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A Coruña luce desde este fin de semana una de las vallas publicitarias más extrañas de su historia. En el bloque de anuncios del antiguo convento de las Adoratrices, donde la calle Gregorio Hernández se convierte en la Ronda de Nelle, hay desde hace unas horas una nueva valla que ya está llamando la atención de los conductores. Muestra al escultor gallego Enrique Tenreiro desnudo, tapándose sus partes con una paloma, con el mensaje "es tiempo de halcones".

Tenreiro, nieto del arquitecto Antonio Tenreiro, autor del edificio del Banco Pastor entre muchos otros, ha sido noticia en los últimos años por una serie de expresiones artísticas y actos polémicos. El año pasado se encerró en el escaparate de la galería Artby's y hace unos meses fue absuelto de pintar con una paloma roja la tumba de Franco, hecho por el que fue noticia nacional en el año 2018.

Su última performance no es vandálica ni claustrofóbica, sino un proyecto de expresión que se le ha ocurrido hace unas semanas porque en sus propias palabras "la primavera, la sangre altera". Según Tenreiro, no pretende convertirse en una especie de Banksy coruñés, sino que le gusta hacer performances y "en cuanto llegaron los primeros brotes de calor, empecé a maquinar".

La valla publicitaria que puede verse en A Coruña Cedida

Paz en tiempos de guerra

¿Qué quiere decir o anunciar con la contratación de esta valla? El artista busca llamar la atención sobre la escalada belicista de los últimos años, con guerras como la de Ucrania o Gaza, y actitudes agresivas de líderes mundiales, a los que se refiere como halcones. Como contrapartida, muestra su escultura de la paloma de la paz, con la que se tapa sus partes íntimas.

Al mismo tiempo, con ese posado desnudo también pretende homenajear a Albert Rivera, líder de Ciudadanos, que en su primera campaña política se presentó así a las elecciones catalanas. "Aunque él estaba más cachitas, por hacer waterpolo", apunta.

Además de mostrar la frase "Tiempo de halcones", como pintada con sangre, la valla muestra otras referencias como un libro de o sobre Dostoievski, otro que hace referencia a Hitler, un papá Pitufo, un tigre y una planta, entre otras cosas.

La valla estará visible un mes, hasta principios de junio, y Tenreiro solo teme que la lluvia estropee el papel en el que está impreso. La inversión económica de esta performance ha sido de algo más de 250 euros, según nos cuenta, por lo que quizás no sea la última que veamos por las calles de la ciudad.