"Empecé a entrenar con ellos pensando: malo será que no les pueda seguir el ritmo, aunque sea la última de la calle", recuerda Blanca Hermida cuando dio el paso de entrenar en máster a entrenar con los absolutos. Y de ser la última de la calle, pasó a ser la primera.
De eso hace ya tres años, y este 2025 la ferrolana vuelve a casa con una medalla de bronce del mundial de Singapur en 200 metros mariposa en categoría +40, con cuatro récords gallegos y superando-además- su mejor registro personal en tres de las cuatro pruebas en las que participó.
"Si hay que ir al Mundial, se va", bromeaba con su entrenador, sin imaginar que aquellas palabras serían una realidad apenas unos meses después. Tras proclamarse campeona de España en tres de las cuatro pruebas disputadas, aquella frase dejó de sonar a broma.
"Tenía muy claro que iba para disfrutar. Ha sido la competición en la que menos nervios he tenido y, sin duda, la que más he disfrutado", explica la deportista, que se midió con atletas exolímpicas que habían participado en los Juegos de Sídney 2000 y Atlanta 1996. Hermida reconoce que, al principio, se sintió 'pequeñita' ante el impresionante despliegue de grandes deportistas con pasado olímpico.
"Se nota que siguen entrenando muchísimo. Veías a gente con camisetas de Ironman y pensaba: '¿Dónde me he metido?' Y al final... ¡Me llevé el bronce!", cuenta entre risas, aún incrédula, pero orgullosa de haber conseguido ser medallista mundial. La prueba de 200 mariposa, que completó en 2 minutos y 37 segundos, le valió la medalla, quedándose a tres segundos de batir el récord de España.
La nadadora ferrolana Blanca Hermida.
"Veía a las dos claramente por delante de mí, no veía nada a los lados y me decía: 'venga, sigue a este ritmo, que vas a aguantar'",cuenta Blanca. Pero lo que más valora no es el metal, sino una foto tomada justo antes de lanzarse al agua, en la que aparece con una sonrisa de oreja a oreja y que representa para ella uno de los momentos más emocionantes de su carrera.
"Cuando bajé al vestuario y me metí en la ducha, me di cuenta de que estaba en un mundial... Se me cayeron las lágrimas", confiesa emocionada la nadadora, "es un poco de historia de superación personal, llevaba más de dos años sintiéndome que no era yo misma, y me sentí otra vez yo, fue una sensación de reencontrarme conmigo".
El deporte para adultos: el desafío de la conciliación y su poder como terapia
Más que ganar medallas y campeonatos, Blanca Hermida quiere visibilizar y poner en valor el deporte para adultos "y no solamente de competición, sino el deporte en general, como terapia".
Hermida le da más mérito, precisamente, al poder de la conciliación: "Estoy feliz de que se me reconozca ahora, pero también tenía mérito recién parida, con tres niños y estando ahí a pie del cañón". Trabajo, familia y deporte. Tres ejes para los que encontrar un equilibrio no siempre es fácil, pero -como considera la nadadora- no imposible.
"Todos pensamos que no tenemos tiempo, pero el tiempo se hace", explica, "si miras el tiempo de uso del móvil- que es un succionador de éste- y ves 2 o 3 horas, ya sabes lo que le puedes dedicar a cualquier otra cosa". Cuando aparece el síndrome del impostor, de hecho, recurre a ese poder de conciliación para darse valor y empujarse a ser mejor como deportista.
Blanca Hermida nadando a mariposa.
Recuerda, por ejemplo, aquel campeonato gallego que ganó en 2019 embarazada de ocho meses de su tercer hijo. "En vez de mariposa tenía que nadar a espalda para llevar la barriga fuera y poder tirar, al final me quedo con esas cosas", cuenta Hermida, que añade: "En el relevo decidínadar a mariposa y veías a toda la piscina mirando a ver cómo lo hacía, la gente aplaudiendo... Eso me hace sentir más orgullosa que una medalla, hay que poner más en valor conseguir el proceso".
Otro desafío de la conciliación y que la deportista tuvo que enfrentar es el sentimiento de culpabilidad: la culpabilidad como madre. "Irme una semana sin mis hijos era algo impensable, no porque no vayan a estar bien, sino porque me sentía mala madre”, explica, “ya me siento mal por ir a entrenar y estar dos horas sin ellos, imagínate yéndome una semana".
Un sentimiento que, tal y como dice Blanca: "Da igual lo que te digan y que lo razones, te sientes así", aunque minimizado por la emoción de sus hijos al ver que su madre era campeona mundial.
"A mí lo que me mantuvo a flote, fue la natación"
Para Blanca la natación ha sido siempre su salvación, incluso en los momentos más oscuros, como denomina Hermida: "El deporte fue mi prescripción facultativa".
"Después de estar con todos los problemas, llegas al agua y no oyes nada, solamente el chapoteo, tu respiración... Es otro mundo", describe la nadadora, "esa flotabilidad, estás en un medio diferente, para mí es algo mágico". Por ello, la deportista defiende el deporte por encima de todo como algo terapéutico y para lo que no hay edad ni limitaciones.
Blanca Hermida sirve de ejemplo para no abandonar y lo intenta predicar con los niños y adolescentes con los que entrena, para que sigan manteniendo su vínculo con la natación mientras cursan sus estudios universitarios o empiezan en el mundo laboral, porque la capacidad de esfuerzo que se desarrolla practicando un deporte -según la nadadora- se plasma en todos los procesos de la vida, los buenos y los malos.
"Hasta en el parto yo pensaba: 'si has podido con un 200 mariposa, puedes con esto'", cuenta entre risas. O en momentos en los que parece que la ilusión por la vida está perdida, el deporte siempre está ahí como recordatorio de que no es así: "A mí lo que me mantuvo a flote, fue la natación".
