La plaza de Monforte en A Coruña siempre tuvo mucha vida. De ello se hicieron cargo el Chaflán y la Cafetería Linde, dos clásicos de Os Mallos que lograron que su barrio viviera los mejores San Juanes o celebraciones del Dépor que se pueden pedir.
De esquina a esquina, uno enfrente del otro, crearon la necesidad de hacer la calle Mariscal Pardo de Cela peatonal: pasaba más gente que coches.
Cuando los propietarios de Linde se jubilaron, después de más de 45 años de historia, dejaron un vacío enorme en el barrio. Pero eso solo fue hasta que Joel e Ismael llegaron para darle el toque caribeño que le faltaba a aquella esquina de la Travesía Monforte.
Joel, dominicano de 35 años, e Ismael, cubano de 30, con más de dos décadas en la ciudad, se sienten más de aquí que de allí. "Nos sentimos muy arraigados", cuentan. Después de pasar por la Mundiña, su amistad e ilusión por crear algo propio los animó a abrir su negocio.
Primero lo hicieron en la calle de la Franja, en pleno centro de la ciudad. Pero los inicios no siempre son fáciles. "Quizás porque no era el momento, preferimos crear algo más alejado del centro, en el barrio", cuenta Joel. Abrieron Miña Nai a los tres años de Dos Raíces, un 20 de octubre de 2023. Al ver que les iba bien, decidieron quedarse con el local de Os Mallos.
Miña Nai by Dos Raices
Ahora, el de la Travesía Monforte tiene lo mejor de ambos mundos: Miña Nai by Dos Raíces conservó el nombre anterior "para que la clientela que habíamos dejado en el otro lado nos relacionara". Y funcionó.
A pesar de tener un estilo más desenfadado, más de barrio, su toque caribeño que combina lo mejor de la comida tradicional gallega con lo de su tierra atrae a muchos a probar nuevas propuestas. Ejemplo de ello es el conocido tartar de atún acompañado con patacones, así como los calamares con ensalada de patata.
Pero además, los dueños de la Linde no podían permitir que la tortilla se perdiera. En cuanto se enteraron de que su querida cafetería tenía nuevos propietarios, se encargaron de que no faltara uno de los grandes motivos por los que la gente adoraba el bar. "La cocinera, Gloria, me enseñó a hacer la tortilla de patatas como la hacía ella", cuenta Joel.
Ahora, Miña Nai by Dos Raíces continúa ganándose el cariño del barrio, pero también el de los trabajadores y funcionarios que llegan cada día desde los juzgados. Desayuno, comida y cena: lo tienen todo. Además, con cada consumición te ponen un pincho. Esto es sentirse en el barrio y no otra cosa.
