"Es necesario que los centros tomen en cuenta los avisos que dan los niños. Mi hijo ha manifestado en muchas ocasiones que ha sufrido acoso y tanto en un centro como en otro le han dicho que 'son cosas de niños'". Con esta contundencia arranca el testimonio de Lorena, una madre coruñesa que lleva años tocando puertas para que el sistema educativo responda al sufrimiento de su hijo.
Acompañada por el pequeño de sus dos hijos, ha pedido vacaciones para acudir a la manifestación de este martes en el Obelisco contra el bullying. Aunque mucho de los presentes han ido para prestar apoyo a las víctimas, en su casa, les ha tocado vivirlo de cerca: "Mi hijo es trans y hay mucha gente transfóbica desde el alumnado hasta el profesorado".
"Los profesores de los recreos no hacen nada. Un día que yo no había ido a clase aprovecharon y fueron todos a por él", cuenta Xurxo, el hermano pequeño del joven que durante años experimentó acoso por parte de sus compañeros .
Aunque este no ha estado presente en la manifestación, sí lo ha estado en representación de su familia: "Si un crío se te acerca y te dice que lo está pasando mal porque hay gente que se mete con él por diferentes motivos, escúchale. Ese niño está sufriendo y necesita ir a un psicólogo para superar esto", manifestó la madre a Quincemil.
Una realidad que en su caso no ha sido invisible dentro de casa, pero que teme por tantos otros menores: "El mío ha tenido padres que lo han escuchado. Pero hay otros que están siendo cuidados por sus abuelos, porque no tienen tiempo por trabajo o por la vida que llevan". En estos casos, es imprescindible el apoyo escolar. "Los orientadores también tienen que estar en los colegios escuchando y no solo en los institutos. En primaria no hay directamente, los comparten entre unos y otros".
Por eso reclama inversión urgente
El caso del hijo de Lorena no es un caso aislado. Al igual que no lo es el de Sandra Peña, la joven sevillana que se quitó la vida hace apenas una semana y que ha dejado entrever las deficiencias del sistema educativo en cuanto a herramientas para frenar el acoso.
"La Xunta tiene que invertir en educación, orientadores y personal de apoyo", sentencia Lorena. Entre los casos más frágiles, recuerda la situación de los menores neurodivergentes: "Hay niños con TEA que los colegios presionan para que se cambien de centro porque no dan abasto. A veces lo único que están deseando es que se cambien de centro". Y advierte: "Hablo de colegios públicos porque es lo que conozco".
"Quedas como la madre pesada, pero es por algo"
Lorena no se cansó hasta lograr que alguien actuara por su hijo y frenara el acoso que estaba sufriendo. "Como madre primero pasé por el tutor, luego por dirección, y al ver que no hacían nada lo dejamos por escrito. Quedas como la madre pesada, pero si protestamos es por algo. Nosotros protegemos a nuestros hijos porque queremos que los defiendan", relata.
Lorena insiste en la necesidad de insistir y de dejarlo todo por escrito, porque "las palabras se las lleva el viento". De hecho, a Lorena le llegaron a decir que su hijo no se había quejado antes al profesor, algo que niega rotundamente.
Por eso insiste en la importancia de llegar hasta el final, de que no se quede en una simple queja. "Si todos dejamos reclamaciones escritas es cuando nos hagan caso", concluye. Eso, mientras que no se acabe con esta lacra. Porque si algo ha quedado claro hoy en la manifestación por Sandra Peña es que el bullying sigue siendo un problema real y hay que actuar para frenarlo.
