Remedios Sánchez, natural de Boimorto (A Coruña), tenía a todos engañados. Del mismo modo que engañó a las tres ancianas que cayeron en su trampa hace más de dos décadas para luego asesinarlas, también lo hizo con los funcionarios de prisión que se dejaron embaucar por su "aspecto impecable". Siempre fue descrita como una mujer "dulce" y "agradable", una actitud que también mantuvo dentro de la cárcel de Teixeiro y que contribuyó a que se le concedieran permisos penitenciarios, a pesar de sumar 144 años de condena en su historial.
La interna destacaba por su "comportamiento modélico". Según fuentes penitenciarias, cumplía todos los requisitos para recibir salidas temporales: buena conducta, más de la mitad de la condena cumplida (el máximo en España es de 30) y una valoración psiquiátrica favorable.
Sin embargo, a su regreso de uno de esos permisos —no era el primero que disfrutaba— fue detenida en la propia prisión, mientras trabajaba en la lavandería del centro. Remedios Sánchez, conocida como la "Matayayas" de Cataluña, fue arrestada el pasado 8 de octubre por su presunta implicación en el asesinato de una anciana en el barrio de Monelos (A Coruña). Todo ello mientras cumplía condena por haber matado a tres personas de avanzada edad en Barcelona y Mataró durante el verano de 2006. De confirmarse su autoría, la víctima coruñesa sería su cuarta asesinada.
Fuentes judiciales confirmaron que la investigación comenzó tras una denuncia presentada por el hijo de la víctima, Carmiña, una mujer de 91 años que vivía sola. Su hijo había instalado cámaras de vigilancia en la vivienda para poder comprobar que todo iba bien. Las mismas fuentes aseguran que en una de las grabaciones se observó a una mujer con rasgos coincidentes con los de Remedios Sánchez, sentada en la mesa de la cocina tomando un café junto a la anciana. Fue entonces cuando se descartó una muerte natural y la UDEV (Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta) asumió la investigación.
El mismo modus operandi
Carmiña vivía sola pero sus hijos y nietos la visitaban todos los días. Siempre pendientes de ella. Hasta el punto de instalar cámaras en la casa para tenerla siempre controlada. A sus 91 años, su mundo era el barrio de Monelos. Una testigo declaró a la Policía haberla visto días antes "agarrada del brazo con una mujer" que coincidía con la descripción de Sánchez.
Todo apuntaba a un patrón similar al de los crímenes cometidos en Cataluña: según la sentencia dictada por la Audiencia de Barcelona en 2008, la acusada se ganaba la confianza de ancianas que vivían solas, accedía a sus domicilios y las asfixiaba o estrangulaba con diferentes prendas, robando después dinero y objetos de valor.
La gallega Remedios Sánchez durante el juicio por el que fue condenada por asesinar a varias ancianas en Barcelona en el 2008.
En aquel juicio fue condenada también por siete delitos de robo con violencia y uno de hurto, además de tener que indemnizar a las familias de las víctimas con cantidades de entre 19.000 y 120.000 euros. El tribunal descartó que padeciera enfermedad mental o ludopatía, aunque se acreditó que gastaba parte del dinero robado en bingos y salas de juego.
Vínculos con Galicia
Con todos estos antecedentes, la policía encontró claros paralelismos entre el asesinato sucedido en el barrio coruñés de Monelos y los cometidos en Barcelona y Mataró hace casi veinte años. Tras señalar a Remedios Sánchez como principal sospechosa, la Policía Científica acudió a Teixeiro para recopilar pruebas en su celda. Se desconoce si encontraron algo más que huellas, que ahora serán comparadas con las detectadas en el edificio de la víctima.
Mientras tanto, la asesina en serie —que copó titulares en todos los medios nacionales cuando se la apodó "Matayayas"— fue trasladada de módulo en Teixeiro. Según las fuentes consultadas por Quincemil, continúa en el mismo centro penitenciario al que fue trasladada hace unos diez años, pero ahora se encuentra aislada en enfermería mientras continúa la investigación.
Ya en 2006 se la relacionó con Galicia, cuando se filtró a la prensa que en el restaurante donde trabajaba la conocían como "la gallega". Natural de Boimorto, durante sus permisos penitenciarios se quedaba en A Coruña, ya que su familia política se negó a responder por ella. Por ese motivo, la reclusa pasaba sus salidas de prisión en la ciudad, en viviendas gestionadas por la pastoral penitenciaria, ubicadas en un barrio próximo a Monelos, precisamente donde se produjo el asesinato.
