El proyecto Aldealista nació con las últimas palabras de la abuela de Juan Carlos Pérez en su lecho de muerte: "Salva el pueblo". Y, ya que "a una abuela no se le puede decir que no", este ciudadano del mundo, hijo de migrantes, decidió darle vida al pueblo que le brindó las mejores vacaciones de su niñez.
Pero no se conformó solo con este, lo que empezó como un compromiso familiar durante la pandemia se ha convertido en un proyecto que ya está presente en 117 pueblos gallegos, ofreciendo soluciones habitacionales asequibles y creando comunidades vivas donde antes solo quedaba abandono.
"Hay casas sin gente y gente sin casas", estas palabras fueron las que empujaron a Juan Carlos Pérez Rodríguez a crear su propio proyecto con el fin de frenar la despoblación del rural. Todo ello a través de un proyecto que conecta aldeas, empleos y personas. Dicho en otras palabras: "El Tinder de los pueblos".
Mediante una especie de "tarifa plana" de unos 400/500 euros al mes, Aldealista ofrece a las familias una solución habitacional con servicios como luz, agua, conexión a internet y asesoramiento, a cambio de darle vida a una localidad que hasta el momento era desconocida.
Con ello, la plataforma busca hacer visible lo invisible. "Quien va a ver lo invisible si nadie lo muestra. En eso consiste: mostrar San Xoán de Río y todas esas aldeas", explicó el entrevistado a Pablo Grandío, director de Quincemil, en el Foro de Construcción e Inversión celebrado este miércoles en A Coruña y que ha contado con el apoyo y la colaboración de Amma Promoción, Andbank y Brigantia Real Estate,
Una comunidad que crece de forma orgánica
"Lo primero es hacerlo visible. Creamos un mercado virtual y una comunidad que crece de forma orgánica, sin grandes campañas de marketing, sino con gente que quiere invertir y cambiar su vida. Cada día recibimos entre 25 y 50 personas interesadas en comprobar si su proyecto de vida pasa por un pueblo", detalló Pérez.
El siguiente paso, ha adelantado Pérez a Grandío, ha sido el de la creación de programas de restauración de viviendas tradicionales, como los pajares gallegos, que se rehabilitan y se conectan con wifi público.
Juan Carlos Pérez, CEO de Aldealista
Esto aporta una gran solución al problema de la despoblación. Para ello Juan Carlos Pérez aportó datos: "Galicia tiene 317 municipios, y el 80% del territorio español es rural. El desequilibrio territorial es enorme", afirmó. Con Aldealista este problema se podría solventar.
Historias que inspiran
Un ejemplo de que la plataforma funciona es el de una pareja de Benidorm que decidió mudarse de un piso 24 a Allariz: "Hoy fabrican cosmética natural desde aquí". "En mi propia aldea, que estuvo cerrada 10 años, ahora somos nueve censados. También tenemos familias que han venido desde Australia", relató el fundador.
"El abandono es gasolina"
Grandío no olvidó mencionar el impacto positivo que podría tener este tipo de medidas para frenar incendios como los que asolaron a la comunidad este mes de agosto.
"En un pueblo en el que no hay población, la maleza se acumula y el abandono es gasolina. Cada familia que se instala no solo aporta dinamismo: también limpia su finca y su terreno. Un pueblo vivo es un cortafuegos natural", respondió.
El reto pendiente: la vivienda
Pérez es optimista sobre el futuro del rural, pero reconoce un gran obstáculo: la falta de soluciones habitacionales. "Lo único que me preocupa, y que es subsanable, es la pata de la vivienda. No tenemos capacidad de absorber toda la demanda", señala.
"En Galicia hay 177.000 casas vacías en el rural. Si se invierte en rehabilitarlas, esas familias pueden tener un techo y quedarse", añadió.
Un impacto que trasciende Galicia
Pérez es un claro ejemplo de que no hay nada que impida emprender una nueva vida en la aldea. Ni siquiera las distancias. Hijo de la emigración, volver a la aldea no estaba en sus planes. "Mis padres emigraron, yo recorrí el mundo y jamás pensé que volvería. A mí me atrapó la pandemia. Si mi abuela no me hubiera puesto esta misión, igual no lo hacía. Hoy estoy aquí, mañana puedo estar en Nueva York, pero no tenemos por qué vivir aislados ni desconectados".
Su mensaje final fue claro: la despoblación se combate mostrando el valor del rural y ofreciendo oportunidades reales a quienes buscan una vida diferente. Y como resume con la frase que da sentido a todo su proyecto: "Hay casas sin gente y gente sin casas. Lo único que hacía falta era conectarlas".
