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"Non somos de Halloween, somos de Samaín": Aceites Abril reivindica la tradición gallega

La compañía ourensana busca poner en valor la gastronomía y tradición gallega de la mano de la Feria da Cabaza de Tui
Campaña publicitaria Aceites Abril
Aceites Abril
Campaña publicitaria Aceites Abril
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¿Halloween o Samaín? La lucha entre estas dos nomenclaturas lleva años dividiendo a los gallegos. A pocos días de la celebración del Halloween la compañía ourensana, Aceites Abril, lanzó una nueva campaña publicitaria con la que reivindica la festividad del Samaín frente a la tradición americana.

Tradicionalmente el Samaín marcaba el fin de la temporada de la cosecha y el comienzo del invierno. El objetivo de Abril es, precisamente, recuperar la iconografía propia de estas fechas en Galicia y cambiar las telas de araña y las calaveras por los antiguos collares de zonchos o las numerosas variedades de calabazas: la cucurbita (la naranja, más reconocida por todos) pero, también, la violín o cacahuete, la vinatera, la verrugosa o italiana, la de bellota, la de cuello torcido o la de cabello de ángel.

Las calabazas son el eje principal de la campaña. Aceites Abril se ha aliado con los vecinos de Tui para poner en el foco la Feira da Cabaza. "Antes de que llegara la influencia de Halloween, en Galicia ya se tallaban los ojos y bocas y se decoraban las calabazas, caveiras o calacús o se hacían collares de zonchos o castañas cocidas”, recuerdan desde la empresa gallega.

Los protagonistas de esta campaña publicitaria son: Telmo Alfaya, Carlos Picho del Bar Pancho Cultural y Juan Carlos Bou, vecinos de la parroquia de Ranfufe, en Tui (Pontevedra). Desde Aceites Abril explican que "queremos impulsar la puesta en valor del rural en general y la promoción del cultivo de la calabaza en particular; a la vez que recuperamos una antigua feria que formaba parte de esta villa”.

Con todo, toda Galicia puede sentirse identificada con la campaña. En muchas ciudades y pueblos gallegos aún se conservan muchas de estas tradiciones. En Cedeira son famosas sus máscaras de calabazas o melones anaranjados; en el Baixo Miño y en las Rías Baixas, los calacús; en Xermade, las bonecas con remolacha; y en Quiroga, las máscaras de calabaza que se dejaban secar para usarlas durante el Entroido.

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