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El campo de fútbol de O Vinculeiro, en Carballo (A Coruña), se convirtió el pasado domingo en el escenario de una batalla campal entre dos equipos que habían venido a jugar al fútbol. El partido entre el Cances de Carballo, equipo local, y el visitante Deportivo Lima de A Coruña, tuvo que ser suspendido a falta de cinco minutos del final.

El árbitro había expulsado a cuatro jugadores hasta ese momento, y el nivel de agresividad de la contienda futbolística le obligó a suspenderlo. Pero la cosa no quedó ahí. Al término del encuentro, los jugadores se enzarzaron en empujones, con insultos y varias agresiones. El resultado: un joven de 30 años inconsciente que tuvo que ser trasladado al Chuac, y cuatro denuncias a la policía.