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A Coruña es una ciudad que despierta curiosidad y conquista a quienes la descubren. Muchos visitantes se quedan encantados con su oferta de ocio y su calidad de vida. Sin embargo, otros llegan por casualidad con el fin de comenzar una nueva vida, y se topan con las dificultades que afrontan los coruñeses: alquileres elevados y salarios que hacen complicado acceder a una vivienda sin compartir piso.

Este es el caso de Miriam, una extremeña que en 2021 decidió dejar Mérida para probar suerte en A Coruña, tras una mala experiencia laboral en su tierra. La contrataron en una empresa de la ciudad después de una única entrevista online y, sin pensárselo dos veces, hizo las maletas. A día de hoy sigue viviendo aquí, aunque ya ha cambiado de empleo.

Desde Mérida a A Coruña

Lo que en un principio parecía algo temporal para Miriam, se ha convertido en su nueva vida: "Mis padres ya me habían avisado de que no me iba a terminar de acostumbrar a la lluvia, y así es, pero estoy contenta", dice entre risas al recordar sus inicios en la ciudad.

No todo ha sido fácil. Echa de menos no pasar ciertas fechas junto a su familia y amigos y, por supuesto, el clima. "Allí es raro el día que no hace sol y aquí a veces es difícil de ver en invierno".

Sin embargo, reconoce el alivio que supone el verano coruñés: "En Mérida el calor puede llegar a ser extremo. Aquí hay un clima perfecto para disfrutar de las playas y otras actividades".

Miriam asegura que A Coruña la conquistó por su ambiente, su entorno y la variedad de planes que ofrece: "Es una ciudad súper bonita, que ofrece un amplio abanico de actividades de ocio, bares, tiendas...", comenta sobre lo que más valora como coruñesa adoptiva.

También destaca la oferta cultural de la ciudad de cristal, mucho más amplia que en su tierra. "Aquí siempre hay algún plan para disfrutar durante el fin de semana, ya sea ir al cine, a una exposición o acudir a un concierto", recalca. No es para menos que Miriam haya decidido quedarse en Coruña, aunque, como suele pasar, también tiene su parte negativa.

Salarios, alquileres y la calidad de vida coruñesa

A pesar de sentirse integrada en la ciudad, reconoce que el principal obstáculo para asentarse definitivamente en A Coruña es la vivienda. "Vivo de alquiler y comparto piso con una chica. Cuando llegué a A Coruña en 2021 apenas pagaba 180 euros por una habitación, mientras que ahora pago 350 euros más gastos. Es insostenible", lamenta.

A las puertas de cumplir 29 años, ve imposible vivir sola. "No puedo ni plantear la opción de alquilar un piso de una habitación. Además, tengo que alquilar una plaza de garaje (90 euros) porque aparcar en A Coruña es misión imposible, y eso incrementa aún más el coste de vida".

"Veo inviable pagar 650 euros o incluso más por un piso que, además, nunca va a ser mío. Resulta muy frustrante tener cerca de 30 años y no poder ni siquiera planteártelo".

Miriam es un ejemplo más de lo que viven muchos coruñeses con los altos precios de la vivienda y lo difícil que resulta independizarse, sin que eso suponga perder calidad de vida y vivir dignamente.

Aunque admite que en Extremadura los precios son más bajos, la brecha salarial tampoco compensa: "Allí la vivienda es algo más económica, aunque los sueldos también son más bajos", explica.

"Siempre me he sentido súper acogida"

Aun con todo, Miriam no se arrepiente del cambio: "Desde que llegué a A Coruña siempre me he sentido súper acogida, tanto en el trabajo como a nivel personal". Y añade entre risas: "A diferencia de lo que me habían contado, los coruñeses son amables y acogedores".

Así, además de destacar la amplia oferta de ocio coruñesa y los paisajes que la ciudad regala, no duda en afirmar que, si tuviera que elegir algo de la gastronomía local, "le chifla" la tortilla de Betanzos. Del resto, reconoce que no disfruta demasiado, ya que es vegetariana.

Lo tiene claro: "En líneas generales no cambiaría nada de A Coruña, pero es verdad que el precio de los alquileres no ayuda en absoluto. Alquilar un apartamento se ha convertido en una misión imposible a las puertas de acabar 2025", finaliza con resignación, pero con esperanzas de que la situación cambie.