El Pleno del Congreso celebrado este miércoles puso de manifiesto las grandes dificultades que va a tener Pedro Sánchez para insuflar oxígeno a su mandato. Quienes fueron sus alegres socios de investidura han empezado a reclamar su parte: sólo apoyarán al Gobierno si hace concesiones.

El tono chulesco de Rufián, amenazando al presidente del Gobierno con torpedear algunas de sus iniciativas (como el cambio del Consejo de RTVE) refleja perfectamente la situación. El diputado de ERC advirtió de que no se van a conformar con "buenas palabras" ni con "palmaditas de en la espalda", y se refirió a los políticos presos por el golpe en Cataluña como "secuestrados".

Baño de realidad

Es el primer baño de realidad para el PSOE, que continuará este mismo jueves con la derrota en varias votaciones en el Pleno. Los propios diputados socialistas reconocen que la mayoría de las medidas de las que han hecho bandera no podrán concretarse por falta de apoyos en el Congreso.

Sánchez, mostrando aplomo y recurriendo a propaganda, trata de disimular su fragilidad parlamentaria. El problema es que no se puede tirar de imágenes un día sí y otro también para tapar la realidad. Y esa táctica le ha supuesto ya el primer disgusto.

Hay sobreactuación

Tal y como hoy informamos, las fotos al estilo Obama que Moncloa ha difundido de Sánchez estos días no han sentado bien en las filas socialistas, donde ya se habla de "sobreactuación". Los gestos se están imponiendo a la gestión, y el hecho de que la mayoría del PSOE dependa de actores tan estrafalarios no permite ser optimistas para el futuro.

Todo lleva a pensar que el planteamiento inicial de Sánchez era el correcto: una vez desalojado Rajoy, las elecciones, cuanto antes mejor. Tratar de alargar esta legislatura podría ser contraproducente para el PSOE. Al tiempo.