Encontrar aparcamiento en A Coruña no deja de ser una de las principales pesadillas para los conductores residentes en barrios como el centro, Monte Alto, Os Mallos o la Sagrada Familia.
A la escasez de plazas y los precios elevados de los garajes se suma ahora otro problema: la inseguridad. El pasado mes de agosto, Monte Alto vivió una oleada de robos en coches estacionados en la vía pública, con más de una decena de vehículos asaltados en una misma noche.
Paco Fuentes fue uno de los afectados. Después de tirarse más de 20 minutos tratando de aparcar por la zona de la Domus, al día siguiente se encontró con la ventanilla de su coche rota. Pero no solo a él, el resto de coches que estaban estacionados en su acera tuvieron la misma mala suerte.
El miedo a que se volviera a repetir lo llevó a buscar plazas de garaje en la zona, y lo que se encontró fue un número ridículo de plazas disponibles y a precios desorbitados. "La ley de la oferta y la demanda… si además careces de seguridad para dejar el coche fuera, la oferta sube y los precios también", explica.
Coches vandalizados en la Domus
En su caso, dice que terminará cediendo. "Al final, los perjuicios de que me vuelvan a romper la ventanilla (o algo peor) serán más caros que pagar el alquiler", confiesa. Además, no es solo el problema de los robos: "A partir de las siete de la tarde la cosa está imposible. Puedo tardar entre 20 y 30 minutos en dar con un hueco".
El déficit de plazas
Los datos confirman esta percepción vecinal. Según estadísticas de 2022, A Coruña contaba con 19.718 plazas de aparcamiento, de las cuales 14.985 eran en parkings subterráneos y el resto en zona ORA, sin incluir las plazas libres en superficie. Una cifra muy baja en comparación con los 117.725 turismos registrados en la ciudad en aquel momento. Es decir, solo 16,75 plazas por cada 100 coches.
El Concello, aunque reconoce el problema, no dispone de cifras actualizadas en 2025. La ampliación de los horarios en los aparcamientos residenciales fue uno de los intentos para aliviar la situación, pero barrios como Monte Alto, Os Mallos o la Sagrada Familia aún no cuentan con zona ORA.
Mientras tanto, en portales inmobiliarios como Idealista apenas aparecen una veintena de plazas en alquiler en Monte Alto, con precios que rondan o superan los 100 euros mensuales. Para la compra, la situación no cambia mucho: una oferta limitada y con precios poco accesibles para la mayoría de los vecinos.
Una problemática enquistada
En la calle Cantábrico, otro vecino, Jacobo, confirma la falta crónica de plazas de garaje. "Aunque quiera una plaza, no hay. Cuando me mudé al barrio pregunté en el parking del mercado, y me dijeron que estaba completo y con lista de espera", cuenta.
"Además, con la reforma del mercado se eliminaron plazas y hay dos calles en las que no se puede aparcar desde hace más de un año. A esto se suman los golpes que reciben los coches: he visto a conductores golpear a otro vehículo, comprobar que el suyo estaba bien y marcharse sin dejar ni una nota", indica.
La visión del sector
El presidente de la Asociación de Empresarios de Garajes y Aparcamientos, José Ángel Soto, reconoce que la situación en la ciudad es crítica.
"En Coruña estamos escasos de plazas. Muchos barrios nuevos tienen garaje en los edificios, pero en las zonas antiguas como el centro o Monte Alto, prácticamente no hay. Y no hay por dónde crecer. Tenemos la mayor densidad de población por kilómetro cuadrado y solares muy pequeños, lo que dificulta la construcción de nuevos aparcamientos", confiesa.
Todo ello, teniendo en cuenta que en barrios como Monte Alto, Os Mallos o la Sagrada Famila, los parkings son los que son. "Son edificios muy antiguos y tan solo cuentan con garaje los de obra nueva", explica Soto.
Calle Cardenal Cisneros, en la Sagrada Familia (A Coruña).
Desde la asociación señalan que una de las soluciones pasa por crear aparcamientos disuasorios en las entradas de la ciudad, conectados mediante lanzaderas de bus de alta frecuencia al centro, para absorber el tráfico de visitantes y trabajadores no residentes.
Sobre la especulación, Soto explica que el problema no está tanto en las plazas privadas sino en algunas concesiones públicas: "Hay concesiones que se compran para uso particular durante X años y acaban alquilándose. Eso debería controlarse para que realmente estén destinadas al uso de los residentes y no a la especulación".
