Este artículo de opinión no trata sobre el absurdo de que haya tres aeropuertos en Galicia, convertido ya en género literario, sino sobre algo mucho menos comentado, pero también relevante. Suele responsabilizarse al ayuntamiento de A Coruña de los éxitos y fracasos del devenir del aeropuerto, y esto es algo merecido, aunque realmente no es justo. El aeropuerto no solo es de A Coruña, tal y como dijo la alcaldesa en un reciente desayuno-coloquio, mientras el secretario general de la Confederación de Empresarios de Lugo asentía.
Aunque el principal destino de los turistas que aterrizan en su pista sea sin duda la ciudad de cristal, Alvedro da servicio a un área enorme de usuarios de Galicia. No solamente es el aeropuerto de A Coruña, Culleredo -donde está realmente-, Cambre, Arteixo, Oleiros y el resto de la comarca. También es el de Carballo y todo Bergantiños, del área de Betanzos, de toda la zona de Ferrolterra, de la Costa da Morte, e incluso del centro y del norte de Lugo.
Al igual que el Chuac es el hospital de casi toda el área sanitaria de A Coruña-Cee con el criterio de que es el que les queda más cerca, con los aeropuertos sucede lo mismo. Alvedro es lo que les queda más cerca a todos los habitantes de la provincia de A Coruña al norte de Santa Comba, y toda la provincia de Lugo desde A Mariña hasta la capital. Serían unas 950.000 personas, según los datos que buenamente me ha podido extraer y sumar ChatGPT.
Por ello, no tiene ningún sentido que la responsabilidad de garantizarle actividad, presupuestaria y políticamente, recaiga solo en A Coruña. Con los números en la mano, los 250.000 habitantes del municipio son apenas una cuarta parte del casi un millón de habitantes que usan Alvedro para volar a Madrid, Barcelona y al resto de (intermitentes) destinos.
No pretendo con esto defender la gestión del ayuntamiento de A Coruña a la hora de dinamizar el aeropuerto, ni tampoco criticarla. Solo señalar el absurdo de que Inés Rey y su gobierno sean los responsables últimos de garantizar vuelos a Madrid a los habitantes de Guitiriz, O Vicedo, Malpica o Vimianzo, por decir algunos pueblos que me gustan.
Es muy bueno el paso que ha dado la Xunta de Galicia para intentar que los tres aeropuertos gallegos se coordinen y dejen de pelear por medirse su menguante cantidad de tráfico, mientras Oporto los devora hechos trizas como si fuesen bacalao à brás. Pero creo que también debería darse una vuelta a la manera que tiene de verse la “titularidad” de un aeropuerto y la forma de apostar por él.
Juntar a los casi 100 ayuntamientos que implica el área de influencia de Alvedro sería imposible, pero quizás las cabezas comarcales más importantes podrían tomarse un café algún día y hablar sobre el tema. Entre A Coruña, Ferrol, Carballo, Lugo y algún invitado especial como Betanzos o Viveiro quizás puedan sacar alguna conclusión.
Esta iniciativa tendría que ser impulsada por la propia A Coruña, ya que las demás ciudades a aeropuerto regalado no le van a mirar el diente. Pero, teniendo en cuenta que el área metropolitana de la ciudad sigue parada y sus alcaldes no tienen en común ni un mísero grupo de WhatsApp, creo que esto quedará como el típico artículo de relleno veraniego.