A Coruña se sumaba así a la manifestación estatal para pedir la regulación del alquiler, la limitación de la vivienda turística y, en general, un techo bajo el que dormir sin dejarse el sueldo en el alquiler. La protesta estaba organizada por el sindicato de barrio de A Falperra y Os Mallos, aunque el eco de la indignación abarcó todos los rincones de la ciudad, y alrededores.
"A nosa vivenda é un dereito", resonaba en la ciudad herculina esta mañana. Cientos de personas se concentraron este sábado, 5 de abril, con el fin de reclamar sus derechos sobre la vivienda. La protesta comenzó en la plaza Ourense y finalizó en María Pita con la lectura de un manifiesto. Un acto que también sirvió como plataforma para visibilizar las tensiones que están afectando a los vecinos de la ciudad herculina, que ven cómo el precio de la vivienda sigue aumentando de manera descontrolada.
A Coruña se sumaba de esta forma a la primera protesta simultánea que tendrá lugar a lo largo de todo el día de hoy en todo el país. Hasta 40 municipios clamaran a pleno pulmón los derechos que les corresponden. Un acto convocado por los sindicatos de inquilinas, en colaboración con otras organizaciones locales de toda España, siguiendo el lema que dice: "Acabemos con el negocio de la vivienda". Mientras que en A Coruña y Santiago la movilización se llevó a cabo esta mañana, en Ourense saldrá a las 18:30 y en Vigo a las 19:00.
"Quero independizarme, antes de xubilarme"
La desesperación dio paso a la creatividad, y las pancartas que sobresalían por encima de la multitud reflejaban a la perfección la situación del mercado inmobiliario. Es el caso de Diego, quien dibujó a mano una vivienda distribuida en zonas, poniendo precio a cada una de las estancias: "Trastero, 200 euros; salón, 500". U otros mensajes, que aunque puedan parecer humor, no dejan de ser una crítica que se asemeja a la realidad: "Quero independizarme, antes de xubilarme".
Si bien, muchos se sorprendieron por la escasa presencia de gente joven, quienes son los grandes afectados por la situación de la vivienda, la falta de participación se percibió como un reflejo de la desconexión de los jóvenes con las instituciones. "Les dije a mis amigos que vinieran, pero no quisieron, así que vine con mi madre", confesó una joven, admitiendo sentirse decepcionada por la falta de apoyo de la juventud, que a menudo se ve más preocupada por sus estudios o trabajos temporales que por una lucha que les afecta de lleno.
Manifestación por la vivienda en A Coruña
Mucha presencia política
La política también tuvo una presencia notable en las calles de A Coruña durante la manifestación. Podemos, BNG, el sindicato de estudiantes y otras agrupaciones se mostraron comprometidos con la causa. Una de las intervenciones más destacadas fue la de Isabel Faraldo, coordinadora nacional de Podemos Galicia, quien no dudó en subrayar la urgencia de una respuesta ante esta crisis: "A vivenda é un dereito e está sendo un motivo de especulación xa xalbaxe. Os prezos neste momento no alugueiro e na vivenda en xeral están levándose por diante a familias. Máis do 60% dos ingresos familiares, en moitos casos, son destinados a vivenda. Non pode ser. E nós dicimos non, e ademais temos unha lei de vivenda que parece ser que o señor Rueda xa está facendo boicot e se nega a implantar", expresó Faraldo, con voz firme y comprometida con la causa.
La coordinadora nacional de Podemos Galicia subrayó el impacto devastador que la escalada de los precios de alquiler está teniendo en la clase trabajadora y las familias. En su intervención, no solo hizo un llamado a la acción inmediata, sino que también criticó abiertamente la actitud del presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, al que acusó de estar bloqueando la implementación de la ley de vivienda que podría ofrecer una solución a la crisis que afecta a tantas personas. "Non pode ser que a nosa mocidade e as nosas familias se vexan abocadas a vivir en condicións precarias ou a marcharse das súas cidades”, afirmó Faraldo, haciendo un llamamiento urgente para que el gobierno autonómico deje de ignorar los problemas reales de la gente.
A medida que la multitud se dispersaba por las calles de la ciudad, la sensación era clara: la lucha por el derecho a una vivienda digna continúa, y la presión sobre las instituciones aumenta. Cada pancarta, cada grito, cada declaración de los manifestantes, refleja el sentimiento de una sociedad que ya no está dispuesta a tolerar más especulación.
