Desde el pasado 23 de junio y hasta el 8 de agosto, el colegio Emilia Pardo Bazán de A Coruña es el escenario de uno de los campamentos más inclusivos de la ciudad. Se trata de la iniciativa organizada por Enki, que reúne a niños y niñas con y sin discapacidad para disfrutar durante el verano de actividades artísticas, culturales, deportivas y excursiones.
Sara González, directora de proyectos de Enki, resume estos campamentos como una alternativa de conciliación familiar "en la que el componente diferenciador es la atención a la diversidad que ofrecemos".
Estos campamentos se llevan desarrollando en este colegio desde hace unos tres años para "dar respuesta a las familias con niños y niñas con discapacidad que no tienen oportunidad de ir a campamentos". Pero aquí, todos son bienvenidos.
"Queremos mostrar que la inclusión no está reñida con la diversión", añade.
Para ello, ofrecen actividades habituales en cualquier campamento como deportes, juegos o actividades culturales. Así, los martes y jueves realizan excursiones como visitas a los museos de la ciudad o visitas a lugares como granjas. Y los viernes, toca deporte adaptado.
Una oportunidad para conocer realidades distintas
Mari Pose es una de las voluntarias que colabora con el campamento. Este año es su primera vez, pero previamente ya había participado en las jornadas de deporte adaptado en los colegios. Esta mujer, que utiliza una silla de ruedas desde que sufrió una lesión medular, es usuaria de Enki desde hace tres años, cuando pudo empezar a caminar.
Mari junto a un niño del campamento Enki en A Coruña.
"Os rapaces teñen moitas preguntas e curiosidade. Gústame como se implican. Non lles da tanto igual como nos parece aos maiores", apunta.
Mari es una de las personas que explica a niñas y niños cómo es su día a día, una realidad que ellos reciben "quedando un pouco sentidos, porque son moi sensibles. Pero se quedan coa boa experiencia de poñerse na pel dos demais".
Todo ello sirve, como añade Sara González, para que los niños y niñas puedan "conocer otras realidades y qué dificultades se pueden encontrar, pero también qué cosas buenas hay y que el mundo no se acaba si estás en una silla de ruedas".
El ciclismo, el deporte que practica Mari, es uno de los favoritos de los pequeños junto al eslalon con el que experimentan precisamente con la silla de ruedas.
Para Egor y Nico, sin embargo, los juegos con agua son sus favoritos. Ellos son dos de los niños de entre 3 y 12 años que participan en el campamento y con sus palabras explican que esta es una experiencia "muy interesante" y que está "muy bien".
De las excursiones, Egor no duda en destacar la actividad de escalada que realizaron recientemente, aunque Nico confiesa tímidamente que él prefiere la visita "a la Casa de las Ciencias".
Una de las actividades de los campamentos Enki en A Coruña.
Divididos por grupos pero también con asistencia individualizada si lo necesitan, en un paseo por el patio del Emilia Pardo Bazán se ve a pequeños disfrutando de un circuito en silla de ruedas con obstáculos, tirando a canasta con un balón de baloncesto, o jugando con una pelota lanzándola a un lado y otro de la red.
Actividades para todos
"Las adaptaciones no se realizan solo en las actividades, sino en todo lo que rodea al campamento. No es que se hagan actividades especiales, sino que se adaptan actividades divertidas para que todos podamos participar", explica Sara González.
Estas adaptaciones comienzan antes incluso de que lo haga el campamento. A aquellos niños que lo necesitan se les da explicaciones previas para que puedan saber qué esperar en estas actividades o se les asigna una persona de referencia.
Se adaptan actividades divertidas para que todos podamos participar
"También tenemos pictogramas para que de forma visual la persona sepa lo que hay o material adaptado como sillas especiales o recursos en braille", añade la directora de proyectos de Enki.
Para todo ello, las personas que hacen posible este campamento son fundamentales. Monitores o voluntarios —todos ellos formados previamente— sirven de apoyo a los pequeños, "no como una sombra, sino dándoles autonomía".
"Todos formamos parte de esta inclusión, es decir, todos formamos parte del campamento", recalca.
Así, los campamentos Enki siguen adelante porque "estos peques también tienen el derecho de poder tener experiencias como otros niños y beneficiarse de estar en grupo y jugar con personas diferentes".