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Los incendios forestales que están azotando Galicia en las últimas fechas han generado una situación muy complicada, tanto para los efectivos que trabajan en su extinción como para las personas que temen perder su casa ante la cercanía del fuego a sus domicilios.

Un bombero forestal conductor de la provincia de A Coruña, que está trabajando en la extinción de los fuegos de Ourense, atiende a Quincemil para relatar que "están siendo días muy difíciles" donde la declaración de la situación nivel 2 ya da constancia del riesgo para la población.

"El servicio de prevención al que pertenezco, que depende de la Consellería de Medio Rural, lo que está haciendo es en primer lugar salvaguardar las infraestructuras no forestales y proteger a las personas", explica sobre las funciones donde tienen que distinguir entre lo urgente y lo prioritario.

"El problema que tenemos es que son muchos incendios activos y con frentes demasiado grandes. Están creando su propia meteorología, con cambios de aire constantes y lo que hace es que cuando creemos que está controlado y vamos a otra zona que corre más riesgo, nos hace un cambio de aire y tenemos que retroceder para volver a actuar en otro sitio diferente", comenta.

"El dispositivo está llegando a un punto en el que no damos abasto para atender a todo lo que se puede".

2022, el desgraciado precedente

El verano del 2022 fue también un verano muy complicado en Galicia debido a los incendios forestales.

En aquella ocasión, fueron varios incendios importantes, menores en número a los actuales pero que afectaron a una gran superficie de monte. La situación es diferente, dado que aquel año fue "excepcional" en la serie histórica de datos.

"En aquel momento no nos encontramos con tantos núcleos de población activados", recuerda este bombero.