30 septiembre, 2023 02:39

Ruth Lorenzo tiene una presencia impactante. Es un espíritu rabioso. Una de esas personas que entran a una habitación y sabes que están. Cuando se van, también las añoras. Su risa poderosa, su discurso, su alegría, su mirada inteligente y honda como de hembra antigua y sabia, de folclórica, de médium. Te mira al fondo del ojo y sabe cosas de ti que tú no. Guarda esa impronta de sus admiradas Janis Joplin, Lady Gaga, Amy Winehouse o Adele.

Tiene enseñanzas de todos los colores. “Si tú no eres tu mejor amiga, ¿quién te maltrata: el mundo… o tú? Si buscas continua aprobación fuera, quien no se aprueba eres tú misma. Tienes que amarte y amar el ser real. Tienes que darte cuenta de tu realeza, de tu propio lugar, y decir que no. Y si te piden explicaciones, ni darlas. No y punto, ¿se enteran?”. Sí que se enteran. Como para no enterarse con esta artista de médula, polifacética, televisiva y eurovisiva, que acaba de sacar su canción Woman en pos de la libertad de la mujer, cerrando su EP La Reina.

“Me encantó lo que hizo Amaral. No sé si yo lo haría, porque mis tetas me molestan, las tengo demasiado grandes. Tengo hipertrofia mamaria. Pero su gesto me pareció icónico. Si un hombre se descubre el torso en un escenario, no pasa nada, nadie se escandaliza, pero si lo hace una mujer sí, porque han sexualizado nuestro pecho y les resulta ofensivo. Mira, pues eso te pasará a ti, porque yo veo unos pechos y no pienso en sexo, pienso en una parte del cuerpo”, comenta, con su gracia innata. 

Es la mujer de las mil vidas. Ha sido inmigrante, ha trabajado de forma ilegal siendo una niña, ha entrado a conciertos por la puerta de la cocina y también ha cantado en el yate de un multimillonario donde le pusieron tanto caviar a espuertas que cree que desarrolló alguna alergia. Ahora lo tiene claro: “Mi mejor vida es estar en un pueblito de pescadores de Murcia jugando al parchís con mi madre, que tiene 80 tacos y le encanta, y explicándole a mi sobrino qué es un nudibranquio mientras buceamos y le enseño cómo se manejan las aletas. Esa es mi mejor vida”. No se la pierdan.

P.- ¿Cuántas veces se puede cambiar de vida?

R.- Todas, todas las que quieras. Yo pienso: ¿cómo me han podido pasar tantas cosas, cómo he podido empezar de cero tantas veces? Me mudé a Estados Unidos, fui ilegal, trabajé allí, volví, no pude terminar el instituto, me metí en bandas de rock, viajé, cambié mil veces.

P.- ¿Qué tipo de rareza es la tuya?

R.- Mi rareza es la de haber tenido un mundo interior muy grande siendo muy pequeña Me gustaba jugar sola. Tengo una imaginación bestia de narices, me abstraigo. Me dicen a veces “¿hola? ¿Estás aquí?”. Llevo calcetines con chanclas desde siempre, aunque ahora se ha puesto de moda, ¿no? (ríe). Pero imagínate cómo fue para mí volver de EEUU a un pueblo de Murcia vestida como iba yo, con el pelo siempre mojado, comiendo apio con crema de cacahuete y entrando al instituto por la mañana vestida con los calzoncillos de mi hermano y los pantalones cagaos’. Nunca he tenido vergüenza. Me acercaba a cualquiera y le decía “oye, ¿te toco una canción?”.

P.- Qué manera de pisar fuerte.

R.- He vivido siempre en mi mente, en lo que yo quería, nunca en lo que otros creían de mí. Yo he vivido para defender lo que yo quería de mí, y lo demás me la resbalaba, me la bufaba un poco.

Ruth Lorenzo.

Ruth Lorenzo. Javier Carbajal.

P.- ¿Cuál fue la más difícil de tus mil vidas?

R.- En la que dejé de creer en mí. Me vine abajo. No hay nada peor que dudar de ti misma, porque venimos a este mundo solos y nos iremos de este mundo solos. La única persona que estará contigo el 100% del tiempo serás tú.

P.- ¿Por qué te cuestionaste con tanta dureza?

R.- Porque empecé a escuchar a la gente de mi alrededor.

P.- Te refieres a la época en la que la industria te envenenó. Leí que te decían cosas como que te dejases el pelo largo, que no hablases tanto…

R.- Sí. Preferían que desapareciese mi opinión. Empiezas a pensar que no vales, que lo que tú eres no es suficiente, que eres una mierda.

P.- Y mira que tú tienes presencia y un aura fuerte. Para aplacar todo eso… tenía trabajo esta gente.

R.- Tengo una imagen fuerte porque he tenido que empezar de cero muchas veces, así que hay cosas de la vida que acaban por darte igual. Yo era una niña que trabajaba ilegalmente en el almacén de un restaurante, y eso es así. Hay cosas en la vida que te hacen fuerte. Pero de ahí a “es que caes mal”, “es que dices las cosas demasiado claras”… lo políticamente correcto no lo entiendo. ¿Tú te acuerdas de Lola Flores diciendo “una rayita, un porrito”…?

"Si un hombre no me estimula intelectualmente, me aburro y quiero dejar de tener sexo con él”

P.- “Todo se puede hacer con método”.

R.- (Ríe). Ya no puedes hablar. Veo entrevistas de artistas a los que admiro de antaño y se hablaba diferente. Pero esta cobardía actual viene por algo, viene porque no paramos de atacar al que piensa diferente a nosotros. Luego viene gente que está empezando su carrera artística y que quiere saber adelante y no sabe cómo, porque los que estamos en el camino, mentimos. Y te lo digo yo, que no suelo mentir.

P.- Hablemos de sexo, droga y rock and roll. ¿Cuánto hay de cierto en ese triunvirato?

R.- Pues mira, el sexo lo siento mucho en el escenario, mi mayor placer es cantando.

P.- ¿Hablamos de que tus orgasmos son cantando?

R.- Te lo juro.

P.- ¡Los hombres no pueden competir con la música!

R.- No pueden, tienen la batalla perdida. De todos modos, no soy promiscua. Siempre he tenido sexo con mis parejas y si mi pareja no me estimula mentalmente, me aburro, y quiero dejar de tener sexo. Por eso me interesa más la música todo el rato (ríe). Necesito estimulación mental, confrontación intelectual todo el rato. Me gustan los hombres con las ideas claras y con carácter.

Ruth Lorenzo.

Ruth Lorenzo. Carbajal.

P.- ¿Algún mito erótico?

R.- Yo algo que veo muy estimulante sexualmente (porque yo hago música desde esa parte de mí) sería cantar con Bunbury. Creo que sería muy intenso. Cuestión de drogas… mira, estoy más limpia… (ríe). Tengo una voz sensible dentro de su fuerza. Dos copas de lo que sea y a la mañana siguiente estoy fatal, siempre me ha dado mucho miedo perder la voz. Hace unos años tuve un secretito… “medio lorazepam y una copa de champán”. Pero al día siguiente a ver quién me arrastraba. Pero no, no me he drogado. Probé un porro con 26 años (ríe). ¡Y me sentó tan mal! Me dio un miedo tremendo y no probé más drogas, porque me dio una paranoia flipante. El rock and roll, eso sí, en las venas. Soy una rebelde.

P.- La del rock and roll parecía una vida reservada para los hombres. Noches, carreteras…

R.- Para mí fue lo más. Cuando iba con mi banda de rock, dormía en el camión, me maquillaba en la furgoneta, aprendía de los técnicos, salía a cantar hasta las 7 am. Todo ha sido muy intenso. Para mí el rock and roll es carretera día tras día y power en el escenario sin tapujos.

"La suerte es tener como pareja un aliado, alguien que quiere verte fuerte, alguien que no encuentra su fortaleza en verte débil"

P.- ¿Crees que eso ha afectado en tus relaciones de pareja? ¿Has dado miedo a los hombres?

R.- Pues a mí me ha pasado que siempre he empezado con mis parejas habiendo sido antes su amiga. Necesito admiración. Suelo admirar el talento. Y lo que me ha pasado en muchas ocasiones, no en todas, es que conforme pasaba el tiempo… yo en mi casa, en mi intimidad, soy cuidadora, soy muy atenta, soy cero peleona… cero todo. Es la antítesis de lo que se ve en el escenario. ¿Qué sucede? Que la del escenario genera respeto y un poco de vértigo… y la de casa es tan pequeñita… que es ahí donde se hacen grandes.

P.- ¡Amiga!

R.- Sí, sí. El castigo ha sido algo común. “Si yo me siento pequeño contigo cuando voy a ciertos sitios, voy a hacerte más pequeña aún en casa, porque en casa lo eres”. De tanto ser cariñosa y atenta… de tanto no ser fiestera… de tanto esperarte con las zapatillas en la casa y decirte “te he preparado no sé qué”… de tanto esperar un abrazo. La que está en el escenario pisa fuerte y sola y la que está en casa quiere a su compañero de vida.

P.- ¿Cómo has hecho para que no abusen de ese momentito?

R.- En vez de fijarme en la admiración por el talento, que es lo que me suele nublar, digamos, me he fijado en la fortaleza real del hombre que tengo delante. En esa fuerza de no necesitar demostrar que es un hombre. En buscar a una persona que también camine sola y segura… y eso es complicado de encontrar. La suerte es tener un aliado, alguien que quiere verte fuerte, alguien que no encuentra su fortaleza en verte débil, sino en verte segura. Ahí hay algo muy poderoso.

P.- ¿Y cómo va la cosa…?

R.- Pues estoy en el descubrimiento. Y, mientras tanto, teniendo orgasmos en el escenario, amiga (ríe).

Ruth Lorenzo.

Ruth Lorenzo. Javier Carbajal.

P.- Hablemos de Woman. ¿Qué obstáculos machistas te has encontrado en tu vida y en tu carrera? Del quitarte autonomía en decisiones hasta el acoso.

R.- Mira, yo cumplo 41 en noviembre, y creo que mi generación es una generación perdida, porque vive entre ver normal que te digan un piropo asqueroso en la calle o que te toquen el culo en una discoteca y entre aprender feminismo de verdad. Hemos normalizado muchas cosas, hemos dicho “es un asqueroso”, pero no “es un agresor”. Es de las nuevas generaciones de las que aprendo que hay ciertas cosas que están muy fuera de lugar.

P.- ¿Y en tu caso?

R.- Sí… en mi caso: por ejemplo, alguien de la industria me ha tocado el culo, ha puesto la mano en la cintura y ha bajado.

P.- Lomo bajo.

R.- Sí, lomito bajo. Yo lo que he aprendido es a darme la vuelta y decirles “como me vuelvas a tocar el culo te doy un bofetón que no lo cuentas”. O lo he verbalizado: “¿quién te ha dado permiso para tocarme el culo?”. ¡Hay que verbalizarlo! A mí me han pasado muchas cosas incómodas con gente de la industria, no con artistas, y en algunas he sabido reaccionar y en otras no. Yo sí tengo educación y no voy a decir nombres ni nada, pero sí. Hay gente que abusa de sus lugares de poder porque piensan que son intocables, y mira, como decía Lola Flores: “Pasarán los políticos, pasarán los presidentes… pero yo seguiré siendo Lola Flores”. Eso se les olvida. Los presidentes de las discográficas pasan, los de la radio pasan… pasan todos. Quien queda es el artista. La que se queda con su coño moreno ahí, cantando.

"Me han tocado el culo hombres de la industria y les he dicho “te doy un bofetón que no lo cuentas”"

P.- Cuéntame una historia, aunque sea sin nombres.

R.- El llamarme a un camerino exigiendo que no me cambiase el vestido que llevaba puesto. Me pasó, en un programa de televisión, que se me pidió por parte de producción que no me cambiase el vestido hasta que fuese a hablar con una persona del programa que quería “hablar conmigo a solas en su camerino”…

P.- ¿Porque le excitabas con ese vestido?

R.- Supongo. Ahora: a ese le puse bien en su sitio. Lo contaré cuando escriba el libro.

P.- Dame una intro, hija.

R.- Yo fui con mi vestido muy digna y cuando terminó de hablar le dije “¿me puedo ir a cambiar ya? ¿Ya te has quedado a gusto?”.

P.- ¿Cómo carajo era el vestido?

R.- Precioso.

P.- Con transparencias.

R.-(ríe).

P.- Y este era un productor de tele.

R.- Sí. A mí me encanta cuando empiezan con esa pregunta de “¿qué esperas de tu carrera?”. Hombre, pues arrodillarme delante de ti no. ¡Es que es el tono…! Es que tú lo percibes. Una vez, en Inglaterra: “Es que tú sabes que el sexo vende, y es lo que más vende del mundo…”. Pero, ¿me has visto cara de tonta o qué? Sé responder y sé mandarte a la mierda. Me da igual quién seas. “Pues si el sexo vende, no voy a vender nada yo”. Y levantarme e irme y esa persona estar encarcelada a los tres o cuatro años. Por acoso. La vida es un boomerang.

Ruth Lorenzo a la guitarra.

Ruth Lorenzo a la guitarra. Carbajal.

P.- Tú con seis años descubriste el mundo de la ópera con Montserrat Caballé. Recuerdo que ella expresó en su día que Plácido Domingo no había querido cantar nunca con ella porque no le parecía guapa. ¿Qué te parece el caso Plácido? ¿Esa ovación de diez minutos en el Teatro Real a alguien que ha sido acusado de acoso sexual?

R.- La línea es tan fina que no sabemos ni reconocerla. Yo no conozco a Plácido Domingo. Le admiro profesionalmente, admiro su talento, y esto no va unido a nada. Si supiésemos la privacidad de mucha gente, fliparíamos. Pero que haya gente que se salga con la suya de manera descarada... no lo veo correcto. Él pertenece a esa generación en la que a la mujer no se le daba valor.

La mujer era… un par de piernas que te pasaban por delante. Incluso mi madre, que es feminista, que fue de las primeras mujeres que se puso en minifalda, hay conceptos que no comprende porque van asimilados en su educación. Yo de pequeña también pensaba que el feminismo era lo contrario al machismo. He tenido que aprender mucho. No existe “no soy feminista ni machista”, existe el “no soy machista ni soy hembrista”. Nuestra época de opresión no fue hace tanto tiempo. No hace ni 50 años.

P.- ¿Se está muriendo el macho ibérico?

R.- Qué va, y que no se muera, por dios.

P.- Que no se nos muera Javier Bardem.

R.- ¡Es que el buen macho ibérico es muy bueno…! No podemos tachar a todos los hombres por igual. Javier Bardem, Antonio Banderas… hay hombres de bandera en nuestro país. Aliados que buscan la igualdad, que quieren mujeres fuertes a su lado. ¡Mira de dónde venimos nosotros! Si venimos de Esparta, y en Esparta lideraban las mujeres. No siempre es malo todo. No deberíamos ni tener que enseñar que la mujer tiene valor. Soy un ser humano igual que tú, ya está, ¡pero claro…! Todavía hay países donde matan a las mujeres por enseñar el pelo, o donde raptan a las niñas y las violan o las obligan a ser guerrilleras. Todavía hay países donde las lapidan, donde no puedes enseñar un tobillo ni mirar a un hombre a los ojos. Todavía, todavía…

"No quiero que se muera el macho ibérico, el bueno es muy bueno: mira Bardem o Antonio Banderas"

P.- ¿Qué hay de los cánones de belleza perversos hacia la mujer? En general, pero en el mundo del arte, más.

R.- No hemos normalizado lo que es normal: la celulitis, las estrías, envejecer y ser un ser humano. Parece que tenemos que ser Wonderwoman todas. Una mujer como una de mis hermanas (somos un montón en casa): dos hijos, un trabajo a turnos, jefa de bomberos, divorciada, que conduce, tal y cual… ¿cómo quieres que esté todo el día de deporte y tratamiento y sea perfecta? Es que ya es perfecta. Perfecta es ser una mujer real. Y si tienes el tiempo para cuidarte, divino, disfrútalo. ¿Por qué tenemos que ser todos iguales? Engordar es normal, adelgazar es normal: lo que no es normal es que nos pongamos tanta presión.

Ruth Lorenzo.

Ruth Lorenzo. Javier Carbajal.

P.- Oye, ¿cómo es el mundo de la televisión?

R.- Divertido. Es una caja mágica y como toda magia, es una ilusión. Lo que más me fascina de la televisión es el llegar a la vida de las personas. La gente realmente siente que tú estás en su casa. Y lo que menos me ha gustado de la tele… no sé. Porque nunca he participado en tele que no me haya gustado. He sido selectiva.

P.- ¿En qué formato no participarías?

R.- En un reality total, de estar ahí todo el día… no lo veo algo que aporte demasiado. Me gusta la tele educativa, la tele musical. Dentro de la tortura, me encantó MasterChef. Digo tortura porque es un currazo.

P.- Wow, ahí hay temita. Se han denunciado tratos negligentes, jerarquías horribles, competición cruenta, imposiciones…

R.- Tú no puedes ir a un programa de televisión pensando que todo lo que te pase ahí va a ser real. No es de verdad. Es un programa y es una ilusión. Tienes que disfrutar lo que tú eres. No por permanecer en un lugar, venderte. Yo no tengo precio y no voy a hacer cosas que no casen conmigo. Si llego hasta un sitio porque mi perfil no aporta nada más… pues hasta luego. No pasa nada. No me voy a retorcer.

P.- ¿Tú eres rica?

R.- Yo soy constantemente pobre…

P.- ¿Por qué?

R.- (Ríe). Porque soy rica. Para mí la riqueza consiste en poder elaborar mi artesanía. “Voy a buscar un masterizador de 10 euros”. No, hija, me gasto mi buen dinero en masterizar y lo hago en Nueva York y así y asá, porque el sonido es la hostia. Ese es el lujo para mí. Este bolso de firma que llevo me lo regaló un amigo y lo que me pongo es de showroom, porque yo prefiero gastármelo en mi artesanía. ¿Sabes cuál es mi traje favorito? Mi traje de apnea, de buceo. Es lo que más me gusta ponerme y donde más cómoda estoy. Mi lugar favorito, después del escenario, es debajo del mar.

Ruth Lorenzo.

Ruth Lorenzo. Javier Carbajal.

P.- Tú que has vivido en Barcelona, ¿cómo ves la situación actual? ¿Amnistía sí, amnistía no?

R.- Barcelona es una ciudad flipante, una de las mejores de Europa, y ahora no puedes caminar por su calle sin sentirte inseguro. Se la han cargado. Eso es injusto. A nivel político, no me creo a nadie. Son una manipulación constante para conseguir poder. Ojalá viniese algún político a demostrarme lo contrario.

"Barcelona es una ciudad flipante, de las mejores de Europa, y se la han cargado: ya no puedes ir seguro por la calle"

P.- ¿Quién se ha cargado Barcelona?

R.- Me gustaría saber quién coño ha sido, pero no lo sé. Sentía unas cosas allí y ahora siento otras, aunque siga siendo una ciudad increíble. No hablo catalán, soy una negada para el catalán y jamás he tenido un problema: nunca. Me han tratado maravillosamente.

P.- ¿Te tomarías tú un vinito con Puigdemont?

R.- Totalmente. Para preguntarle qué tal, oye, ¿puedes contarme tú de qué va esto…? Tu versión de los hechos por favor. ¿Qué estás haciendo con tu vida? (ríe). Lo sabio es intentar entender la mente del otro. Lo que yo no comprendo es que haya dos partidos políticos que hayan sido los dos más votados, PP y PSOE, y que no puedan sentarse y gobernar juntos un mismo país, porque esa es la mayoría. No comprendo por qué la política tiene que ser un Barsa-Madrid. La mayoría es esa, no las minorías que nos rodean. No ven lo que está pidiendo la gente de verdad. Así que no creo en ellos. ¡Que aprendan a dialogar, como los padres divorciados!