Disponemos ya de suficientes elementos para analizar la materia del sanchismo. Espabile quien siga ensimismado: chiquillos boquiabiertos, vista al cielo, deslumbrados por los fuegos de artificio con que el gobierno súbito amenizó la carambola. La fiesta terminó, pero, si gustas, sigue frotándote los ojos y deja que los fosfenos prolonguen la ilusión.

Mientras la chiquillada -la canalla, en catalán- apura la copa de su fantasía hasta las heces, los adultos en condiciones de razonar tenemos, creo, la obligación civil, y quizá moral, de advertir sobre una insólita circunstancia. Siéntense. Tenemos un gobierno gaseoso. ¿Cómo se te queda el cuerpo? Calificarlo de líquido sería un exceso; creo que Zygmunt Bauman estaría de acuerdo.

A mí la filosofía blanda siempre me ha venido muy bien para comprender la trayectoria de nuestra socialdemocracia a partir de la caída del muro de Berlín sobre la Universidad española. ¡Qué de cascotes! Con Zapatero me ayudó sobremanera Gianni Vattimo. Ah, el pensamiento débil. Un día me dije: ¡ya verás tú cómo Sánchez te va a encajar con Bauman! Pero no. De los varios estados de agregación de la materia solo le encaja el gaseoso a esta farsa disparatada.

¿Quieres un astronauta? Perfecto, tómalo, pero no te extrañe que luego el hombre, que es cabal, alabe con afable espontaneidad al equipo desplazado por el PSOE. Lo que no tiene un pase, lo que hace gaseoso a Sánchez son las fotos monclovitas de la manicura para glosar su “decisión” merkeliana, o la indescriptible cover version de JFK en el Air Force One. Memeces para memes.

¿Qué sucede entonces? ¿Se ha evaporado el líquido? ¡No! Nuestro improbable gobernante estaba bastante sólido tiempo atrás, yo lo recuerdo. Él en realidad querría solidez, y ahí radica el drama. Con menos de la mitad de una mayoría absoluta, un gobierno no puede hacer nada. Y menos ahora. Él lo sabía mientras censuraba a Rajoy, de ahí sus ruegos para que dimitiera: ¡Deja que retire la moción!

Lo demás es sabido. Se vio aureolado, se creció. Buscando solidez fichó a Borrell y Marlaska, a Delgado y Calviño. Pero ni así; carece de margen de actuación. Lo sabe y ha renunciado a todo menos a dormir en la Moncloa. En Cataluña fracasará, y también lo sabe, pero qui dia passa any empeny. Lo líquido en Bauman es una búsqueda de adaptaciones rápidas. El gas... es vertiginoso. Diminutas y lejanas moléculas que apenas se atraen. Adivino innumerables causitas. El poder ejecutivo se ha sublimado. Qué cosas tan raras ocurren.