Empresaria, política y defensora del liderazgo femenino. Patricia García, cofundadora y presidenta de Femxa, ha sido elegida este año entre las Top 100 Mujeres Líderes en la categoría de empresaria.
Artífice de una empresa especializada en consultoría y formación profesional y para el empleo con más de 25 años de experiencia, García busca expandir su empresa en Latinoamérica, especialmente en México, Colombia y Perú, para dejar un legado sólido.
Diputada autonómica electa y concejal en Vigo, García explora el impacto de la legislación en la sociedad y el mundo empresarial, tal y como nos cuenta en esta entrevista, en la que comparte su orgullo y responsabilidad al ser reconocida con este galardón, destacando su trayectoria en el ámbito de la formación para el empleo y su compromiso con el liderazgo femenino.
Patricia García aconseja a las jóvenes a no tener miedo a enfrentar retos y perseguir sus sueños, aprendiendo de cada experiencia: "Cero ataduras"
¿Qué supuso para ti entrar a formar parte del top 100 Mujeres Líderes?
Primero, no me lo esperaba porque es la primera vez que presento la candidatura. Sabía que hay una inmensidad de personas que intentan optar a entrar en las diversas categorías que establecen en la Top. Para mí fue un orgullo que admitieran la candidatura. Y en segundo lugar, verme como empresaria gallega con otras 3 magníficas y enormes empresarias gallegas que son Marta Ortega, Adriana Domínguez y Carmen Lence. Una representación por provincia. Galicia extremadamente bien representada y un orgullo estar ahí con ellas en el cartel. Para mí son un referente.
Por otro lado también supone una responsabilidad, viéndolo desde la óptica de que puedes abrir caminos y situarte como referente para otras personas. Eres de carne y hueso. Al final yo me relaciono con otras empresarias, otras mujeres, y dicen "tú estás ahí, yo también quiero estar".
Y ya lo último, lo más emotivo, que tu hija que está allí te diga "mamá, yo también quiero estar ahí. Yo quiero ser empresaria". Te toca un poco más el corazón.
¿Y cuál fue tu primera reacción al enterarte del galardón?
Wow, dije, no me lo puedo creer. Seguro que se han equivocado. Al mismo tiempo, con muchas ganas de contarlo, aunque no puedes hasta el día de la gala. Me he tenido que cortar muchísimo porque imagínate la emoción al saberlo. Era muy escéptica, pensaba: "seguro que se han equivocado, voy a llegar allí súper elegante, súper confiada de que voy a estar ahí y no va a aparecer mi nombre, no va a aparecer mi vídeo". Hasta que lo vi. Fue un gran día, acompañada de mucha gente de la empresa, de mi socio, que además es mi marido; mi hija la mediana, la responsable de comunicación, y también una directora de un equipo de ventas.
Estudiaste Filología Inglesa . ¿Por qué? ¿Cuáles eran tus aspiraciones?
Si me permites, incluso me remonto a mi edad más adolescente, porque yo quería haber estudiado Derecho. Tenía esa vocación de trabajar en algo muy directamente relacionado con las personas, ejerciendo de abogada y ayudando a las personas. Cambié radicalmente porque me surgió una oportunidad de muy jovencita, empezar a dar clases, y dije: "esto de la vocación docente también me tira". Decidí volcarme más a Filología Inglesa. De hecho, los idiomas siempre se me dieron muy bien. Me encantaba muchísimo el inglés, conocer esa cultura, sus orígenes del idioma, la mezcla con el alemán, con el germano, etcétera, y el sajón. Y me metí en ese mundillo y en paralelo seguí dando clases. Y después, me metí en este negocio que me ofrecieron durante la carrera en formación para el empleo. Empecé, ejerciendo de comercial, convenciendo a la gente para formar los grupos, tramitando el papeleo, gestionando. Y aprendí el negocio. Un negocio que, después de 25 años, ha ido evolucionando.
En 1999 fundas Femxa, dedicado a la formación para el empleo. Una idea muy innovadora en aquellos años. ¿Cómo surgió?
Era muy innovadora porque era muy desconocida la formación para el empleo. De hecho, la desconfianza de saber que tú podías realizar formación que estaba subvencionada por el Estado en base a las cuotas de la Seguridad Social... La gente era muy incrédula. Yo conocí a otras dos personas que ahora son mis actuales socios, que ellos también estaban vinculados a la formación. Habían escuchado este modelo, no era ajeno para ellos. Los conocí por casualidad. Yo, con 24 años, me lancé a la piscina porque no tenía nada que perder.
Fueron años muy duros porque nunca las cosas avanzan como tú quieres, siempre hay impedimentos por el cambio, pero la fortaleza de los tres y saber tirar para adelante, seguir trabajando conjuntamente en equipo, hizo que pasásemos esas penurias y que pudiésemos poner la empresa en marcha. Empezamos a facturar en el año 2001 y hacernos un hueco en el mercado haciendo lo que los demás no querían hacer. Nosotros éramos los que hacíamos la formación presencial más dura, la formación online más dura, y ahí nos fuimos encontrando un hueco con nuestros clientes que confiaron en nosotros hasta día de hoy.
¿En algún momento de tu vida pensaste en emprender?
Fue muy fortuito. O sea, yo siempre fui muy echada para adelante y no me daba miedo. Además, como yo conocía técnicamente lo que había que hacer y ellos ya habían montado una empresa, pues yo creo que se mezcló. Ellos ya tenían una experiencia empresarial y una experiencia en el sector de la formación y al final nos enriquecimos, nos complementamos y yo me sentí respaldada. Ellos sabían que yo conocía el negocio y yo creo que la mezcla de las facetas distintas era lo mejor para el negocio. Y así hasta pasar 26 años.
¿Cómo te ha influido el hecho de ser mujer a la hora de liderar este proyecto?
Yo no he tenido nunca ciertas barreras. Es cierto que a lo mejor sí que en el ámbito de cliente hay más presencia de hombres, es decir, las relaciones comerciales, pero tampoco he tenido problema. En ese sentido, somos una empresa de formación, un sector mayormente representado por mujeres. Prácticamente el 90% de la plantilla somos mujeres. Hay muchas directivas mujeres en la empresa. O sea, esa fluidez que hemos tenido las mujeres en poder asumir cargos dentro de la empresa o competencias que a lo mejor siempre se visualizan más en manos de hombres. Yo en mi día a día no he tenido problema.
Eres una defensora del liderazgo femenino, de hecho en 2024 te nombraron miembro del consejo Think-Tank de la Fundación Woman Forward, donde aportas tu experiencia para impulsar y promover la igualdad de género y el liderazgo femenino en los entornos corporativos. ¿Crees que las mujeres en tu misma situación deben demostrar más?
Sí, todavía hay ese sesgo, parece que tienes que hacer doblemente esfuerzo para llegar a más puestos de dirección, mandos intermedios. Y más si quieres formar parte de consejos de administración y ya si la empresa cotiza en bolsa. Yo creo que las mujeres tenemos una capacidad de liderazgo distinta, ni mejor ni peor. Todavía tenemos que hacer un esfuerzo, todavía queda mucho trabajo por hacer. Todo pasa primero porque nosotras mismas tenemos que creernos que somos capaces.
Queda mucho camino
Sí, tenemos que seguir trabajando para que haya muchas más mujeres representadas en órganos de dirección. Ese dato denota que falta todavía mucho recorrido. No hay fluidez en el ámbito empresarial en que la mujer pueda ocupar puestos en igualdad de condiciones.
Patricia en la gala Top 100
Las empresas tratan de adaptarse a los cambios de la sociedad y cada vez hay una mayor presencia femenina en puestos de dirección, sin embargo sigue siendo minoritario. ¿Cómo se puede lograr romper el techo de cristal?
Yo creo que hay que trabajar el tema de referentes, es decir, este premio de Top 100 es una iniciativa buenísima porque al final te posiciona. Te ayuda a que las mujeres con mujeres hagamos redes, hagamos alianzas y estemos más presentes y seamos más visibles. Esta visibilidad atrae a otras mujeres. Esta visibilidad incrementa la reputación de la mujer en su carrera profesional. De tal forma que seamos referentes para otras mujeres y que vayamos incrementando esa red y así ejercer de amplificador. Hay que generar red de mujeres que sean visibles. Que incrementen su reputación, su liderazgo y que seamos referentes para abrir camino hacia otras. Y que vayamos creciendo, estando mucho más en esos puestos de dirección en el que, por supuesto, también vamos a ser, como no, recurrentemente más visibles, claro.
Y en tu caso, ¿qué mujeres han sido tus referentes?
Yo siempre me fijo mucho en la capacidad que ha tenido Adriana Domínguez, que a lo mejor es una empresaria reciente, pero es que lo está haciendo además en un entorno familiar donde todo el foco estaba puesto en Adolfo Domínguez, que es el creativo, el que gestó la empresa.
La capacidad de tener mano izquierda y derecha para trabajar en un negocio familiar a la vez, profesionalizarlo y pensar en resultados, en números. Eso no es fácil hacerlo. O sea, parece que lo está haciendo con un chasquido de dedos, pero es que eso lleva recorrido. Tiene mucha templanza y mucha capacidad para hacerlo. Para mí, ella es un referente en el sentido de cómo es capaz de hacer eso en el ámbito de la moda sin perder la dulzura. En liderar y en gestionar la empresa con esas barreras de entrada que es un negocio familiar donde viene de unas cifras extremadamente negativas, prácticamente en quiebra, y levantar la empresa y darle un vuelco a los resultados. Pues para mí Adriana es una crack y sí que la tengo de referente.
Has sido la primera presidenta del Círculo de empresarios de Galicia ¿Qué has aprendido de esa experiencia?
Una experiencia dura pero bonita, porque toda experiencia dura no tiene por qué ser mala. Depende de cómo lo asuma. Para mí es dura, pero en positivo porque me ha hecho pensar, me ha hecho ser más fuerte. Me di cuenta que si tengo mis decisiones y quiero implantarlas, soy yo quien las tiene que implantar. Puede haber gente que opine, pero es un mundo muy de hombres, donde había un anclaje muy potente de gente veterana. Y eso no es fácil para una persona como yo, que soy muy democrática. Que me gusta que me den opiniones diversas y hacerme mi composición de lugar, pero cuando vienes con una inercia muy fuerte de un anclaje de personas muy líderes en sus sectores muy rudos, muy industriales. No es fácil.
¿Yo qué haría a día de hoy pensando si volviese? Hacer un equipo más afín a mí, más innovador, incorporar también más mujeres, que en su momento debo decirte que me costó mucho y ahí es un fallo por nuestra parte. Mucho más firme a estar en asociaciones, en esos equipos de dirección asociativos, porque también tenemos que ser más visibles, aunque nos conlleve el doble de trabajo.
La falta de veteranía, la falta de experiencia en ese ámbito empresarial, y después de esos años que estuve ahí aprendiendo, haría las cosas de otra manera.
También has entrado en el mundo de la política, como diputada autonómica y concejala en el Concello de Vigo. ¿Qué te queda pendiente por hacer?
En la política estoy aprendiendo. Yo estoy ahí muy a la expectativa. Hace un año, accedí como diputada gallega electa por la provincia de Pontevedra en el Partido Popular, acompañando a Alfonso Rueda. Y a continuación entré en el Concello de Vigo como concejal. Son mundos muy distintos porque uno es un mundo muy local que me encanta porque al final toco de primera mano las necesidades que tienen los vigueses, que tenemos los ciudadanos en todos los ámbitos que nos afectan la política. Y por otro lado, en el Parlamento, con la legislación que al final te das cuenta del fuerte impacto que tiene. La Ley que se gesta en un gobierno y que pasa por el Parlamento. Tenemos capacidad de actuación y tenemos capacidad de visibilizar cuestiones que después en el día a día tienen trascendencia en el mundo empresarial, organizativo, social y personal de cada ciudadano. Es un mundo en el que me estoy adentrando, y en el que me queda mucho por aprender.
Y con la empresa, seguir creciendo. Seguir creciendo en España, en Latinoamérica, porque México es un mundo muy distinto pero es un país enorme y nos queda un crecimiento tremendo. De hecho, ahora ahí estamos abriendo primeras alianzas para establecer un mercado con un cierto peso, y continuar con Colombia, con Perú, que estamos empezando a hacer nuestros pinitos y América es muy grande. Todavía nos queda mucho recorrido y somos una empresa todavía muy joven y hay que dejar un legado a los que nos vienen detrás. Y hay que dejar una empresa todavía muy robusta, muy sólida y que sea un referente en toda la lengua hispanohablante.
¿Las mujeres líderes nacen o se hacen?
Yo creo que te vas modelando, hay ciertos aspectos que van en el ADN pero tienes ciertos componentes que tienes que despertar porque al final una persona con una capacidad que quiera emprender y liderar un equipo tienes que tener ciertos valores, ciertos genes. Ser persona sólida, robusta, con capacidad de insistir, persistente, de ser optimista. Y valorar desde la humildad el poder trabajar en equipo, en apoyarte en las personas que saben más que tú. Yo creo que es una mezcla entre los valores que una persona tiene, que puede nacer en su entorno familiar, con componentes de tu propio ADN y otros aspectos que vas cultivando a través de la formación y la educación que vas recibiendo. Es una mezcla de cosas muy distintas que te va curtiendo como persona y como profesional.
Y después de tu experiencia, ¿qué consejo le darías a una joven que vaya a iniciar su trayectoria profesional?
Que no tengan ataduras, que aquella inquietud de lo que quieran estudiar, en lo que quieran trabajar, con lo que quieran familiarizarse... que no duden, que no tengan miedo. O sea, no tener miedo a afrontar ningún reto en el que quieras abordarte aunque pueda salir bien o mal. De eso se aprende y se sigue creciendo. Cero ataduras.