Aparecen más medusas en las playas de A Coruña: ¿Qué hacer si te las encuentras?
La playa de San Amaro de A Coruña amaneció esta mañana con decenas de medusas repartidas por todo el arenal. Un acontecimiento como el ocurrido ayer en la playa de Riazor, también en la ciudad herculina. Los ejemplares, en ambos casos, son de Pelagia noctiluca, según confirman desde el Instituto Oceanográfico de A Coruña.
La escena se repite, pues el año pasado la aparición de estos ejemplares en varios arenales de la ciudad obligó a prohibir el baño en las playas de Orzán, Matadero, San Amaro, As Lapas y Riazor en pleno mes de agosto. En esta ocasión, las Pelagias noctilucas han aparecido muertas en la orilla de ambas playas (San Amaro y Riazor), aunque se desconoce si se ha producido en más ubicaciones. El año pasado, por el contrario, las medusas estaban vivas y en el agua.
Llegados a este punto, el Concello ha informado de que el servicio de Medio Ambiente ha dado orden para la retirada del animal siguiendo las recomendaciones. Además explican que el aumento de esta especie se debe a la subida de las temperaturas, y que se espera que la semana que viene, con la bajada de estas, desaparezcan.
Aun así, desde el Instituto Oceanográfico de A Coruña alertan de que a pesar de que no se trata de una especie peligrosa, el simple hecho de tocarlas puede producir urticaria en la piel. Por tanto, es conveniente no manipularlas si encuentras algún ejemplar.
¿Qué hacer si te encuentras a una?
Dado que según expertos del Oceanográfico la especie tiene un alto grado de probabilidad de producir urticaria, es recomendable no tocarla. Estas medusas se distinguen del resto porque son de un color entre rosado y rojizo, aunque cuando se tratan de Pelagia noctiluca jóvenes, son más bien de color marrón claro.
Ante esto, el Concello recomienda evitar el baño, no caminar por la orilla sin calzado, ni manipular la especie. Así como controlar el acceso de los perros a la zona intermareal de los arenales
Desde el Instituto indican que este tipo de medusas proviene del mar abierto y señalan que aunque se diferencia de otras más peligrosas, afirman que incluso para ellos a veces es complicado distinguirlas sin un análisis en profundidad o un muestreo. De ahí que cuando te encuentres con algo así, lo mejor sea no tocarlas.
