¿Dónde quedamos? En el Culuca. Esta pregunta-respuesta ha ido ganando protagonismo en las conversaciones entre amigos para establecer un punto de encuentro donde comer, cenar, o simplemente disfrutar de una velada.
El restaurante Culuca toma su nombre de la abuela de su responsable, Chisco Jiménez, que vivía justo encima del local donde ahora desarrolla su actividad comercial, en el tercer piso. Culuca tenía una mano especial para la cocina, según recuerda su nieto. De ella conservan un libro de recetas, aunque no son las del local.
Tras quince años de trayectoria, la carta ya tiene algunos elementos que son transversales. "Aunque según la temporada va variando, sí que hay productos atemporales e inamovibles. Son un poco el buque insignia del local, que sin quererlo, se han hecho un nombre en la ciudad. Los callos y las ensaladillas se consumen mucho", explica Chisco en conversación con Quincemil.
De hecho, este fenómeno fan por ellos ha obligado a cocinarlos en un obrador externo que, incluso, vende a superficies comerciales y otros restaurantes. Unos callos que incluso pueden encargarse para recoger en el propio local, ya que no dispone de servicio a domicilio. Las ensaladillas, por ejemplo, son otras de las propuestas que tienen una gran legión de seguidores.
El producto, como no podía ser de otra manera, es de una excelente calidad, parte del entorno y otra parte importado.
Los pescados, en sus múltiples variedades, protagonizan ahora la mayoría de peticiones. Ahora por temporada, disponen de chipirones encebollados, choquitos pequeños en su tinta, lubinas, salmonete, bonito, ventresca y merluza.
Una bodega de referencia
Todas las comidas pueden acompañarse de un buen vino, con un gran número de referencias en una bodega donde cada decisión está tomada con un análisis previo, donde nada queda a la casualidad. Dario, el sumiller, es el encargado de esta elección.
El vino es otra de las acciones comerciales que desarrollan, dado que hay venta a cliente para llevar a su casa, a precio ajustado, de tienda y no de restaurante.
El perfil de cliente es variado, ya que hay gente que apuesta por el menú del día y otra, por visitar el restaurante en ocasiones especiales.
Todo ello en tres ambientes diferentes, sin contar la terraza. Un primer comedor más accesible, un segundo un poco más privado y, para esas celebraciones pequeñas, un reservado con capacidad para una decena de comensales.
Y para quien quiere disfrutar del Culuca en su evento, también disponen de este servicio.
