Hay lugares de Galicia que recuerdan a otros países por su belleza, pero también por todo lo que esconden en su historia y sus costumbres. Este es el caso de Caión (A Coruña), una parroquia de A Laracha que se levanta sobre una pequeña península con casas dispuestas de manera un tanto caótica, pero que ofrecen una estampa de lo más increíble.
Caión es el puerto de entrada a la fantástica Costa da Morte y es la única salida al mar que tiene A Laracha. Esta pequeña villa costera tiene el honor de ser el puerto ballenero más importante de Galicia y un rincón con encanto especial en el que todos sus habitantes se conocen debido a su reducido tamaño.
Los atardeceres desde las playas de Caión
Atardecer en Caión
En el inicio (o el fin) de Costa da Morte, en la tranquilidad de la costa de A Laracha, comarca de Bergantiños, se encuentra Caión, una villa marinera que parece sacada de un cuento y que puede recordar a alguna de las islas más famosas del país italiano.
Este rincón gallego en el que el Atlántico es el mayor protagonista dispone de algunas de las playas más encantadoras y menos masificadas del litoral. La playa de Caión, con su arena fina y aguas cristalinas, es un refugio perfecto para quienes quieren tranquilidad, incluso en los días más calurosos del verano.
Uno de los principales atractivos de Caión aparece cuando el sol empieza a caer. Uno de los paseos más recomendables es el que parte del Campo da Ínsua y recorre unos dos kilómetros hasta la playa de As Salseiras. Un trayecto sencillo, pero mágico, especialmente al atardecer, cuando la puesta de sol te regala una imagen maravillosa.
Ese momento en el que el cielo se tiñe de colores rojizos y naranjas y el sol se esconde tras el mar es una postal digna de enmarcar que nos regala Caión desde sus playas y otros rincones del pueblo, dejando como telón de fondo la silueta de las islas Sisargas y Malpica.
Un pueblo con encanto y mucha historia
Entorno natural repleto de belleza en Caión
Esta pintoresca villa costera tiene una historia profundamente ligada al mar. En el siglo XVI marineros vascos llegaron al lugar para cazar ballenas, convirtiéndose en la principal actividad económica hasta finales del XVII, cuando se avistó el último ejemplar de ballena franca.
Los balleneros utilizaban técnicas tradicionales y pequeñas embarcaciones, y de la ballena se obtenía carne, aceite y sustento para muchas familias. No obstante, la sobreexplotación y el cambio en la forma de pensar de muchos conllevó el fin de esta práctica.
A partir de aquí Caión optó por dedicarse a la pesca de otras especies y a la industria del salazón, especialmente de sardinas y boquerones, aunque esto también tuvo un tiempo de vida limitado.
En la actualidad Caión sigue siendo una pequeña península que mira al mar, con una flota pesquera activa que abastece los restaurantes del paseo marítimo con pescado fresco. Si bien es cierto que su pasado ballenero sigue presente en su escudo, donde una cola de ballena asoma sobre una torre.