Pulsera de localización para acusados y condenados por violencia de género

Pulsera de localización para acusados y condenados por violencia de género Europa Press Omicrono

Tecnología

Cómo funcionan las pulseras contra maltratadores y por qué pueden fallar: así es el sistema que protege a las víctimas

La polémica del fallo de las pulseras contra la violencia de género ha puesto el foco en unos dispositivos más complicados de lo que parecen.

Más información: Ana Redondo: "No hay fallo en las pulseras, han funcionado en todo momento, siguen funcionando y funcionarán"

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Esta semana, la Fiscalía admitió "errores" en las pulseras de protección a mujeres, que resultaron en el archivo de varios casos, revelando que estos dispositivos no son tan infalibles como pueden aparentar.

El escándalo ha obligado al Ministerio Público a emitir un comunicado el pasado jueves, afirmando que el sistema sólo sufrió este problema "durante un concreto periodo de tiempo" en el 2024, y que "las víctimas estuvieron protegidas".

Sin embargo, la falta de información concreta sobre este problema y de declaraciones públicas del Gobierno han levantado la polémica, con el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, acusando al Gobierno de "incompetencia".

Pero sobre todo, este escándalo ha revivido el miedo de las mujeres que dependen de estos sistemas para mantener a sus maltratadores alejados de sus vidas; y eso lleva a preguntarse cómo es posible que un sistema tan importante haya fallado.

Un engranaje complejo

Para comprenderlo, primero es necesario aprender cómo funcionan estas pulseras; porque, a diferencia de lo que podríamos pensar, las pulseras en sí son sólo un engranaje de una gran máquina en la que participan varios dispositivos, servidores, empresas privadas y organismos gubernamentales.

Todas estas partes se unen en el Centro COMETA, cuyo nombre oficial es Sistema de Seguimiento por Medios Telemáticos del Cumplimiento de las Medidas Cautelares y Penas de Prohibición de Aproximación en Materia de Violencia de Género.

COMETA está operativo las 24 horas del día y los 365 días del año, recibiendo información constante de la localización de las pulseras telemáticas que son ajustadas de manera segura a la muñeca o el tobillo del investigado, encausado o condenado por violencia de género.

Una persona le pone una pulsera de localización a otra

Una persona le pone una pulsera de localización a otra Europa Press Omicrono

La pulsera en realidad no funciona por sí sola, sino que tiene que estar constantemente conectada a un teléfono móvil que también recibe el maltratador y que debe llevar siempre encima, al igual que la pulsera. Es tan importante que, en caso de que sean separados o se desconecten, se genera una alerta automática.

Este smartphone se conecta a la pulsera a través de una conexión inalámbrica Bluetooth LE, como la de otros dispositivos como auriculares o ratones inalámbricos; de esta manera, es posible obtener funciones adicionales como acelerómetro, giroscopio, escaneo de redes WiFi cercanas, y más, que permiten monitorizar la posición del maltratador de manera muy exacta.

A eso hay que sumar la propia conexión GPS de la pulsera; sin embargo, por sí sola este dispositivo no es capaz de conectarse con COMETA para asegurar su posición, y de ahí la necesidad de que el usuario lleve también un smartphone siempre encima.

El smartphone viene con una app preinstalada que se conecta de manera automática con la pulsera y es la que genera alertas de manera automática, incluso si no se dispone de una comunicación directa con COMETA; por ejemplo, si se ha perdido la conexión por falta de cobertura.

Esquema del funcionamiento de las pulseras contra maltratadores

Esquema del funcionamiento de las pulseras contra maltratadores Perplexity Omicrono

Esta es la clave por la que la Fiscalía ha podido aclarar que "la mayoría de los casos" que no recibieron datos de localización de las pulseras se pudieron resolver posteriormente, ya que se pudieron recuperar dichos datos de las apps en el móvil.

Por último, un detalle importante es que la víctima también debe usar un smartphone con las mismas características técnicas, que cuenta con una app que recibe las alertas sonoras, visuales y de vibración que avisan de la cercanía del maltratador.

Cuando la persona con la pulsera entra dentro del rango de alcance establecido por la orden de prohibición de aproximación, se genera esta alerta de manera automática, además de ofrecer un botón de pánico que realiza una llamada a un número de emergencia, que puede ser de audio o una videollamada.

El centro de control de COMETA también recibe la alerta, y sus responsables pueden verificar la situación y contactar con la policía sin necesidad de que la víctima lo haga, entre otras medidas.

Por qué falla una pulsera de maltratador

Y aquí es donde entra la última pieza del puzle, y la que falló: los servidores de COMETA que reciben los datos de localización de las pulseras y pueden emitir dichas alertas hacia los smartphones de las víctimas.

Desde el 2009, estos servidores estaban operados por Securitas Direct, subcontratada por Telefónica, pero en el 2023 el contrato fue adjudicado a una UTE entre Vodafone y Securitas.

Sin embargo, el plan de transición a la nueva operadora presentó un "diseño deficiente" según un informe del Ministerio de Igualdad que lo evaluó con una puntuación de 3,6 sobre 10, como adelantó EL ESPAÑOL.

La ministra de Igualdad, Ana Redondo, en una fotografía de archivo

La ministra de Igualdad, Ana Redondo, en una fotografía de archivo Alejandro Martínez Vélez Europa Press

Aunque los detalles técnicos no se han hecho públicos aún, al igual que las cifras concretas de errores y casos afectados, este informe indica que ya hace dos años el Gobierno veía problemas en esta implementación.

El fallo en el trasvase de datos entre los servidores de ambas compañías explica perfectamente que se perdiesen datos de manera "momentánea" como explica la Fiscalía, que al estar encriptados dejarían de estar disponibles.

Pese a todo, los maltratadores no se pudieron aprovechar de este fallo de manera consciente, ya que todo el proceso es transparente para los usuarios; además, esto no significa que las víctimas estuviesen desprotegidas durante este periodo.

Cómo se protege a las víctimas

La declaración de la Fiscalía de que "las víctimas estuvieron protegidas" puede parecer extraña si los sistemas fallaron; pero en realidad, esa es una de las grandes ventajas de las pulseras contra maltratadores.

Y es que los servidores COMETA no son necesarios para generar alertas para las víctimas; en otras palabras, a efectos prácticos, las víctimas no notaron la diferencia y continuaron recibiendo alertas en sus smartphones si el maltratador estaba cerca.

Eso es porque los smartphones de las víctimas están escaneando constantemente su entorno en busca de las pulseras de los maltratadores, gracias a la mencionada conexión Bluetooth LE.

Cuando un smartphone detecta la presencia de la pulsera en sus alrededores, automáticamente mostrará la alerta a la víctima y tendrá las mismas opciones para llamar a un número de emergencia.

Pulsera de localización

Pulsera de localización Europa Press Omicrono

La gran diferencia es que estas alertas no se generan en base a la orden de alejamiento, sino al alcance de la conexión Bluetooth del smartphone, que según el Ministerio de Igualdad, es de 200 metros como máximo "en situaciones óptimas".

A eso hay que sumar que las únicas causas judiciales que fueron archivadas de manera provisional fueron aquellas que eran seguidas por el delito de quebrantamiento; en otras palabras, si el investigado o condenado se saltaba la orden de alejamiento.

Los casos archivados fueron aquellos que no pudieron obtener datos de los servidores de COMETA que indicasen un quebrantamiento, y que por lo tanto, asumieron que el maltratador no se había acercado a la víctima.

Esto posteriormente se solucionó una vez que se recuperaron los datos; eso permitió reabrir los casos y comprobar si realmente se habían producido quebrantamientos.

Pese a todo, aún quedan muchas cuestiones por resolver en este escándalo; el hecho de que no haya ocurrido alguna desgracia durante el periodo del fallo sólo demuestra lo bien diseñado que está el sistema, así como el hecho de que, desde su implementación, no se ha producido ningún caso de asesinato de condenados o acusados que llevasen esta pulsera.

Sin embargo, esta polémica ha sacado a la luz el principal quebradero de cabeza de este sistema: su mantenimiento. No sólo COMETA debe estar funcionando todos los días y a todas horas, sino que las apps y los dispositivos deben ser actualizados de manera periódica; las pulseras, por ejemplo, tienen una vida útil de apenas 12 meses antes de tener que ser cambiadas.