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LA TRIBUNA

Carta de uno que se queda atrás

El autor critica que no exista ninguna ayuda concreta al sector cultural para paliar el desastre económico como consecuencia del parón por el coronavirus.

19 abril, 2020 02:31

Mi pareja, italiana, actriz, con más de quince años en España, por fin ha entendido por qué cualquier hijo de vecina se deja la vida para conseguir una plaza de funcionario. Imagino la tranquilidad del hoy ministro de Cultura, Rodríguez Uribes, cuando allá por 2006 se vio dentro del numerosísimo grupo de agraciados funcionarios de este país, sabedor él que, a menos que no cayera un meteorito que terminara con todo rastro de vida en la tierra como aquel que liquidó a los dinosaurios, su nómina iba a entrar calentita cada final de mes.

Ahora el señor Uribes es ministro de cultura, o sea el cáguense. Un sueldazo por rascarse los cataplines en una época sin teatros, cines, museos, bibliotecas… A lo sumo unas reuniones en las que ha tenido que escuchar a los representantes de los titiriteros, siempre llorando, ¡qué pesados! Un jijí, un jajá, intentaré arreglar algo y…Zasca.

Ayer dice ante los medios de comunicación que somos un sector (el de los comediantes) muy golpeado por las consecuencias económicas derivadas de la pandemia. Que vivimos del público, con mucha temporalidad, pero que somos conscientes de que lo primero es salvar vidas (menos mal, ¿no?) y no dejar a nadie atrás y que por eso han tomado medidas transversales, razón por la que no habrá ninguna ayuda concreta al sector cultural para paliar el desastre económico. ¡No dejar a nadie atrás!, me parto de la risa.

Yo conozco situaciones de compañeros tan dramáticas que mi situación, dificilísima por la pérdida de todos mis futuros trabajos, me parece un chiste. Qué decirle al señor funcionario Uribes. Aquí nadie pide que se comporte con la altura de miras y la decencia de sus homólogos alemanes, franceses o italianos. Para nada, ya sabemos que en España, a los políticos, la cultura les importa tanto como las gomas de los pollos. Al PSOE y a Podemos también, ya está bien, que siempre reciben los mismos. Pero hombre, que se corte un poco el funcionario Uribes, ¿no?

A esas medidas transversales se pueden acoger todos menos nosotros. Y lo sabe, porque si no lo sabe, además, el tío es un ignorante. ¿No dejar a nadie atrás? Ya son muchos los profesionales de las artes escénicas que se han quedado atrás y pronto va a ser el sector entero y duele que un tipo que ostenta la cartera de cultura pase por alto esto.

Este país, ¡el país de Lope de Vega!, no merece que se abra un teatro nunca más

Yo no deseo vivir de otra manera, esta es la forma en la que aprendí a ganarme la vida. Que el muy cretino dice que el sector ha dado lo mejor de sí desde su casa. ¡Tócatelos! Este país, ¡el país de Lope de Vega!, no merece que se abra un teatro nunca más. Se lo ha ganado a pulso eligiendo a representantes tan incompetentes, irresponsables y faltones. Eso sí, me lo imagino en su casa repantingado en el sofá (a él y a muchos de los que nos acusan de querer vivir del cuento) viendo cualquiera de las series españolas que hoy son admiración en todo el mundo. Qué satisfacción ¿eh, señor ministro?

Y sin pegar ni un sello se atreve a reírse de todos nosotros. “La cultura llega a las casas, no podemos ir, pero llega nuestras casas”. ¿No te fastidia? Encima gratis. Y si el presidente de este gobierno, que tendrá que dar tantas explicaciones, cuando toda esta crisis pase, que veremos si el que no se queda atrás es él, no destituye a su ministro mañana mismo, es porque sencillamente actúa y habla al dictado suyo. Así que basta de agradecimientos y de ánimos con los que nos regalan los oídos en cada telediario.

No necesitamos tanto funcionario. Eso está claro. Y si no que se lo pregunten a la Merkel, a quien parece que le da para tener mejores servicios hospitalarios y mejor equipados. ¡E incluso le llega para dar veinte millones de euros al sector cultural! Menos funcionarios, mejores servicios. Inclusive más cultura. Está claro.

Decía Ortega y Gasset que todos los empleados públicos deberían descender a su grado inmediato inferior, porque han sido ascendidos hasta volverse incompetentes. En su caso, funcionario Uribes, sería más conveniente que se marchara, o si no, que tuviera la decencia de no cobrar por no hacer nada hasta que todo esto pase. Así se solidariza con nosotros, los comediantes que no tienen nómina, los productores que arriesgaron su dinero y que lo han perdido o lo perderán y, en general, con todos aquellos a los que, como a mí, les piden que por responsabilidad se queden en casa, aún a sabiendas que eso supone la ruina más absoluta.

P.D. Cuando hablo de funcionarios no me refiero a esos que hacen su trabajo en cada hospital, en cada cuartel de bomberos, de policía, a los maestros… de esos vamos escasos.

*** Ignasi Vidal es autor y director teatral.

Personal sanitario usando el equipo de protección.

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