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O Viñedo de Tito, jamón asado bajo la parra de una callejuela de A Coruña

Esta taberna gallega abrió sus puertas en 1977 y los secretos de su éxito son la clientela fiel y la comida casera "hecha con cariño"
Joaquín Castro, el dueño de O Viñedo de Tito.
AS
Joaquín Castro, el dueño de O Viñedo de Tito.
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Si "lo de siempre" es lo que funciona para qué cambiarlo. Esta es la filosofía de Joaquín Castro, responsable desde hace siete años de O Viñedo de Tito, una de las pocas tabernas típicas gallegas que sobrevive en la ciudad y todo un referente para los amantes de la comida de la tierra que abrió sus puertas en 1977 de la mano de su primer dueño, José Díaz. Es un local "enxebre", ideal para una comida informal de raciones y buen vino y con una decoración muy personal con poco artificio (unas pocas sillas de madera y barriles a modo de mesas).

El viñedo situado en el exterior de la taberna (Amara Santos)

No necesita publicidad, ya que el boca a boca fue su mejor manera de darse a conocer durante décadas, algo que le ha servido a este negocio para hacerse con la fama que ostenta en la actualidad, donde muchos dicen que se puede comer el mejor jamón asado de toda A Coruña. Uno de sus símbolos más representativos es la parra situada en su terraza exterior (ahora mismo deteriorada por el mal tiempo) de la que su dueño dice que "es el manto verde" que ilumina la calle y "un aire acondicionado natural" muy útil para los días veraniegos de sol y calor.

El cuadro de Piolín es un homenaje al antiguo negocio de Castro (AS)

O Viñedo de Tito continúa la tradición y une generaciones, sobre todo los fines de semana, donde en sus mesas conviven grupos de jóvenes con parejas que rondan los 70 años y clientes de siempre que disfrutan de su jubilación y su tiempo libre. La gran variedad de vinos gallegos (Mencías, Ribeiros...) es uno de los puntos fuertes y un campo que domina muy bien Castro, que además estuvo al frente hace años de la popular cervecería Piolín de la Plaza del Humor. Otro de los secretos está en "la máquina" que trabaja entre fogones, Ana, que es la mujer de Castro desde hace más de 30 años y la compañera de equipo en la que confía ciegamente.

"Las uvas de la parra las recogemos dos veces al año y las repartimos entre los clientes y vecinos"

joAQUÍN castro

Sus paredes son toda un recorrido vital, ya que en ellas conviven la colección de azulejos con refranes gastronómicos de Castro junto al escudo del equipo de sus amores, el Deportivo y cuadros hechos por un amigo colombiano, entre los que se encuentran retratos del propio Castro en acuarela, una representación de la fachada del bar y otro en el que aparece Piolín, el personaje de dibujos animados que le traslada a tiempos pasados y que ponía nombre a su anterior negocio.

"Queremos que la gente se sienta como en casa"

¿Cómo te hiciste con O Viñedo de Tito y cómo es el día a día?

Soy de Ponteceso pero vivo en A Coruña desde los 16 años. Dejamos la cervecería Piolín del Humor porque el edificio estaba casi en ruinas y de casualidad nos enteramos de que O Viñedo de Tito necesitaba dueño y aquí estamos desde 2013. Seguimos el mismo estilo que sus fundadores, apostando por la comida típica gallega ampliando la carta que ya había y cuidando a los clientes que llevan años viniendo diariamente.

A casa solo vamos a dormir y poco más, comemos y cenamos en el local. Abrimos alrededor de las 12:30 hasta las 16:00 y desde las 20:00 hasta las 12:00 o 01:00, ampliando los horarios los fines de semana cuando hay más afluencia de gente.

¿Habéis mantenido la parra del local para no perder su identidad?

En parte sí porque es algo que ya existía con el primer dueño en la época en la que la taberna era el lugar de encuentro de mucha gente del ayuntamiento que venía a tomarse un vino. Tras la reforma de la calle hace 30 años, las parras se trasladaron de la primera planta del edificio a la baja y hace tres años plantamos otra que está funcionando muy bien, de hecho es el mantón verde que cubre la calle en verano y lo pone todo precioso.

La uva de la parra, que se llama tinta romana, la recogemos dos veces al año y se la regalamos a los clientes y vecinos de la zona. Lo hacemos para tener un detalle y para que la gente no se resbale cuando las uvas caen al suelo, que además están deliciosas porque son muy dulces.

El interior del local, con sillas de madera y barriles como mesas (AS)

¿Cuál es el producto estrella de vuestra carta?

Utilizamos productos de la tierra y de primera calidad, por ejemplo las parrochas y los mejillones los cogemos cada día en el mercado de San Agustín o en la Plaza de Lugo. Sin duda, lo que más fama tiene es el jamón asado con patatas y pimientos del piquillo, las delicias O Viñedo que son filetes de ternera con patatas fritas y pimientos de padrón "que no pican" y los chipirones a la plancha que los traemos de la Patagonia argentina y los servimos con aceite de oliva y "mucho cariño".

Además, durante los meses de invierno tenemos siempre caldo gallego y lo que nunca falta es el raxo, la zorza o la empanada casera de chicharrones con pasas que es un éxito total. Los postres no se quedan atrás y llenan de calidad nuestro menú. Los más aclamados son el flan de queso y la mousse de turrón. Los precios son populares en general dependiendo del vino que se consuma con la comida, por entre 8 y 10 euros puedes ir bien comido y las raciones son abundantes, una de jamón da para dos personas perfectamente.

"Lo que más fama tiene de nuestra carta es el jamón asado con patatas y pimientos del piquillo"

joAQUÍN castro

¿Cómo es el tipo de clientela que viene al negocio?

Entre nuestros clientes podría destacar a un juez conocido de A Coruña al que le encanta venir, siempre dice "que está como en su casa". También vienen por aquí algunos vecinos que venían a O Viñedo cuando abrió en el 77, pero ya son muy pocos, y últimamente nos visita bastante gente que trabaja para Inditex y grupos de extranjeros, sobre todo en verano cuando el turismo está más al alza.

Hace dos años se presentaron en el bar a las 16:00 horas tres parejas con tres niños para comer cuando ya estábamos cerrando. No íbamos a dejarles sin comer y más con los pequeños, entonces probaron los chipirones, el jamón...y se llevaron dos botellas de Ribeiro. La sorpresa que me dejó impactado fue cuando después de pagar se presentaron y me contaron que eran el capitán de un crucero que había atracado en la ciudad, su segundo y el coordinador de hostelería, nunca me había pasado algo así.

Parte de la colección de azulejos del dueño del bar (AS)

¿Cómo se vislumbra el futuro de O Viñedo?

Aún nos quedan tanto a mí como a mi mujer muchos años al frente del local, pero en el momento en el que lo tengamos que dejar es posible que nuestro hijo pueda coger las riendas porque también estudia hostelería. De momento le gusta más la coctelería y temas de cafetería, pero quien sabe qué pasará en un futuro.

De momento vamos a seguir en la misma línea, conservando a nuestra clientela y ampliándola en la medida de lo posible, haciéndoles sentir como en casa para que vuelvan siempre. Por mi parte intentaré seguir potenciando los vinos autóctonos y explicándole a la gente todo lo que sé sobre ellos, sin olvidar nuestro objetivo principal, que es evitar que tabernas típicas de la ciudad como esta se pierdan para siempre.

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