24 julio, 2022 02:59
Jorge Calabrés David Vicente

El 7 de octubre de 1986, a las 13:32 horas, José Antonio Samaranch pronunció las palabras: "À la ville de Barcelona, España". Con ellas, el presidente del COI cambió la historia de su ciudad natal y de su país al confirmar la designación de Barcelona como organizadora de los Juegos Olímpicos de 1992. La Plaza de Cataluña, donde se congregaban miles de barceloneses, estalló de alegría y júbilo.  Según los documentos de la época, 500 millones de personas siguieron aquella sesión del Comité Olímpico Internacional en Lausana.

Barcelona consigue así el sueño olímpico a su cuarto intento, había perdido en 1924, 1936 y 1940. En la tercera votación arrasa a París (Francia), su gran rival y organizadora de los JJOO de 2024, por 43 a 27. Brisbane (Australia) obtiene solo 10 votos y Belgrado 5 (Yugoslavia). Antes ya habían quedado eliminadas Birmingham (Inglaterra) y Ámsterdam (Países Bajos).

Narcís Serra, como alcalde en 1981, había impulsado la candidatura para transformar a la ciudad y sacarla de la crisis en la que se encontraba sumergida. El socialista buscaba un gran evento que pusiera a Barcelona ante los ojos del mundo y su sucesor como regidor, Pasqual Maragall, llevó a cabo el plan. 

Ceremonia de Inauguración de Barcelona '92

Ceremonia de Inauguración de Barcelona '92

Eran los primeros pasos de la democracia y España quería mostrarse al mundo. 1992 sería su gran año con los JJOO de Barcelona y la Expo de Sevilla. Nada volvería a ser igual en una España que cambió para siempre. Fue el gran boom del turismo que colocó al país en un nuevo nivel internacional.

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Barcelona, Cataluña y España se volcaron con Barcelona '92. "Los mejores Juegos de la historia", sentenció Samaranch a la conclusión de esas semanas de verano que ilusionaron a un país entero. Del 25 de julio al 9 de agosto, 44.000 voluntarios, récord en unos JJOO, velaron para que todo saliera perfecto. Fueron los JJOO de los barceloneses, de los catalanes y de los españoles. Los JJOO de los ciudadanos. 

Los JJOO de Barcelona '92 transformaron la ciudad abriéndola al mar, dotándola de grandes infraestructuras y creando zonas cosmopolitas. Pero, además, fueron el evento que sirvió para impulsar el deporte español con las 22 medallas obtenidas. El momento en el que España aprendió que ya no valía con competir, que se podía ganar. 1992 fue el año en el que el país se quitó los complejos y empezó a soñar en grande. 

El legado urbanístico

El urbanístico es el legado más tangible de Barcelona '92 y que aún hoy en día sigue en pie. Al igual que todas las ciudades que albergan unos Juegos Olímpicos, la Ciudad Condal tuvo que plantearse la construcción de sedes y equipamientos para una cita tan grande como la XXV Olímpiada de la era moderna con mucho más éxito que algunos de sus antecesores y predecesores.

El plan para hacer frente a Barcelona '92 afectó a varias zonas diferentes de la ciudad. La urbanización definitiva del Parque de Montjuic, la recuperación de las playas y el frente marítimo, la reforma de las cuatro áreas olímpicas, la construcción de las circunvalaciones, las nuevas instalaciones deportivas y las grandes obras de telecomunicaciones fueron las principales actuaciones llevadas a cabo.

Remodernizar Barcelona para los Juegos obligó a llevar a cabo una inversión sin precedentes estimada en 753.708 millones de pesetas en valor de 1992 (8.923,86 millones de euros actualizados a 2022), según un estudio realizado por el Gabinete de Programación del Ayuntamiento de Barcelona en 1992.

Así hubiera vivido Twitter la inauguración de Barcelona 92

Así hubiera vivido Twitter la inauguración de Barcelona 92

La millonaria cifra fue principalmente cubierta por la inversión pública, 530.898 millones de pesetas (Gobierno de España, un 48%; Generalitat de Cataluña, un 19%, Ayuntamiento de Barcelona y otros organismos, un 20% y Comité Olímpico Organizador Barcelona '92 (COOB '92), un 12%). El resto lo cubrió la inversión privada: 222.810 millones de pesetas.

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El plan de desarrollo de recintos deportivos supuso la construcción de 15 nuevas instalaciones y la rehabilitación de 10 existentes. El resto de sedes, hasta las 43 que en total conformaron la oferta de infraestructuras, ya existían y requirieron pocas obras para poder utilizarlas temporalmente para los Juegos Olímpicos.

El Anillo Olímpico de Montjuic

La construcción en el área de Montjuic era una deuda de la ciudad con sus habitantes desde hace tiempo y el proyecto olímpico no hizo sino acelerarla. Barcelona '92 impulsó la construcción del Palau Sant Jordi, el Pabellón de la España Industrial y el Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña. Tres infraestructuras que no sólo sobrevivieron a la celebración de los Juegos sino que en la actualidad albergan tanto parte de la oferta deportiva como eventos, asambleas y seminarios de la ciudad (los dos primeros propiedad del Ayuntamiento y el tercero propiedad de la Generalitat).

Dentro de la modernización de Montjuic también hubo hueco a la recuperación de espacios existentes aunque la organización tuvo que estudiar la casi reconstrucción total de espacios como el Estadio Olímpico, las Piscinas Bernat Picornell y la Piscina de Montjuic o los trabajos en el Palau d'Esports en donde la estructura original se mantuvo prácticamente sin cambios.

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El diseño del área de Montjuic y de las infraestructuras no era algo casual. Desde la principal zona olímpica se podía, y aún hoy en día se puede, ver una panorámica única de la ciudad de Barcelona e incluso de la emblemática sierra de Montserrat. Unas vistas de las cuales no solo disfrutaron los asistentes sino que contemplaron millones de personas a través de la televisión en todo el mundo.

La falta de techo de los fondos y de una de las gradas del Estadio Olímpico o la ausencia de cubierta en las piscinas Bernat Picornell (sede del concurso de saltos de trampolín y pruebas de natación y waterpolo) creaban gracias a la retransmisión televisiva cientos de postales idílicas de la ciudad de Barcelona mezclando la oferta deportiva con la cultural, la mejor campaña turística que se podía crear.

Treinta años después de los Juegos Olímpicos, Barcelona se ha aprovechado de la construcción del área de Montjuic en numerosas ocasiones. El Palau Sant Jordi o las Piscinas Bernat Picornell han sido sede de campeonatos nacionales e internacionales de diferentes disciplinas, así como de conciertos y eventos culturas de gran repercusión.

Uno de los iconos más puestos en duda ha sido el Estadio Olímpico. Hoy en día denominado Estadio Olímpico Lluis Companys. El recinto ha sido usado en diferentes ocasiones aunque su uso más famoso ha sido albergar los partidos de fútbol del RCD Espanyol entre 1997 y 2009, tiempo en el que el club barcelonés pasó del Estadio de Sarriá hasta la inauguración de su nuevo estadio en Cornellá-El Prat. La llegada del FC Barcelona en la próxima temporada 2023-24 devolverá una rutina de eventos al recinto que reforzará a sus defensores.

El Palacio de la Metalurgia, cedido por la Feria de Barcelona a la organización de los JJOO, es junto al Palau d'Esports los únicos recintos que no siguen dentro de la oferta deportiva de la ciudad de una u otra forma. El primero recuperó su función primigenia dentro de la oferta de espacios de la Feria y el segundo dejó de acoger eventos deportivos en el año 2000 cuando tras una reforma pasó a denominarse Barcelona Teatre Musical-Palau dels Esports y su usó fue destinado más a eventos culturales y de ocio.

El Puerto Olímpico

El denominado Parc de Mar fue la zona que más transformación sufrió y que más proyección deportiva, cultural y de ocio ha tenido después de los Juegos Olímpicos. Pese a que la mayoría de las obras de infraestructuras se iniciaron entre 1988 y 1989, el área del Puerto Olímpico comenzó a construirse en 1987 ya que se esperaba que el trabajo llevara mucho más tiempo que en el resto de zonas.

La candidatura olímpica permitió recuperar para el conjunto de la ciudad más de 100 hectáreas de suelo industrial para zonas residenciales y equipamientos públicos. La Villa Olímpica se construyó en una zona que hasta poco antes había estado ocupada por industrias en decadencia, separada del resto de la ciudad y del mar por dos vías férreas, que a su vez restringían el acceso a las playas afectadas por la contaminación provocada por la explotación industrial.

El Área Parc de Mar además de contener la Villa Olímpica, para más de 15.000 atletas, técnicos, jueces... , albergó instalaciones deportivas para competiciones muy diferentes como: vela (en el nuevo puerto olímpico construido para la ocasión), bádminton (en el Pavelló de la Mar Bella, también de nueva creación), tenis de mesa (en el Polideportivo Estación del Norte que aprovechó una vieja instalación para construir un nuevo recinto deportivo que hoy en día es la sede la Unión de Federaciones Deportivas de Cataluña) y pelota vasca (en el Frontón Colom, un edificio histórico de la ciudad que estaba abandonado y fue rehabilitado como centro deportivo).

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El Plan Especial de Urbanismo, aprobado en junio de 1986, fue el instrumento que permitió convertir la Villa Olímpica en un nuevo distrito, integrado en un tejido urbano que contaría desde entonces con espacios públicos e instalaciones deportivas. Una nueva área urbana que ha sido un referente para el turismo en Barcelona desde entonces gracias a su oferta de ocio y también a actividades deportivas como la futura Copa América de Vela 2024 que volverá a impulsar el turismo y la actividad de la zona.

El Vall d'Hebron

El barrio del Val d'Hebron, dentro del distrito de Horta-Guinardó de la ciudad de Barcelona, fue otra de las áreas que sufrió una transformación completa y que gracias a los Juegos Olímpicos de 1992 pudo llevar a cabo un desarrollo del cual sigue beneficiándose.

Se transformó un área aislada y desestructurada al norte de Barcelona en una importante zona con una gran oferta de ocio e instalaciones deportivas. Ciclismo en pista (en el Velódromo de Horta), tiro con arco (en el Campo Olímpico de Tiro), voleibol y pelota vasca (en el Pabellón del Vall d'Hebron) y tenis (en el Centro de Tenis y actual sede de la Federación Catalana) ocuparon las cuatro grandes instalaciones deportivas que se instalaron en el nuevo complejo deportivo del Vall d'Hebron.

La importante inversión necesaria para reconstruir todo este espacio fue posible gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Barcelona, que se encargó del trazado y paisajismo, y del Comité Olímpico Organizador de Barcelona '92, que construyó y financió las nuevas instalaciones deportivas: el campo de tiro con arco, el pabellón y el centro de tenis al que se le sumó el velódromo, construido en 1984.

Además de estos recintos, se construyeron un campo de rugby, el campo de hockey de Les Cotxeres y unas piscinas que completaron una oferta deportiva vigente en la actualidad.

El plan también tuvo sumó la construcción de 500 viviendas (utilizadas como villa de prensa durante los Juegos) que completaron la reconfiguración de una importante área de la ciudad de Barcelona caracterizada hoy en día por un conglomerado de servicios sanitarios, equipamientos educativos y sociales.

Más allá de los estadios

Más allá de las nuevas áreas de ocio y deporte creadas en Montjuic, el Puerto Olímpico y el Vall d'Hebron, Barcelona aprovechó para transformar un área clave dentro de la ciudad: La Diagonal, que ya contaba con instalaciones deportivas (públicas y privadas) pero con grandes deficiencias urbanísticas.

Importantes hoteles como el Sofía, Melià Barcelona, Hilton y Rey Juan Carlos I (construido para los Juegos) se unían al Camp Nou, el Palau Blaugrana, el Estadio de Sarriá o el Real club de Polo convirtiéndolo en una zona de gran afluencia.

El Plan de reestructuración llenó vacíos en el tejido urbano y eliminó zonas de suelo agrícola y vivienda, reconfigurando todo el conjunto como una nueva 'puerta' a la ciudad, abriendo nuevas vías de comunicación y reorganizando una serie de sitios vacíos.

El Camp Nou y sus inmediaciones en 1992

El Camp Nou y sus inmediaciones en 1992

Toda la transformación de Barcelona como ciudad abierta al mundo, como un nuevo refrente para grandes competiciones deportivas, ocio y eventos culturales dependía en buena manera de una puerta única de entrada: el aeropuerto de El Prat. El aeródromo sufrió una importante evolución con la inauguración de un nuevo edificio de servicios, la entrada en servicio la ampliación de la terminal B y las nuevas terminales A y C.

En 1992 se superan los diez millones de pasajeros, pero la explosión del turismo (gracias a la liberalización de los servicios aéreos regulares en 1995) hizo que la ampliación se quedara antigua y corta en poco tiempo. Teniendo que haber sido necesarios varios planes de mejoras y ampliaciones que han intentado hacer frente al constante crecimiento del número de turistas que han llegado en los últimos años hasta la Ciudad Condal.

Por último, uno de los puntos negros más demandados por la ciudadanía fue la red de metro. La negociación política sobre la acometida de nuevas obras de ampliación no llegó a buen puerto. Varios de los principales centros deportivos se quedaron sin conexión con este medio de transporte y no se construyó ningún kilómetro, ni ninguna nueva estación.

El legado deportivo

El 25 de julio de 1992 se celebró la ceremonia inaugural de Barcelona '92. El actual rey Felipe VI, por aquel entonces príncipe de Asturias, fue el encargado de portar la bandera española en un Estadio Olímpico de Montjuic que se vino abajo con el desfile de la delegación. Los primeros JJOO en España ya eran una realidad y ese fue el pistoletazo de salida a dos semanas que cambiarían para siempre el deporte español.

Solo dos días después de aquella noche mágica en Barcelona, España inauguró su medallero con el oro de José Manuel Moreno en la prueba de 1 kilómetro contrarreloj en ciclismo en pista. "Para mí fue cumplir un sueño. Cuando llevas muchos años luchando por estar a buen nivel y en forma y consigues una medalla para tu país y delante de tu gente es algo mágico", recuerda Moreno para EL ESPAÑOL. Al día siguiente, Martín López Zubero hacía historia ganando la final de los 200 m espalda. 

Las medallas fueron cayendo una tras otra y España acabó sexta en el medallero, su mejor posición hasta la fecha. 22 preseas con 13 de oro, 7 de plata y 2 de bronce. Para valorar la actuación de la delegación española en su justa medida solo hay que fijarse que en Seúl '88 se consiguieron 4 medallas y 5 en Los Ángeles '84. En solo cuatro años España había dado el gran salto y había logrado 12 campeones olímpicos más.

Sin embargo, el hito de Barcelona '92 sigue como una marca imbatible para España. La apuesta por el deporte, tanto en inversión pública como privada, nunca más fue igual. Eso sí, las siguientes generaciones esos JJOO se beneficiaron de ello e incluso se puede afirmar que España sigue viviendo de aquellos réditos con el Plan ADO como principal impulsor del movimiento olímpico.

El impulso del Plan ADO

El programa de Asociación de Deportes Olímpicos (ADO) nació en 1988 para apoyar a los deportistas de cara a Barcelona '92. Por primera vez entraron patrocinadores privados que hicieron posible la financiación para la preparación de los JJOO. La asociación estaba formada por el COE, el CSD y RTVE. Se captaron 2.300 millones de pesetas para ese 1988 y, por primera vez, el deporte de alta competición estuvo respaldado económicamente por la inversión de grandes empresas. 

Entre las aportaciones de patrocinadores en el Plan ADO de Barcelona '92 destacan los 1.445 millones de pesetas de Coca-Cola, los 1.054 millones de Tabacalera o los 867 de Leche Pascual. Con este dinero los deportistas tuvieron una asignación de 3 millones de pesetas de media en 1992, se contrataron los mejores entrenadores disponibles y se financiaron concentraciones para preparar las competiciones.

El boom del Plan ADO hizo que casi 900 deportistas formaran parte del Plan ADO en 1989. Tras una criba técnica en los años venideros, solo 268 llegaron con una beca a la cita de Barcelona '92. Las 22 medallas y los 40 diplomas logrados fueron el mejor aval para la continuidad del Plan ADO hasta la actualidad. España se situó en 1992 por delante de grandes potencias deportivas históricas como Reino Unido, Francia, Italia, Australia o Japón. 

España ha mantenido su nivel competitivo desde 1992, salvo la excepción de Sidney 2000 donde solo se consiguieron 11 medallas. Jamás ha logrado, eso sí, superar las 22 de Barcelona '92. Más preocupante es que la calidad de las preseas ha continuado descendiendo hasta solo contar con tres campeones olímpicos en Tokio 2020. Una cifra muy baja comparada con los 13 de oros de aquellos JJOO en suelo español. 

El gran impulso al deporte nacional en 1992 se ha visto reflejado, sobre todo, en el siglo XXI. Los Rafa Nadal, Pau Gasol, Iker Casillas, Andrés Iniesta, Alejandro Valverde, Alberto ContadorSaúl Craviotto... pueden ser considerados 'hijos' de aquel espíritu de Barcelona. Además, España ha logrado grandes éxitos en los deportes de equipos como el Mundial de fútbol en 2010, los Mundiales de baloncesto en 2006 y 2019 o los Mundiales de balonmano en 2005 y 2013 entre otros grandes triunfos. 

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El futuro olímpico también parece asegurado con la irrupción de jóvenes que ya demostraron ser una realidad en Tokio 2020 como Alberto Ginés (oro en escalada) o Adriana Cerezo (plata en taekwondo). La joven deportista de 18 años conquistó a la afición española en los últimos JJOO y asegura que Barcelona '92 "marcó un antes y un después en nuestro deporte".

Fueron unos Juegos que como atleta española siempre tienes que estudiar e indagar sobre ellos

Adriana Cerezo (plata en taekwondo en Tokio 2020)

A pesar de que nació 11 años después de esa cita olímpica, Adriana reconoce haber visto competiciones de aquellos Juegos: "Vi mucho de la disciplina de taekwondo ya que fue justo allí, y en Seúl '88, cuando entró como deporte de exhibición en unos Juegos Olímpicos. También recuerdo haber visto competiciones como el judo, sobre todo algunos combates de Almudena Muñoz. Fueron unos Juegos que como atleta española siempre tienes que estudiar e indagar sobre ellos".

Adriana es una de las seis mujeres que lograron medalla en Tokio 2020. Ellas son las herederas de la judoca Miriam Blasco, la primera que consiguió subir al podio en unos JJOO de verano y, además, la primera campeona olímpica. Barcelona '92 también sirvió para romper un techo cristal. El deporte femenino dio un gran paso adelante en España gracias a estos Juegos con 8 de las 22 medallas. Fue el comienzo de todo.

Para Alejandro Blanco, presidente del COE, las 22 medallas de Barcelona '92 se superarán muy pronto. "Si analizamos los resultados de los últimos Juegos Olímpicos nos movemos entre las 17 y las 18 medallas, tenemos muchos cuartos y quintos puestos y yo creo y confío plenamente en que en París 2024 se superen las 22 medallas de Barcelona. Es la primera vez que hago un pronóstico, pero estoy convencido de que en París superaremos las 22 medallas", afirma a EL ESPAÑOL.

El presidente del Comité Olímpico Español asegura que "el apoyo político se ha incrementado" desde Barcelona '92, pero que "el económico ha descendido, porque el apoyo que se tuvo para preparar los Juegos de Barcelona desde el año 1986 hasta el 1992 fue espectacular, fue la gran apuesta del país. Y a partir de ahí bajó exponencialmente".

Miriam Blasco gana el oro en Barcelona 92 tras derrotar a Nicola Fairbrother

Miriam Blasco gana el oro en Barcelona 92 tras derrotar a Nicola Fairbrother EFE

El Plan ADO sigue siendo muy importante para los deportistas olímpicos, aunque ya no tanto como en el periodo hasta 1992 cuando se creó. "No olvidemos que el 98% de nuestros deportistas no responden a ese perfil de deportista profesional cuando de verdad todos lo son. No están en consonancia los ingresos que tienen los grandes campeones olímpicos con otros deportes donde hay más recursos económicos. El programa ADO, gracias a todas las empresas participantes, es uno de los grandes responsables de los grandísimos resultados que tiene el deporte español desde Barcelona ' 92", afirma Blanco.

"En los cinco años de duración de este ciclo olímpico excepcional el presupuesto consolidado del plan ADO con vistas a los Juegos Olímpicos de Tokio fue de 25.749.519 euros. Esta cantidad económica ha sido destinada fundamentalmente a becas para deportistas y entrenadores que han cumplido con los objetivos fijados en el programa y que permitió a muchos de ellos clasificarse para estos JJOO", añade.

El presidente del COE desea que el legado de Barcelona '92 perdure en el tiempo porque "gracias a todo lo que se hizo de 1986 a 1992, gracias a las escuelas que se crearon, gracias a la forma de entender y practicar el deporte... hoy España sigue siendo un país admirado y querido a nivel deportivo en todo el mundo".

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Además, Alejandro Blanco sigue soñando con una nueva candidatura olímpica: "España tiene que organizar otros JJOO, España tiene que optar a unos JJOO de invierno y de verano. Y, sin ninguna duda, para alcanzar los Juegos Olímpicos lo más importante es la unidad. No podemos olvidar que el deporte español es el mayor factor de integración que hay en el país. Y eso es por lo que tenemos que luchar. A veces nos hemos encontrado con reveses, pero estoy convencido de que son salvables y que España seguirá en el futuro optando a la organización de unos Juegos tanto de invierno como de verano". 

Uno de los medallistas en Barcelona '92 fue Jordi Arrese en tenis. Para el catalán, estos Juegos "fueron una demostración de que cuando hay inversión se consiguen muchos éxitos. El tenista asegura a EL ESPAÑOL que "hay un gran legado de Barcelona '92 en lo social y quedaron muchas infraestructuras que se han seguido aprovechando y que mejoraron mucho la ciudad de Barcelona".

Arrese disputó unos Juegos en su ciudad y logró ganar una medalla delante de su gente. El barcelonés asegura que puso esta cita "por encima de todo". "Estaba por delante de todos los Grand Slam. Nosotros no solemos hacer más de dos meses seguidos, pero aquel año llegué a hacer más de cuatro meses y medio. Arriesgué muchísimo, trabajé con un psicólogo, trabajé con el mejor preparador físico que era Paco Seirul-lo, con un nutricionista también. Si no se hubieran organizado en Barcelona y en mi país nunca se me hubiera pasado por la cabeza tomar tantos riesgos para unos Juegos. Pero por suerte salió todo bien", explica.

La motivación de que los JJOO fueran en España cambió por completo la preparación de los deportistas. Así lo reconoce José Manuel Moreno, el primer medallista de Barcelona '92: "La realidad es que con algo así te vuelcas al 200%. Estar delante de tu familia, de tus amigos y de toda su gente hace que todo tenga una repercusión mayor, que todos se vuelquen en tu trabajo. Esa ilusión es especial. Yo había ganado el Campeonato del Mundo el año anterior y pasó desapercibido a pesar de que ya tenía una gran importancia. Ganar unos Juegos Olímpicos en tu propio país no tiene parangón".

Para el ciclista el legado deportivo de Barcelona "fue demostrar a todo el mundo, pero también a los atletas, que España era y es una potencia a nivel mundial". "Antes, el hecho de estar solo clasificado para competir ya era un éxito. A partir de ahí eso cambió, había que ir a por lo máximo", reconoce Moreno. 

Arrese y Moreno buscan en su memoria el mejor recuerdo de Barcelona '92 a pregunta de EL ESPAÑOL y, curiosamente, ninguno se queda con sus medallas o una competición deportiva. Ambos eligen "la ilusión de la ciudad y del país", "el espíritu olímpico" y "la organización". Para el tenista una de las cosas que más le impactaron fue "el voluntariado que hubo en los Juegos de Barcelona. Miles de personas colaborando y ayudando para que todo saliera a la perfección. Gracias a todos ellos, Barcelona ’92 fue un éxito y uno de los mejores Juegos Olímpicos de siempre".

El legado político y social

El primer paso para que Barcelona albergara los JJOO lo dio Narcís Serra, alcalde entre 1979 y 1982, con una declaración pública el 31 de enero de 1981 mostrando la clara intención de que la ciudad condal fuera candidata. Sin embargo, el mítico dirigente del PSC se encontró con el recelo del Gobierno de España, en aquel momento con Calvo Sotelo como presidente. 

La victoria de Felipe González en las elecciones generales de 1982 impulsó definitivamente la candidatura de Barcelona. Calvo Sotelo incluso había deslizado la idea de presentar a Madrid, pero la llegada del PSOE a La Moncloa cambió la historia. Serra dio el salto al Gobierno, como ministro de Defensa, y Pasqual Maragall fue sucesor en el consistorio de Barcelona.

Barcelona '92 no se puede concebir sin la figura de Maragall. El socialista fue no solo el impulsor de la candidatura tras el primer paso de Serra, sino también el presidente del Comité Organizador. Él fue una de las tres patas para lograr la unidad institucional alrededor de la candidatura. Las otras dos: Felipe González, como presidente del Gobierno, y Jordi Pujol, como presidente de la Generalitat.

Jordi Pujol, Felipe González y Pasqual Maragall

Jordi Pujol, Felipe González y Pasqual Maragall EFE

Lograr la unión del Ayuntamiento, Generalitat y Gobierno no fue sencillo a pesar de todo. Las tensiones de Maragall con Pujol fueron patentes e incluso con Felipe González también tuvo sus tiras y aflojas durante el proceso. Sin embargo, la figura de José Antonio Samaranch fue clave

El presidente del COI avaló la candidatura y fue el mejor embajador posible ante el olimpismo para lograr la designación. Además, ejerció como puente entre las instituciones para lograr un pacto de unidad que cambió la ciudad de Barcelona y España para siempre. 1992 siempre será el año de España, el de la Expo de Sevilla y el de los Juegos Olímpicos de Barcelona. 

Sin embargo, Convergència i Unió receló de los Juegos Olímpicos hasta 1991. El partido de Jordi Pujol no quería que la cita deportiva fuera aprovechada por el Gobierno de Felipe González para "españolizar Cataluña". La reticencias de CiU provocaron tensiones, aunque la paz en la Plaza Sant Jaume se logró a solo un año vista de la ceremonia de inauguración. 

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A pesar de la imagen de unidad que reinó en las semanas que duraron los JJOO, la Generalitat instigó la campaña de "Freedom for Catalonia", pidió que predominaran los símbolos catalanes en los Juegos y hasta boicoteó el estreno del Estadio Olímpico por la presencia del rey Juan Carlos. 

Solo la derrota de CiU ante Maragall en las elecciones municipales de 1991 hizo que Pujol se sumara a la corriente olímpica a regañadientes. El presidente de la Generalitat veía en el alcalde de Barcelona a su máximo rival y a una seria amenaza política. Eso sí, a través de Òmnium Cultural, se continuó con una guerra de símbolos y banderas que duró hasta el inicio de los JJOO.

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Una semana antes del comienzo de la cita olímpica, la Generalitat pagó una campaña publicitaria en los principales medios internacionales, como el Financial Times, con el lema: "¿En qué parte del mundo está Barcelona? En Cataluña, por supuesto". Además, Òmnium Cultural hizo un llamamiento a todos los catalanes para que la senyera luciera en los balcones de la ciudad. 

El procés y la turismofobia

El germen de lo que acabaría siendo el procés 25 años después ya estaba vivo en la sociedad catalana, pero durante los JJOO la inmensa mayoría de Cataluña abrazó a España. Así quedó demostrado en una de las imágenes más icónicas de Barcelona '92, con un Camp Nou llenó de banderas españolas en la final de fútbol ante Polonia. Algo que 30 años después parece una odisea y eso a pesar de que la Selección regresó a Cataluña este año para disputar un partido contra Albania en el RCDE Stadium. 

Poco queda de la Barcelona "abierta al mar, cosmopolita y universal" que conquistó al mundo en 1992. El procés, la turismofobia de los últimos años y el aumento de la criminalidad en la ciudad han acabado con parte del gran legado de aquellos JJOO. Además, la actual alcaldesa, Ada Colau, no ha dudado en sostener las teorías que ven los Juegos como un simple negocio y de definir como "franquista" a Samaranch

La concordia de 1992 ha dejado paso al revanchismo y al continuo enfrentamiento. Colau incluso ha borrado el nombre del expresidente del COI en una de las estatuas que fueron donadas a la ciudad por la organización de los JJOO. La izquierda, con Colau al frente, busca terminar con lo que consideran "un turismo desmedido". 

Alejandro Fernández, líder del PP en Cataluña, asegura a EL ESPAÑOL que pese a que "Barcelona sigue siendo una gran ciudad de la Europa Occidental", pero que tiene problema con sus dirigentes ya que "ha pasado de ser conocida por su apertura cultural y cosmopolitismo a acaparar noticias sobre inseguridad ciudadana y ocupación ilegal".

Además, Fernández señala que "el proceso separatista ha roto la unidad cívica de la ciudad y ha generado división, desconfianza y pesimismo". Una visión de Barcelona con la que también coincide Carlos Carrizosa, portavoz de Ciudadanos en el Parlament. El líder de la formación naranja afirma a EL ESPAÑOL que "los barceloneses, en vez de creer en el potencial de su ciudad, la ven en el camino de la decadencia".

El Govern de Carles Puigdemont y los exconsejeros presos tras la aprobación de la DUI en el Parlament

El Govern de Carles Puigdemont y los exconsejeros presos tras la aprobación de la DUI en el Parlament EFE

"No hay más que viajar a cualquier otra capital española para percibir que la vida nocturna y la animación comercial y hostelera son muy inferior en Barcelona. Incluso el tráfico de vehículos profesionales se ha reducido enormemente en horas de oficina por la bajada generalizada de actividad", asegura Carrizosa. 

Para el portavoz de Ciudadanos en Cataluña, "la sensación de inseguridad ciudadana también ha crecido exponencialmente. Se trata políticamente al turista como a un forastero molesto y no se pone en valor el impacto económico y cultural de nuestro turismo".

La relación entre Barcelona y el resto de España no es como en 1992. Atrás quedaron aquellas semanas de concordia y orgullo mutuo durante los JJOO. Según Carrizosa, "el experimento de ciudad llevado a cabo por una alcaldesa populista radical de izquierdas e indistinguible del separatismo en su idea de España ha generado suspicacias y antipatías en el resto de España. Y gran parte de los barceloneses que viajan desearían que su ciudad tuviese el dinamismo y la libertad de los que gozan otras ciudades y miran con envidia a esas otras ciudades, algo inédito en los barceloneses que tenían a su ciudad como modélica y dinámica". 

El procés ha creado un caldo de cultivo que imposibilita volver a pensar en repetir un sueño como el de Barcelona '92 en Cataluña. Sin ir más lejos, en las últimas semanas, España no ha podido presentar la candidatura de los Pirineos a los Juegos Olímpicos de Invierno 2030 por la falta de acuerdo entre Aragón, gobernada por el socialista Lambán, y Cataluña, con el independentista Pere Aragonès (ERC) como presidente. 

Una nueva oportunidad histórica que pierden tanto Cataluña como España por culpa del independentismo. El referéndum ilegal del 1-O y las consecuencias tanto políticas como sociales que se derivaron de aquella acción delictiva no solo han frenado en seco a Cataluña, sino que la han llevado a una dura recesión económica.

Repetir Barcelona '92 no será posible hasta que el socialismo deje de pactar con el separatismo más extremista

Carlos Carrizosa, portavoz de Ciudadanos en el Parlament

La unidad política mostrada en 1992, con sus tira y afloja, es ahora una utopía para el portavoz de Ciudadanos. "No será posible repetirlo hasta que el socialismo deje de pactar con el separatismo más extremista, legitimando sus políticas excluyentes y dejando que persista la inestabilidad económica y social. El socialismo gobierna Barcelona con Colau y busca un tripartito en la Generalitat", sentencia Carrizosa. 

Barcelona ya no es tampoco la ciudad segura que acogió el mayor evento deportivo. "De hecho, según los datos del Ministerio del Interior del primer trimestre de este año, Barcelona es la ciudad con mayor número de robos de España, cuando ya en 2021 la ciudad condal sufrió un 10% más de delitos que el año anterior", explica el líder de Cs en Cataluña. 

Campaña vecinal Tourists go home!

Campaña vecinal "Tourists go home!" EFE

La pandemia y la campaña vecinal "tourists go home" han agravado la situación de Barcelona tras el procés. En 2021, el número de plazas hoteleras registradas en la ciudad bajaron un 26% y las visitas a la zona costera descendieron un 75% respecto a 2019. La política antiturista de Colau también está lejos de lo que quiso lograr Maragall con Barcelona '92: la moratoria hotelera, la negativa a ampliar el aeropuerto, la implantación de una tasa turística, la campaña contra el alquiler vacacional...

La crisis de Barcelona ha engullido el legado de los Juegos Olímpicos de 1992. El arduo trabajo que costó llevar a la ciudad hasta esa dimensión mundial en los 80 y los 90 ha sido destruido como un castillo de naipes en los últimos años. Barcelona, de la ciudad abierta al mar en 1992 a dar la espalda al mundo maniatada por el independentismo y la turismofobia 30 años después.