18 diciembre, 2022 02:45

Pedro Márquez conoce el sector funerario como la palma de su mano. Porque si hay una empresa de este campo señera en Jerez de la Frontera es Mármoles Márquez, fundada por el padre de Pedro hace 60 años y dedicada a construir cementerios, nichos y a fabricar lápidas en España, Portugal y México. Si a esta experiencia cultural y familiar se le une un espíritu inquieto, ideas, una licenciatura en Económicas, un MBA y amplia experiencia laboral empresas tecnológicas, la manera en la que Pedro se imbuye en el negocio familiar podría haber sido normal, pero no. Ha sido tan revolucionaria como tradicional. 

Pedro Márquez es el responsable de que la Iglesia española esté aceptando que se instalen nuevos columbarios en sus templos para que las cenizas de los finados reposen en su interior. Es decir, lo que hace Pedro ha resucitado de sus cenizas algo que se hacía hace siglos, aunque entonces restringido a determinadas clases sociales. La revolución democrática de una tradición histórica.

El canon 1242 del Código de Derecho Canónico de 1983 establece claramente que no deben enterrarse cadáveres en las iglesias, "a no ser que se trate del Romano pontífice, de sus propios cardenales u obispos diocesanos, incluso eméritos". Tras el Concilio Vaticano II, esta norma se sigue a rajatabla. Las escasísimas inhumaciones que se hacen se realizan en claustros o en criptas, no en la iglesia propiamente dicha. ¿La última más conocida? En 2014, del expresidente Adolfo Suárez, en el claustro de la catedral de Ávila. 

El columbario de la Basílica de Nuestra Señora del Carmen.

El columbario de la Basílica de Nuestra Señora del Carmen. Cata Zambrano

Históricamente reservado a reyes, nobleza y al clero, fuera de la zona de culto sí había sitio para personalidades de la sociedad o la cultura -al nivel de Francisco de Goya o Lope de Vega- que cuyos restos reposan en criptas. Pero nunca fue lo habitual que pudiera acceder el resto de los mortales con independencia de su situación económica. Hasta ahora.

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Los números

Como buen economista, el origen de la idea de Pedro fueron los números, y con ellos en la mano, fundó Boxtomb.  

El 47% de los españoles (22 millones de personas) tienen contratados seguros de decesos, según datos de la Asociación Empresarial del Seguro (Unespa). Las pólizas cubren las inhumaciones, pero en el caso de elegir la cremación, el servicio culmina entregando la urna en mano a los familiares. Porque, si bien el seguro cubre el nicho, no ofrece el columbario, que debe sufragarse aparte.

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La solución mayoritaria es buscar uno, quedarse con las cenizas en casa o esparcirlas en algún lugar permitido.

Los 22 millones de españoles que pagan el seguro de los muertos cobran especial relevancia al contrastarlos en número con los de la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef). En 2021 en España fallecieron 450.687 personas. De ellas, el 55,07 optó -es un decir- por recibir sepultura.

El 44,93% restante fue incinerado. Las empresas del gremio funerario arrojan además otros números reveladores: en 15 años, el porcentaje de las incineraciones se ha triplicado, pasando del 16% en 2005 al 45% en 2020. De 2015 a 2021, del 36,25% al 44,93% del pasado año.

Más números. España lideraba el escalafón de países europeos en 2015, con 358 crematorios. En 2022 no sólo sigue en cabeza, sino que tiene 106 más. 

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Así, la empresa que dirige Pedro primero ideó y diseñó los columbarios, y lo registró todo en la Agencia de Patentes y Marcas. Se fabrican con inyección industrial en polipropileno y ABS ecológico, que aseguran la máxima calidad, durabilidad y resistencia, y no necesitan mantenimiento.

Pedro Márquez, en uno de los columbarios de Boxtomb.

Pedro Márquez, en uno de los columbarios de Boxtomb. Cata Zambrano

La empresa jerezana ha desarrollado esta nueva línea de servicios dirigida a la instalación de columbarios, "que responde a la demanda creciente, no solo en cementerios, tanatorios o panteones familiares, sino también en iglesias", afirma Márquez a EL ESPAÑOL | Porfolio.

Tras un año controlando el producto, y con su propia comercializadora, comenzaron a cerrar acuerdos con empresas funerarias "grandes y pequeñas", y también con tanatorios. Su función es servir como canales de venta.  También establecieron contacto con entidades religiosas como los Carmelitas o los Jesuitas, con los que han firmado acuerdos, así como con algunos Arzobispados con los que actualmente están negociando.

El incremento de las incineraciones ha supuesto que haya capitales españolas donde ya es la opción mayoritaria en un 70% frente a un 30% de entierros

Pedro Márquez.

Son modulares, su instalación no precisa obra civil, optimizan el espacio y los hay de varias capacidades. Individuales, dobles y familiares. También hay versatilidad en las terminaciones: madera, mármol, cuarzo... Pueden "incluso ser serigrafiados, como el de la Catedral de Palma de Mallorca". Todo ello permite que puedan ser instalados respetando la Ley de Patrimonio de espacios declarados Bien de Interés Cultural, y por tanto, estrictamente protegidos.

El obispo de Mallorca, bendiciendo el columbario de instalado en la Catedral.

El obispo de Mallorca, bendiciendo el columbario de instalado en la Catedral.

Además de en la Seu mallorquina, han instalado columbarios en el Santuario de Javier, donde reposa san Francisco Javier, en Navarra; en la Basílica de Nuestra Señora del Carmen Coronada, en Jerez de la Frontera; en el Convento de Santa Teresa del Niño Jesús, en Lleida; en la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis de Madrid, en la capilla de hermanos de la Iglesia de la Palma, en Cádiz...

El refrán de 'con la Iglesia hemos topado' no se puede aplicar aquí. Porque además de las bondades del producto, hay un plan de viabilidad económica. Boxtomb asume todo el coste, desde el estudio previo a la instalación, y garantiza la comercialización posterior de los columbarios, sin que la Iglesia tenga que hacer desembolso alguno. Es más, percibe un porcentaje asegurado "de hasta el 50% de las ventas". 

El columbario del Santuario de Javier, en Navarra.

El columbario del Santuario de Javier, en Navarra.

"La demanda de instalaciones por parte de las iglesias se ha multiplicado por 20 desde la pandemia. Nosotros lo que hemos hecho es facilitar que puedan atender una necesidad no cubierta y ofrecer un servicio pastoral necesario, recuperando la ancestral costumbre de las inhumaciones en los templos santos, y encontrando una nueva forma de financiar sus necesidades", explica el empresario jerezano.

El padre Alejandro es un cura carmelita y prior de la Basílica de Nuestra Señora del Carmen Coronada, en Jerez de la Frontera. Allí, bajo el camarín de la Virgen, ya hay instalado uno de estos columbarios. "Muchos devotos de la Virgen quieren reposar aquí", cuenta el religioso a este periódico. "Lo cierto es que hay bastante demanda, aunque el que tenemos (instalado) es grande".

El padre Alejandro, en el columbario de la basílica, bajo en camarín de la Virgen del Carmen.

El padre Alejandro, en el columbario de la basílica, bajo en camarín de la Virgen del Carmen. Cata Zambrano

En el futuro, las iglesias y parroquias van a tener estos columbarios. Tienen mucho sentido

Padre Francisco, prior de la Basílica del Carmen de Jerez.

El sacerdote advierte que se trata de un servicio pastoral más de una Iglesia a sus feligreses, "porque el cristiano que se forma y crece en su iglesia hasta el momento de la muerte, a lo que aspira es a ser enterrado en su templo. Esto es muy importante", explica a EL ESPAÑOL | Porfolio.

"Recuperamos otra vez esta tradición centenaria, de estos 700 años de historia, donde ahora ya no es necesario ser noble o ser del clero para poder ser enterrado en el columbario y en un sitio tan privilegiado que es la cripta de la Catedral, justo debajo del altar mayor", afirma Pere Oliver, prefecto de la catedral de Mallorca. Allí está el columbario más grande que la empresa jerezana ha instalado hasta la fecha.

Tecnología funeraria

Obviamente, los sacerdotes no están para vender. Para eso está la comercializadora, que ofrece a funerarias y tanatorios acceder en tiempo real "a todo nuestro stock de columbarios para ofrecerlos".

Lo hacen a través de una plataforma tecnológica que funciona como un market place especializado para columbarios, y donde se puede consultar información gráfica, vídeos, características, disponibilidad, "así como formalizar los contratos de cesión y el pago, incluyendo la opción de financiación a las familias". Y dependiendo de cada localidad, a las familias se les ofrece poder reposar en una de estas iglesias que ya tienen columbarios.

El plazo de construcción de un columbario es rápido. Una semana. Hay un equipo de 15 trabajadores que se encarga de fabricar la composición modular de acuerdo a las necesidades del espacio en el que se va a ubicar.

-¿Cuándo se instaló el primero?

-Hace dos años, en la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis de Madrid.

"Agradecemos mucho que las instituciones religiosas que hayan sabido confiar en nosotros para abordar importantes proyectos", ultima. Precisa que para la Iglesia, la conservación de las cenizas en un lugar sagrado "puede ayudar a reducir el riesgo de sustraer a los difuntos de la oración y el recuerdo de los familiares y de la comunidad cristiana".

Actualmente, la empresa planifica una estrategia de crecimiento en España y Portugal, dirigida también a las parroquias que quieran ofrecer este servicio. En Portugal están cerrando ya los primeros acuerdos. También está dirigiendo su estrategia hacia México, aprovechando los históricos lazos comerciales de Mármoles Márquez. "El culto a la muerte es latino. Y ahora todas las empresas del sector están mirando hacia Latinoamérica", explica el gerente de Boxtomb. Y al columbario.