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El sábado de Carnaval es solo la previa de lo que se viene el lunes. La víspera del festivo se traduce como el día grande del Entroido coruñés, o al menos así lo conciben los hosteleros situados en el epicentro del ocio nocturno. Las calles de la ciudad herculina se convierten en una pista de baile. El frío no existe para quienes salen a la calle a lucir disfraz, algo que se pudo ver este fin de semana en algunos locales de la zona centro.

La plaza de José Sellier, también conocida como la plaza de "la urbana", triunfó con el "Koruñódromo". Esta iniciativa, impulsada por los propietarios de A Buserana, Bar Tracio, Bodega Martirio, La Urbana y Redrum, atrajo a una multitud de personas en una celebración con mucha samba, lentejuelas y plumas. Desde primera hora de la tarde, la plaza ya estaba llena de gente. Un DJ amenizó el lugar con canciones que no invitaban a quedarse quieto.

El Concello de A Coruña había ampliado el horario de los locales de hostelería de la ciudad dos horas, para que los empresarios pudieran aprovechar estas fiestas en las que la facturación es mayor. Sin embargo, no les hizo falta. "La música se cortó a las 2:00 y a esa hora empezamos a recoger", asegura César, propietario de La Urbana.

"Los pubs y las discotecas también tienen que trabajar", explica el hostelero. Además, asegura que, aunque cerraron a esa hora, terminaron de recoger a las 6:30 de la mañana: "Imagínate si ampliamos el horario. ¡Nos dormiríamos aquí!". Lo que está claro es que fueron unos días de mucho trabajo para el sector. César lo describe como "mortalmente divertido".

Javier, propietario de El Nuevo Ama, en la calle San Juan, y de A Casiña, en Mantelería (perpendicular a la de la Estrella), puede dar su punto de vista desde los bares donde el Entroido pasó a lo grande. "En A Casiña, el Carnaval empezó el jueves, con los universitarios. La previa se hizo en A Casiña, Os Floreros y La Tasca, como siempre, y de ahí iban a las discotecas", señala el hostelero.

El viernes y el sábado fueron iguales. Los tres días fueron de duro trabajo, pero según la larga experiencia de Javier en los carnavales y la restauración, "el día fuerte es esta noche, lo apoteósico". En su caso, también prefirió cerrar las puertas de su negocio a las 2:00 horas, es decir, dentro de su horario habitual. "No quise beneficiarme de ello. A partir de esa hora, los beneficios que se puedan generar no compensan con los problemas que esto te puede traer. Mejor conservar la convivencia con los vecinos", señala.

En la calle San Juan, el martes también se espera bastante movimiento, teniendo en cuenta que la fiesta grande tendrá lugar en la plaza de España. Por ello, la calle permanecerá cortada al tráfico durante gran parte del día, para que los bares puedan sacar sus negocios a las calles y ofrecer una gran experiencia a los clientes, como de costumbre.

"Desastre, pero para bien"

Muchos locales, aunque dedicados a la restauración, aprovecharon la situación para ofrecer a sus clientes una experiencia diferente a lo que están acostumbrados. La esquina de Valentina, ubicada en la calle Torreiro, abrió su local como de costumbre, pero esta vez como "El Gran Casino de Valentina". Nacho, su propietario, se disfrazó de Elvis Presley.

"Fue un desastre, pero para bien", lo describió Nacho. En su caso, al tener horario de restauración, sí aprovecharon la oportunidad de poder abrir dos horas más de lo habitual, por lo que mantuvieron su negocio abierto hasta las 3:30 de la mañana. Para el hostelero, fue una experiencia única y muy divertida, aunque, como el resto, espera que esta noche sea aún mayor la fiesta.