" a la población más alejada del centro urbano.
Boquete coincide en considerar la Marina como "zona estacional" donde "dos gotas de lluvia estropean el día" y en la que últimamente "funciona muy bien el tardeo". Se pregunta si será acertado retirar, como anunció el Concello, las terrazas cubiertas de María Pita que protegen mejor a los clientes de la lluvia y el viento.
En la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de A Coruña, su presidente, Héctor Cañete, atribuye los cambios de consumo que experimentan algunas zonas de la ciudad, como la Marina, a la situación económica y a la capacidad adquisitiva de las familias, que provoca, en su opinión, que "hoy en día se reduzcan las cenas o comidas fuera de casa" o se limite el tiempo dedicado al ocio que tiene que ver con la hostelería.
El espacio de las terrazas
La Marina, por su especificidad y al estar afectada por el Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) de la Ciudad Vieja, será una de las zonas de la ciudad cuya actividad hostelera estará recogida en la nueva ordenanza de terrazas que redacta el Gobierno municipal.
Uno de los aspectos que incluirá la norma será el espacio dedicado a la instalación de mesas y sillas delante de los negocios hosteleros. El pasado verano el Concello obligó a algunos locales de la zona a reducir la superficie que habían ocupado algunas terrazas en la Marina porque excedían la que tienen permitida en la zona y limitaban el paso de los peatones junto a la plataforma reservada para la circulación de vehículos.
