Preguntarle a ChatGPT por los pueblos más feos de España implica un consumo computacional más grande del que aparenta. La revolución que están generando las Inteligencias Artificiales Generativas, además de avivar el debate sobre regulación y uso ético, está disparando el mercado de los chips y tarjetas gráficas que sirven para entrenar estos modelos y provocando el nacimiento de nuevas bestias de la computación.

Israel será el hogar del próximo gran superordenador especializado en inteligencia artificial. Nvidia ha presentado Israel-1, una inmensa máquina de 8 exaflops que competirá con los más grandes y servirá a cientos de herramientas de IA. Son muchos los usos de esta tecnología, pero, en concreto, se ha anunciado como la herramienta para ejecutar la capacitación en grandes conjuntos de datos que nutren y entrenan a las IA generativas, entre las que son famosos ChatGPT o Midjourney.

"La IA generativa está yendo a todas partes hoy en día. Debe poder ejecutar la capacitación en grandes conjuntos de datos", ha dicho Gilad Shainer, vicepresidente senior de Nvidia Shainer a Reuters. Esta inmensa máquina centrada en la inteligencia artificial dará servicio a través de la nube a cientos de aplicaciones de esta tecnología en auge. El proyecto costaría cientos de millones de dólares y estaría parcialmente operativo para fines de 2023.

Logo de Nvidia en la sede de la compañía en Santa Clara, California (EEUU) Reuters

Los modelos de aprendizaje profundo que hacen funcionar herramientas como los chatbots se ejecutan y entrenan en grandes infraestructuras compuestas de miles de tarjetas gráficas. Como consecuencia directa, este mercado se ha disparado en el último año. Las acciones de Nvidia han subido casi un 35%, hasta superar los 410 dólares, desde que el pasado 24 de mayo anunció un beneficio neto de 2.043 millones de dólares (1.899 millones de euros) en el primer trimestre de su ejercicio fiscal. Además, ellos mismos utilizan la IA para mejorar la experiencia de los videojuegos.

En pleno despegue, la compañía ha anunciado la creación de un nuevo superordenador situado en Israel. Shainer ha dicho que han trabajado con 800 nuevas empresas en Israel y decenas de miles de ingenieros de software para dar comienzo a este proyecto.

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Se espera que el sistema, llamado Israel-1, brinde un rendimiento de hasta ocho exaflops de computación de IA, una barbaridad que permitiría a este nuevo superordenador empezar sus días en los puestos más altos del ranking de supercomputadoras de IA más rápidas del mundo. Para que se entienda, un exaflop tiene la capacidad de realizar 1 quintillón, o 1.000.000.000.000.000.000 de cálculos por segundo.

Para poner estos datos en contexto, según la web Stackscale, el superordenador más potente del mundo es Frontier de Estados Unidos, con un rendimiento de 1.102 petaflops, lo que equivale a 11 exaflops (un trillón de flops u operaciones de coma flotante por segundo). Por detrás del Israel-1 quedaría el nuevo superordenador de Meta (antes Facebook) de 5 exaflops que se comenzó a construir a principios de 2022 también enfocado a la inteligencia artificial y la construcción del metaverso, así como el superordenador japonés Fugaku con 4 exaflops. Por su parte, el nuevo superordenador de Barcelona, el MareNostrum 5, tendrá un rendimiento máximo de 314 Petaflops, lo que significa que será capaz de realizar 314 mil billones de cálculos por segundo.

superordenador Fugaku Efe

Meta, la empresa de Mark Zuckerberg que engloba a Facebook, Instagram y WhatsApp, anunció RCS compuesto de tarjetas y componentes de NVIDIA el año pasado, enfocado la megamáquina a la computación de inteligencia artificial, pero también del metaverso, es decir, herramientas de realidad aumentada que nutren un nuevo internet más inmersivo y que lleva varios años siendo la apuesta personal de Zuckerberg. No obstante, con el boom protagonizado por ChatGPt y otros modelos generativos, este gigante de internet ha presentado recientemente su propio chip de inteligencia artificial. Un ejemplo de como el negocio está recibiendo toda la atención de la comunidad tecnológica.

Aparte de los problemas de seguridad y riesgos para la humanidad que se están planteando recientemente alrededor de la IA y que los gobiernos como los de la Unión Europea plantean posibles regulaciones, esta revolución tecnológica presenta otros miedos. Por ejemplo, el impacto medioambiental provocado por el consumo energético que requieren estas máquinas.

Diversos estudios han revelado el coste energético de entrenar monstruos como ChatGPT. Se estima que el entrenamiento de GPT-3 (primer versión del modelo de lenguaje natural de OpenAI que utilizó ChatGPT) consumió 1.287 MWh y generó emisiones de más de 550 toneladas de carbono.

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