La tecnología ha llegado a nuestras vidas para quedarse y hacérnosla más fácil. Nadie se imaginaba hace veinte años que una página web como Facebook nos serviría para estar conectados con nuestros amigos, reales o virtuales, o familiares que se encuentran físicamente a kilómetros de distancia. O que desde nuestro smartphone se podría consumir información casi al momento. E incluso que, en vez de pasar horas en una biblioteca buscando información sobre un tema concreto, se podría plantear esa pregunta a la Inteligencia Artificial para que hiciese ese trabajo por ti.
El impacto de la tecnología también ha tenido su poso en la educación, y en concreto, en Galicia. En las últimas horas, el conselleiro de Educación, Ciencia, Universidades e Formación Profesional, Román Rodríguez, se reunió con varios expertos en la docencia, psicología, pedagogía, educación y tecnología para empezar a establecer una hoja de ruta que servirá como base para que la Xunta elabore un nuevo plan de bienestar digital.
En este nuevo documento, el gobierno autonómico quiere reflejar con claridad aspectos como el uso saludable, seguro y responsable de la tecnología, tanto por parte del alumnado como del resto de agentes implicados en su proceso educativo.
Todo ello, con la intención de asegurar un bienestar emocional de los jóvenes gallegos, que acabe traduciéndose en una mejora de su rendimiento escolar para promover una convivencia necesariamente equilibrada entre el modelo educativo más tradicional con encerado y tiza, libro, libreta, papel y lápiz, con un modelo más digital, en un proceso que el propio Rodríguez califica de "ciberconvivencia".
Galicia ya prohibió a inicios del año 2024 el uso de teléfonos móviles en el aula. Lo hizo con dos fines claros: evitar las posibilidades de que se pudiesen emplear de forma no correcta para actuaciones de bullying y, además, fomentar un uso responsable. Esta norma tiene excepciones según causas personales o médicas.