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A lo largo del siglo XX, la emigración marcó la realidad de miles de gallegos que vieron sus familias separadas y que tuvieron que emprender nuevas vidas lejos de su tierra. Durante este tiempo, las cintas de vídeo y las películas sirvieron como puente uniendo ambos lados del Atlántico a través de las imágenes en movimiento. Es el llamado "cine de correspondencia", un término acuñado por Manuel González.

La Filmoteca de Galicia, ubicada en A Coruña y encargada desde hace más de 30 años de conservar y archivar documentos audiovisuales gallegos, alberga algunas de estas cintas que han llegado hasta nuestros días.

José María Rodríguez, Chema, es uno de los encargados de custodiar estos materiales. Hijo de gallegos emigrados a París, explica casi en primera persona algunas de las imágenes que décadas después proyectan estas cintas.

Visualizando Oficio de desterro de Carlos Asorey, en la que se ve la vida de gallegos en la capital francesa en los años 70 y manifestaciones en contra de la dictadura franquista, Chema confiesa que "alguna vez busqué a ver si salían aquí mis padres. Pero nada".

Él es una de las personas que mejor conoce el archivo de la Filmoteca de Galicia. Trabajador de este centro desde 1993, solo dos años después de su creación, recibió en el 2020 el reconocimiento del Premio de Honra de la Academia Galega do Audiovisual en la gala de los Mestre Mateo.

Una forma de volver a Galicia para los emigrados

Las primeras grabaciones del cine de correspondencia que aquí se conservan, realizadas en 35 milímetros, datan de unas décadas atrás.

Son ejemplo de ello películas de José Gil como Nuestras fiestas de allá (1928) que retrata con su cámara las festividades del Val Miñor o Galicia y Buenos Aires (1931) del mismo cineasta y su productora, Galicia Cinegráfica.

Copias de películas conservadas en la Filmoteca de Galicia. CGM

Con rótulos en gallego, estas cintas recorren distintas localidades gallegas y las muestran tal y como eran hace ya un siglo. En ellas se suceden las imágenes de paisajes, procesiones y vecinos.

Después de rodarse en Galicia, se enviaban a Latinoamérica, donde las y los gallegos emigrados volvían, durante unos minutos, a su tierra.

También se enseñan las llamadas "escuelas de indianos", unos centros financiados con el dinero enviado por los gallegos emigrados. Ellos mismos eran quienes —a través de sociedades como la Unión Hijos de Morgadanes de Montevideo— encargaban a productoras como la de José Gil la grabación de estas películas que se pagaban por metro utilizado.

A Montevideo precisamente emigró también Manuel Arís, cineasta gallego que en sus viajes de vuelta a su tierra grabó en 16 milímetros Un viaje por Galicia entre 1953 y 1958. De esta década y la siguiente son también las grabaciones de Armando Hermida, otro emigrante gallego que observaba su tierra a través de la cámara con imágenes que ya incorporaban el sonido.

Todas estas son imágenes que se encuentran en el laberinto de rollos de película y cintas de distintos soportes que se esconden en la planta baja de la Filmoteca, donde Chema se mueve con asombrosa facilidad.

"En el cine de correspondencia también está el caso contrario, como Porriño en Buenos Aires. Me acuerdo de ir a proyectarla allí, en O Porriño", cuenta por los estrechos pasillos del edificio situado en Durán Loriga.

Esta cinta recuperada por la Filmoteca fue un encargo de la Sociedad de Hijos de Porriño y la Federación de Sociedades Gallegas a Cinematográfica Valle y se rodó en la capital argentina en 1928 para proyectarse posteriormente en la localidad gallega.

Entre las imágenes argentinas hay también vídeos de Alfonso Daniel Rodríguez Castelao en Buenos Aires. "Eligio González fue el cámara oficial del Centro Gallego de Buenos Aires", cuenta Chema, que explica que este tipo de películas se proyectan dentro de la programación de la Filmoteca.

Un ejemplo fue el pasado 19 de junio con Castelao: la biografía de un ilustre gallego, que celebra también los 75 años del fallecimiento del intelectual de Rianxo.

Conservación y difusión

Esta institución compagina la programación con actividades de difusión, además de conservar estos valiosos archivos, algunos de los cuales tienen más de un siglo, como la botadura en Ferrol del Alfonso XIII de 1912-1913.

Pero la conservación no se limita a películas del siglo pasado. Sirat, de Óliver Laxe, actualmente en cines y ganadora del Premio del Jurado en Cannes, será una de sus próximas incorporaciones.

De manera habitual, todo lo subvencionado se guarda aquí, pero sus puertas también están abiertas a conservar grabaciones actuales. "Hay mucho que se conserva en los desvanes. Si está hecho por gente de aquí, o rodado aquí, nos interesa", resume Chema.