José Luis Costoya, o "Goyo" para los amigos, estaba de servicio en el parque de bomberos de A Coruña cuando recibió una llamada de emergencia. Era su último día de guardia y tocaba despedirse por todo lo alto: un rescate en plena plaza de María Pita.
Se puso su traje y se montó en el camión. Tan rápido como siempre. Aunque no parecía nada grave, cuando estaban a punto de llegar, algo empezó a olerle raro, y no era humo precisamente.
Sus compañeros le habían preparado una despedida por todo lo alto: fingieron un rescate en el propio Ayuntamiento de A Coruña. La alcaldesa, junto con otros concejales y trabajadores del Concello, esperaba escondida tras el balcón.
La regidora salió de su escondite para entregarle un ramo de flores acompañado por una orquesta de aplausos de todas las personas que observaban desde abajo la despedida que le habían organizado sus compañeros.
"Me han preparado una despedida para no olvidar", dijo a este medio Costoya, emocionado por lo que acababa de vivir hace apenas unos minutos. Paseantes, turistas, bomberos… todos los que estaban allí se unieron a la gran ovación para el bombero, que se jubilaba después de 36 años en el cuerpo.
"Aún no me creo que me voy a jubilar, igual hasta me reengancho", ríe. Aunque su último día oficial será el 3 de noviembre, hoy terminan sus guardias.
Mientras habla, abraza también a una gaviota de peluche que le regalaron sus compañeros: "Mi última intervención fue el rescate de una gaviota en la calle Panaderas, y ya me quedó la broma", vuelve a reír.
Aun así, después de casi 40 años prestando sus servicios a la ciudad de A Coruña, Costoya todavía no es consciente de este cambio: "No te haces la idea. Voy un poco en la nube. Estoy un poco así en el aire", dice emocionado.
