Plástico fabricado a base de escamas de pez

Plástico fabricado a base de escamas de pez MIT-Jacqueline Prawira Omicrono

Tecnología

El invento de una adolescente que reduce la contaminación: un plástico biodegradable a base de escamas de pescado

Jacqueline Prawira ha desarrollado varios inventos partiendo de los desechos que produce la venta de pescado como alimento para las familias.

Más información: El innovador sistema para eliminar microplásticos y bacterias del agua: enjambres de microrrobots con imanes

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La naturaleza es experta en reciclar todo lo que produce, solo el ser humano genera residuos que acaban contaminando el planeta. Aun así, la comunidad científica está dispuesta a encontrar una solución más respetuosa con el medioambiente, crean plásticos biodegradables a partir de cualquier elemento natural.

El plástico es uno de los materiales más utilizados en España y el resto del mundo. No solo se encuentra en las bolsas de la compra, también en la construcción, agricultura y automoción. Su fabricación supone un grave problema para el medio ambiente, así como su reutilización o eliminación cuando se ha acabado su ciclo de vida.

Científicos de todo el mundo estudian soluciones como, investigadores españoles que proponen un nuevo plástico fabricado con hojas de mango. También jóvenes investigadores como esta adolescente de solo 17 años que ha fabricado desde cubiertos y bolsas de plástico con las escamas de pescado.

Jacqueline Prawira, con 17 años, ha comenzado su primer curso en el MIT y es una de las 100 ganadoras de la segunda cohorte de Rise, un programa de Schmidt Futures y Rhodes Trust diseñado para apoyar a jóvenes estudiantes no solo al inicio de sus carreras, sino potencialmente durante el resto de sus vidas.

Este premio lo ha ganado gracias a su desarrollo de un bioplástico biodegradable a partir de escamas de pescado y otros residuos de la industria pesquera, creando láminas transparentes y delgadas aptas para bolsas, envoltorios y utensilios que se degradan en compost sin ayuda externa significativa.

Flexible y resistente

El pescadero raspa con energía el pescado delante de los clientes que esperan llevarse el producto a casa limpio para que sea más fácil prepararlo. Las escamas saltan por el aire y, en ese momento, es cuando Prawira tiene una idea. En una visita al mercado asiático donde su familia compra pescado, esta joven notó que las escamas, normalmente descartadas, eran ligeras, finas y fuertes, lo que la llevó a pensar en el plástico por sus similares propiedades.

"Empecé a notar que son bastante resistentes. Son delgadas, algo flexibles y bastante ligeras para su resistencia", explica Prawira al MIT, donde es estudiante. "Y eso me hizo pensar: ¿Qué otro material tiene estas propiedades? El plástico".

Una imagen de archivo de sardinas para la venta.

Una imagen de archivo de sardinas para la venta. Pixabay

El resultado se presenta como films delgados y transparentes pensados para aplicaciones de un solo uso, como bolsas de supermercado, empaquetados y cubiertos desechables. En una entrevista para CBS donde muestra los productos que ha conseguido crear con las escamas de pescado: desde bolsas, envoltorios y utensilios de un solo uso.

Los plásticos derivados del petróleo, como el etileno y el propileno implican serios problemas ambientales y una alta dependencia de recursos no renovables. Este nuevo material plástico no solo procede de desechos reutilizados como son las escamas, también evita contaminar la naturaleza.

"Si se depositan en compostaje, se degradan por sí solos de forma natural sin necesidad de mucha ayuda externa, si es que la necesitan", afirma Prawira. La joven investigadora ha creado incluso un composite a base de estos subproductos de pescado gracias a su matriz orgánica-mineral.

No es el único uso que Prawira propone para las descartadas escamas de pescado en los mercados. El año pasado, antes de ser estudiante de último año de secundaria, empezó a usar el mismo material para dar solución a otro problema medioambiental: eliminar metales pesados de aguas residuales.

Plástico flotando en el mar. Imagen de archivo.

Plástico flotando en el mar. Imagen de archivo. iStock

Esta joven descubrió que el colágeno y las sales de calcio presentes en las escamas pueden ejercer como un imán de la contaminación por metales pesados en el agua. Estos se capturan para poder reciclarlos más adelante. Así inventó Cyclo.Cloud, una solución que utiliza desechos de escamas de pescado para adsorber hasta el 82 % de los metales pesados ​​presentes en las aguas residuales contaminadas.

Investigadores españoles también trabajan para mejorar los sistemas de depuración con nuevas tecnologías con las que detectar microplásticos durante la purificación del agua que se consume a diario.

Otros proyectos

Entre los millones de desechos que producen las personas al año, la comunidad científica encuentra posibles soluciones a un producto tan tóxico como es el plástico. Desde las escamas de pescado, hasta las cañas de bambú.

Investigadores de la Universidad Forestal del Noreste de China también han desarrollado un nuevo plástico biodegradable a partir del bambú que cuenta con altas propiedades mecánicas y que se descompone en apenas 50 días, mientras que un plástico derivado del petróleo puede tardar entre 100 y 1.000 años, según un informe de la Cruz Roja Española.

El nuevo bioplástico hecho a partir de bambú.

El nuevo bioplástico hecho a partir de bambú. Nature Omicrono

En este caso, los científicos explican que desarrollaron un método no tóxico, basado en disolventes alcohólicos, para disolver la celulosa de bambú a nivel molecular y, posteriormente, dirigir las moléculas de celulosa para que se reensamblen y organicen en un material plástico resistente.

En España, investigadores de la Universidad de Cádiz (UCA) han desarrollado un innovador bioplástico a partir de hojas de mango que conserva los alimentos durante más tiempo en la nevera: retrasa la oxidación de los alimentos frescos. Un material que, además de ser completamente biodegradable, ayuda a evitar el desperdicio, mejora la seguridad alimentaria y fomenta el aprovechamiento de residuos agrícolas, apostando así por una solución más sostenible y circular en el envasado, adaptándose a cada tipo de alimento.