Monte Mero trae a la memoria el lado más traumático del parque ofimático, hoy conocido como Xuxán. El largo y complejo desarrollo del último de los nuevos barrios de A Coruña redujo a escombros a comienzos de este siglo las viviendas de residentes a ambos lados de la avenida Alfonso Molina. Muy cerca, el proyecto de la Xunta en Monte Mero tendrá la misma consecuencia.
Las dolorosas experiencias que Manuel Ramallo y Álvaro Corral y sus familias vivieron en 2014 las van a sufrir los vecinos que habitan las 38 casas unifamiliares de Monte Mero, donde el Gobierno gallego construirá bloques que sumarán más de 4.300 viviendas de libres y protegidas, algunas individuales. La redacción del plan como Proxecto de Interés Autonómico (PIA) ya está en marcha.
A Ramallo, que entonces tenía 86 años, y a Corral las piquetas y excavadoras les echaron abajo sus viviendas porque en sus terrenos se iban a edificar edificios residenciales o instalar pasarelas para construir el futuro barrio de Xuxán, un proyecto que se planificaba desde finales del siglo XX.
Vecinos de la zona y de otras partes de la ciudad protestaron hace más de una década contra los derribos en concentraciones que incluso derivaron en movilizaciones sociales con enfrentamientos con los policías desplazados al lugar, como el día en que fue demolida la casa donde vivían Corral y su madre.
Detrás de Xuxán y antes de la antigua fábrica de armas, lo que hoy es la Cidade das TIC, se extiende la amplia zona verde conocida como Monte Mero, unos 430.000 metros cuadrados. Allí hay vecinos "de muy avanzada edad", como trasladan otros residentes o familiares, que no han conocido otro hogar distinto a este.
Una vivienda de Monte Mero y, al fondo, una grúa de construcción en Xuxán.
La Xunta anunció a finales de 2024 que en esos terrenos desarrollaría un polígono residencial, un proyecto de su política de vivienda en la ciudad, donde en Xuxán también ha construido edificios residenciales.
Este lunes, técnicos del Gobierno gallego informaron a representantes vecinales de Eirís de que el proyecto de Monte Mero no podría permitir la conservación de ninguna de las casas actuales, 38, en las que viven más de 150 personas.
Casas con más de una generación
"En algunas casas hay miembros de varias generaciones que se han criado ahí. En otras también vive gente jubilada y de muy avanzada edad que no está bien de salud. ¿A dónde los llevas ahora?", lamenta una vecina que prefiere no dar el nombre.
"Los residentes están muy preocupados, y otros, los más mayores, aún no se han enterado de que pueden quedarse sin sus casas", añade esta afectada. Este lunes, decenas de residentes trataron el asunto en el mismo barrio, después de conocer por la Xunta que el destino de sus viviendas puede ser el mismo que el que tuvieron en su momento los antiguos residente de San Vicente de Elviña y el ofimático.
Quienes vieron caer sus casas la década pasada tuvieron que instalarse en otras viviendas con familiares. Algunos no quisieron regresar a una zona que ya no reconocían, ni sentían, como suya.
Alegaciones vecinales
El Gobierno autonómico señaló esta semana que "estudiará detenidamente todas las situaciones de los afectados para encontrar la solución más ventajosa en cada caso", aunque confirma que “no se pueden mantener las viviendas existentes”.
Los vecinos han decidido constituirse como plataforma y presentar alegaciones al PIA de Monte Mero. "No hay pudor en expulsar a vecinos de sus casas para hacer chalés, pero sí lo hay para expropiar edificios vacíos y hacer vivienda pública en la ciudad", protesta la asociación vecinal de Eirís-Uxío Carré.