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Llega el mes de septiembre y los alumnos acuden raudos y veloces a descubrir cuál va a ser su nueva casa, educativamente hablando, para los próximos diez meses. ¿Tú vas en A? ¿O vas en B? ¡Yo quiero ir con mis amigos!

Lo que antes, y ahora también, era la consulta de una eterna lista en un corcho, ahora se traslada al grupo de WhatsApp donde se recordará la fecha del examen, si hay, los deberes del día, o simplemente se compartirá el meme a modo de sticker que en ese momento esté de moda.

Esta tónica es la que se vive en muchos centros educativos, de todas las edades, al inicio de los cursos. Pero que sea lo habitual, no quiere decir que sea lo único.

Como si fuera un pequeño reducto de resistencia, todavía sobreviven centros donde no es que no haya la clase A, o la clase B, sino que simplemente hay la clase. Una clase con diferentes edades, y no porque hayan repetido, sino porque están agrupados. Como antaño, cuando los más mayores y los más pequeños convivían en las calles de su barrio, o de su localidad, sin que la influencia de las pantallas estableciera un muro que ahora parece inquebrantable.

Lo que parece una excepción, tiene un nombre y es una realidad. Se llaman Colegios Rurales Agrupados, y su acrónimo es CRA. La gran diseminación de la población ha motivado que en la comunidad autónoma gallega el mapa escolar sea muy heterogéneo.

Un primer modelo nacido en los años 80

Los años de la "movida" fueron los años donde nació este modelo de educación rural en Galicia. La ley de educación del año 1970 provocó que la mayoría de las escuelas unitarias fueran sustituidas por concentraciones escolares, pasando a ser el transporte del alumnado un fenómeno generalizado. Si juntamos a todos los niños y niñas de una zona de influencia, al final se conseguía un número suficiente para constituir un aula, aun a costa de que ese desplazamiento fuese eterno.

A partir del año 1982, Galicia emprende un camino diferente. La administración educativa puso de nuevo en funcionamiento muchas de las escuelas unitarias cerradas años atrás, escolarizando en ellas a los niños y niñas de 3 a 5 años y los del ciclo inicial. Se consideraron por parte de las autoridades como idóneas y sobre todo, constituyeron un elemento de revitalización socioeconómica y cultural.

Narón, Santa Comba y Teo, pioneras

Esas escuelas unitarias dieron paso a un modelo colectivo de agrupaciones de escuelas. Compartir es vivir, dice el refrán. Por ello, compartir recursos entre escuelas permitió realizar una formación de mayor calidad y con una optimización de recursos. De esta forma, en el curso escolar 1988-89 se pusieron en marcha los tres primeros Colegios Rurales Agrupados en Teo, Narón y Santa Comba, los tres en la provincia de A Coruña.

Estos CRA permiten que la dotación de profesorado y de equipamiento material sea mayor y, sobre todo, mejor. El desplazamiento pasa a cargarse sobre el profesorado y no sobre el alumnado, que permanece de esta forma lo más cercano posible a su lugar de residencia.

CRA de Narón. Concello de Narón.

¿Qué es un CRA?

Como si del diccionario de la Real Academia Española se tratase, podemos definir un CRA como una agrupación de escuelas unitarias de la zona rural constituyendo un solo colegio público. Es decir, en vez de hablar de 5ºA y 5ºB, hablamos del aula de una parroquia y del aula de otra parroquia que trabajan como si fuesen una misma unidad. Esas escuelas unitarias pasan a conformar esa estructura, compartiendo de esta manera sus órganos colegiados: el claustro, el consejo escolar, la comisión económica, la comisión de coordinación pedagógica, los equipos de ciclo, equipo de dinamización de la lengua gallega, equipo de bibliotecas y equipo de actividades complementarias y extraescolares.

Pero no solo comparten órganos, sino también estructura personal. La dirección, la jefatura de estudios y la secretaría recaen en un mismo titular, ayudando de esta forma a que todo funcione como un único ente. El profesorado tutor de cada unidad se ve reforzado por profesorado especialista itinerante de áreas como la Educación Física, Pedagogía terapéutica, Audición y Lenguaje, Música, Idiomas, Orientación y de apoyo.

Las ventajas sobresalen

El eje sobre el que funcionan estos Colegios Rurales Agrupados son cuatro. A través de ellas se busca una educación personalizada, una relación mucho más sencilla y directa con las familias, inmediata incluso con entornos naturales al desarrollarse en el ámbito rural, pero sobre todo un conocimiento alto del profesorado sobre su alumnado y su entorno. No solo se sabe su nombre, sus apellidos, sino que conoce su contexto personal y le puede ayudar a que el proceso de aprendizaje sea mucho más óptimo.

Un nuevo modelo de enseñanza

El modelo tradicional de enseñanza por fichas u otros elementos pasa a un segundo plano en un CRA. Las posibilidades son mayores debido a ese mayor contacto con la naturaleza. Por ejemplo, para poder ampliar competencias con matemáticas como pueden ser las dimensiones, o sea, qué es más grande y qué es más pequeño, los niños y niñas pueden salir al entorno del aula y empezar a clasificar objetos, algo casi impensable en un entorno urbano mucho más robotizado.

Precisamente este modelo alternativo, plenamente válido y que sigue persiguiendo la adquisición de competencias más que de memorización de conceptos que no se aplican a estas edades, es el que atrae a más gente cada vez. Las noticias de que se buscan niños, como si fueran meros objetos, para que un aula no cierre son cada vez menos recurrentes y la realidad es que bien sea porque los progenitores trabajan cerca, porque el desplazamiento es idéntico en tiempo aunque sea mayor en distancia, o porque el modelo convence y no es necesario acudir a la enseñanza privada para poder encontrar estos métodos, la demanda es mayor.

La diferencia de edad no es un obstáculo

Niños que se llevan dos o tres años conviven sin problemas durante toda su jornada. No es solo la convivencia de patio, algo habitual en un modelo más tradicional, sino también una convivencia completa.

El profesorado, lógicamente, adapta la exigencia. No es lo mismo un alumno recién llegado que uno en último año. Pero las actividades sí pueden ser similares, con adaptaciones, procesos que se van ajustando a la edad real y que permiten que el más mayor pueda también empujar al aprendizaje del más pequeño, como le sucedió a él años atrás.

Además, esto ayuda a favorecer su autonomía personal.

El caso más cercano, el del CRA de Culleredo

Culleredo es el caso más cercano en el que podemos encontrar un CRA. En esencia, es como un colegio pero disperso, es decir, no todas las unidades están en el mismo edificio. De hecho, dispone de cinco aulas de Educación Infantil, dado que no tiene Primaria. Son las que están adscritas a las escuelas de Almeiras (A Choeira), Celas (Vinxeira Pequena), Ledoño y Sésamo. 59 alumnos, según los datos que constan en la Consellería de Educación y Ciencia.

El edificio de Almeiras ejerce como sede, acoge el claustro y los órganos de dirección y sirve como lugar de organización común para el resto de ubicaciones. Los medios actuales telemáticos facilitan el trabajo, la coordinación y el desarrollo de la actividad.

Aula de Sésamo. Cedida.

Culleredo sí, pero más de fuera

Carlota Sánchez Paz ostenta desde 2021 la dirección del CRA de Culleredo. Bajo su mando, no solo se ha preocupado de consolidar este modelo de enseñanza, sino que además ha querido poner en valor el esfuerzo que se realiza. Este CRA nace en el año 2005.

Según los datos de nuevas matriculaciones para el curso 2025/26, se va a dar una paradoja curiosa y es que más alumnos serán de fuera de Culleredo que del propio ayuntamiento. Son un total de 22 los nuevos escolares que proceden de A Coruña, Abegondo, Cambre, Oleiros, Carral, Arteixo, Cerceda e incluso un alumno desde Oza Cesuras, por 9 oriundos.

Gráfica de procedencias en el CRA de Culleredo.

"La explicación puede tener muchas causas. Tanto nuestro modelo de enseñanza, el hecho de que muchas familias prefieran apostar por ella y por una calidad y especialización diferente, como también el hecho de que algunos progenitores trabajen en los alrededores", resume la directora con una sensación de orgullo.

Es, en concreto, la primera vez que este dato se dará. Solo una vez estuvieron equilibradas estas cifras, en el curso 2022/23, donde 13 alumnos eran de fuera de las fronteras de Culleredo y 13 eran del propio municipio.

Un profesorado que quiere estar en las CRA

El profesorado público accede a la función mediante un proceso de concurso oposición. Una vez dentro, va realizando diferentes procesos de cambios de destino hasta lograr el deseado o, en el peor de los casos, el más cercano al deseado.

Por ello, el estar en un CRA es algo vocacional. Los profesores que deciden acabar en este destino saben a lo que se exponen, una realidad diferente a la de un aula masificada y sobre todo, con una carga de trabajo mayor "porque requiere más tiempo de preparación, pero también proporciona una gran satisfacción", explica Carlota.

A Choeira, en Almeiras, del CRA Culleredo. Cedida.

El trabajo precisamente en una CRA se suele enfocar por proyectos, no solo por el método tradicional. "Ahora es todo más globalizado y nosotros podemos estar más cerca del alumno y ayudarle más", explica la directora del CRA de Culleredo.

Bergondo, el otro centro del área coruñesa

El CRA de Culleredo no es el único que existe en el área de A Coruña. Bergondo es la cabecera de la otra alternativa. En este caso, cuenta con cuatro unidades de Infantil: Bergondo (Carrio), Guísamo, Lubre (Ruadalama) y Ouces (Silvoso). Suman 85 matrículas, según los datos de la Xunta.

Actividad deportiva en el CRA de Bergondo. Xunta de Galicia.

La educación, uno de los caballos de batalla

La Educación es, precisamente, uno de los caballos de batalla a nivel nacional. La imposibilidad de que se realice una ley por consenso entre las principales fuerzas políticas ha hecho que, con cada alternancia de poder en Moncloa, se produzcan modificaciones o cambios de leyes. Los modelos de EGB, el paso al modelo de ESO, diferentes leyes como la LOE o la LOMCE, algunas muy contestadas a nivel de protestas sociales han hecho que sea casi imposible distinguir un modelo educativo claro.

Eso, desde un CRA, se trata de mitigar, evitando el impacto de las decisiones operativas al final en el eslabón más débil de la cadena, los niños y las niñas. Los auténticos protagonistas, en realidad, de todo.