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En plena pandemia, cuando los bares cerraban y la incertidumbre lo llenaba todo, Carlos decidió hacer justo lo contrario: coger un local. 

O Faiado ya era conocido en A Coruña hace 20 años atrás. Ubicado en el barrio de Os Mallos, en la avenida Ferrocarril, era de los pocos locales con música en directo en la ciudad.

Carlos era cliente habitual de la taberna y, cuando el dueño le ofreció la oportunidad del traspaso, no lo dudó ni un segundo.

Este conocía de sobra el sector, pero además, también entendía de música. "Mis padres tenían una bodega en A Coruña, durante más de 25 años. Yo empecé allí, echando una mano con 14 o 15 años. Luego tuve un bar de copas, soy camarero, soy DJ… siempre estuve metido en esto", cuenta.

El anterior dueño de O Faiado llevaba el mismo concepto, pero con un público algo más mayor. "Con el cambio de etapa, rejuvenecimos un poco el ambiente, sin perder la esencia", cuenta el dueño. Y vaya si lo lograron.

Música que une generaciones

Lo que diferencia a O Faiado de otros locales con música en directo es, precisamente, el ambiente. "Aunque hay muchos bares con música, la atmósfera que se crea aquí es especial. Es una taberna de madera, pequeña, muy familiar. No hace falta conocer a nadie para acabar bailando con la mesa de al lado", explica.

El repertorio de canciones que suena en directo no tiene edad: desde temas clásicos que conocen los de 70, hasta hits atemporales que corean los de 20.

"Los chavales saben a lo que vienen. Aunque no sea su generación, conocen esas canciones. Vienen por la música, por el rollo del local. Aquí no es que te encuentres música por sorpresa, aquí vienes por la música", cuenta.

Todo para compartir

Aunque la música es el alma del local, la comida y la bebida también acompañan. "No somos un restaurante, pero al abrir de noche sí que tienes que ofrecer algo. Preferimos tener pocas cosas, pero buenas. Croquetas, tortilla, raciones clásicas… lo de siempre, pero bien hecho".

La carta, como el espíritu del local, está pensada para compartir: jarras de cerveza, botellas de vino, sangría, platos al centro… "Todo el mundo comparte. Con los grupos grandes es lo más cómodo, y para nosotros también".

En O Faiado, casi todo el que entra repite. "El 80 o 90% de la gente es habitual. Solo hay algún despistado que no conocía el sitio, pero después de la primera siempre vuelve", explica.