El Deportivo, ese equipo que mueve a miles de personas en cada uno de sus partidos. No solo en Riazor, allá donde va siempre está acompañado de cientos de aficionados que le arropan, le animan y que lo viven como si estuvieran en el campo. Otros sufren desde casa, en su sofá frente a la televisión, pero siempre con el orgullo de ser deportivista.
Uno de ellos tiene su propia cuenta de TikTok en la que sube diferentes vídeos disfrutando de los partidos del Dépor, ya sea en Riazor o en casa. @abueloarcacayo es de los que ha vivido los mejores momentos de la historia del Deportivo, los peores y el ahora, etapa en la que el equipo lucha por volver a su lugar, a Primera División.
La crónica más sentimental
Un día más, el Dépor salta al campo con ilusión y con los ojos de toda su afición sobre ellos, tanto de los que se desplazaron a Madrid un lunes para verlo en directo, como de aquellos que se quedaron en Coruña.
Y en el salón de casa, el abuelo. El de siempre. Ese que ha visto al Dépor ganar la Liga, ahora ve un partido de la tercera jornada de segunda división como si fuera el 4 - 0 contra el Milán y se clasificase para las semifinales de Champions. Porque el deportivismo se vive siempre.
Y así es el Dépor. La confianza con la que empiezas viendo un partido dura los pocos segundos que tarda en encajar el primer gol.
Llegan las primeras quejas: "Arre me cago en dios bendito", cruzado de brazos, indignado y enfadado a partes iguales. Mira para todos lados, suspira. Posiblemente sea el ejemplo de lo que sintió todo deportivista en ese momento. Pero no pasa nada, hay partido.
Partido que explica, al más puro estilo profesional, incluso dando órdenes a los jugadores que, con suerte, alguno le escucha desde Leganés y la cosa va a mejor. "Espabila, que vanche comer as papas", dice decidido.
El encuentro sigue avanzando, y él sigue sufriendo. "Joder", dice en algún momento mientras suspira sin parar. Porque no, los suspiros y los soplidos de desesperación nunca son suficientes en un partido del Deportivo.
Aunque la frustración sea el sentimiento más fuerte, nunca se pierde la ilusión a la mínima que un jugador del Dépor toca el balón: "Vamos Mellita, vamos neno. ¡Vamos!", a uno de los jugadores de la cantera más queridos por la afición.
"Veña home, que lles empatamos", confiado y seguro cuando todavía pierde 1 - 0. ¿Lo malo? Cuando el golpe de realidad aumenta, y a peor. Segundo gol en contra del Dépor y vuelve el sufrimiento y la impotencia.
"Home, non me toques os collóns". No lo pensemos mucho, que sino el enfado no termina y todavía no llegamos ni al descanso. No pasa nada, es el Dépor y si algo sabemos los deportivistas es que siempre hay esperanza. Con este equipo nunca se sabe hasta el pitido final.
Y para ejemplo, el abuelo: "Vamos a la segunda parte, con esperanzas de remontar".
Lo dicho, minuto 71 y el Deportivo marca su primer gol. Palmas y alegría es lo que se escucha en la casa del abuelo. "Vamos ahí que empatamos. Vengaaa", animando a los suyos. "Ao Mulattieri ese véselle cousas boas eh, coidado", avisando del buen fichaje.
Ilusión sí, pero la angustia sigue muy presente. "Onde vas, ho?", le dice a alguno. "Eu de verdade eh...", alucinado. Soplidos y negaciones con la cabeza a medida que avanza el partido y cada vez falta menos para que acabe. "Me cago en la puta leche", no hay más que decir.
Él sabía que el Dépor iba a empatar. Él confiaba. Un penalti a favor del Deportivo llega para alegrar a la afición que lo daba todo por perdido, pero a su vez confiaba en que podían conseguirlo.
Todos los ojos puestos en Yeremay, uno de los mejores jugadores del equipo. "Prepárate, no me falles eso. No me falles eso por el amor de Dios", le pedía el abuelo a Yere, nervioso. Se sienta. Se levanta. Se sienta. Se levanta. "¡Por tu madre!"
Para qué verlo sentado o de pie si se puede poner de rodillas, más cerca de la televisión, con las manos entrelazadas. Y sí, lo consiguieron, Yeremay empató el partido y el abuelo se tira al suelo a hacer la croqueta, feliz, dando palmas. "Que dixen eu? Que empatabamos".
Y, por qué no, la esperanza deportivista siempre en lo más alto: "Aún vamos a ganar". Pero no, finalmente el Deportivo consiguió sumar un punto.
"Ides acabar coa saúde miña", finaliza el señor en su vídeo.
Porque así es el Dépor, de repente desistes y un lunes te vas a dormir con el enfado de verle perder 2-0 en el descanso, y al día siguiente te despiertas con un empate 2-2. Sufrimiento e ilusión a partes iguales. En primera, en segunda o en tercera.
