Desde Moralzarzal (Madrid) y con un equipo de 6 trabajadores, Ventor está desarrollando un dron de camuflaje que a simple vista se puede confundir con un águila. Las aplicaciones, como ocurre a prácticamente todas las plataformas aéreas no tripuladas, tienden al infinito y poco a poco van ampliando sus usos en sectores tan dispares como el de la defensa o en el control de aves.

Desde la sede de la compañía en el pueblo serrano, atiende a EL ESPAÑOL-Omicrono Emilio Martín, CEO de Ventor Innovations. "Elegimos Moralzarzal por alejarnos un poco del centro de Madrid. Aquí tenemos espacio suficiente para realizar pruebas de vuelo", comenta. Encontrar espacios vacíos y libres de cualquier restricción y peligro es todo un privilegio estando a poco más de 20 minutos en coche de la Puerta del Sol.

La compañía abrió sus puertas en el año 2019 con un equipo que provenía de diferentes áreas técnicas dentro del sector del UAV (Unmanned Aerial Vehicle o vehículo volador no tripulado) y de los materiales compuestos. Dos de las ramas más importantes del sector aeronáutico actual y que logran combinarse muy finamente.

El dron águila

La primera creación de Ventor en este par de años es el V-Raptor. Un dron cuyo fuselaje se ha recubierto con un vinilo que da la apariencia de un águila y que cuenta con varios campos de trabajo. Emilio Martín ha trabajado en el sector eólico dentro de la industria de las renovables y, según apunta, "tengo una motivación personal para desarrollar un dron que evite la mortalidad de aves en los aerogeneradores".

V-Raptor Ventor Innovations

"Es una mortalidad silenciosa, pero existe", recalca. Lo que no existe actualmente una herramienta específica para evitar estas muertes accidentales y "así surge la idea del V-Raptor". El dron es el primer producto disponible y la compañía aprovecha ferias internacionales como FEINDEF para darse a conocer.

El diseño es del de un dron con forma de águila de Bonelli -o águila perdicera- que es un ave que caza a otras aves en pleno vuelo. El dibujo vinilado que han incorporado son fotografías reales del ave y además se ha diseñado para que las alas se encuentren en posición de ataque.

La apariencia infunde miedo en el resto de aves y se alejan de la zona de los aerogeneradores. Evitando de esta manera que terminen chocándose con alguna de las palas. "Este águila perdicera se caracteriza por ser muy territorial y lo que hacemos es simular que merodea por la zona".

El operador del dron tendrá que diseñar un plan de vuelo para cubrir todo el cordel de aerogeneradores. Además, se crearán campañas de recuerdo puntualmente y según las épocas biológicas de la propia águila al que simula y de las otras aves. "Aunque [el dron] ya no esté volando, otras especies ya no tendrán tendencia a entrar. Creando un efecto de permanencia", afirma Emilio Martín.

V-Raptor Ventor Innovation

"El vuelo es totalmente autónomo y el dron es capaz de seguir la ruta marcada desde tierra firme. Se lanza de forma manual y aterriza en el punto GPS que se le ordene". Desde Vento también apuntan a que el dron puede operarse de forma remota, colocándolo en una catapulta para el despegue y pasar a una monitorización del vuelo en la distancia. "Pero dependemos de la legislación y todavía no lo permite, actualmente tiene que haber un operador que tenga el dron a la vista".

El dron tiene una envergadura de 1,4 metros por una longitud de 82 centímetros. Para impulsarse, recurre a un motor eléctrico situado dentro del fuselaje que le confiere 2 horas de autonomía con un alcance de 10 kilómetros con una velocidad de crucero de 70 kilómetros hora y una máxima de 90.

V-Raptor

Una de las grandes innovaciones a bordo del V-Raptor es el diseño de la cola patentado por Ventor. "La cola no tiene superficies verticales. Tiene una forma de 'U' con 3 superficies aerodinámicas que consiguen la estabilidad del dron imitando al control con las plumas de las aves".

Aeropuertos y vigilancia discreta

Además de su uso en zonas de generadores eólicos, Ventor quiere enfocar su V-Raptor a otros sectores. Como por ejemplo, dentro del control aviar, en infraestructuras aeroportuarias para espantar aves que puedan colisionar con aviones, líneas eléctricas o cultivos.

Pero el dron cuenta con una faceta algo más 'oculta'. Gracias al ofrecer un impacto visual, sonoro y térmico realmente bajos, el V-Raptor se posiciona también como un potencial dron de vigilancia aérea de incógnito. En aplicaciones tan dispares como los entornos militares, vigilancia del tráfico, seguridad o detección de incendios.

"Para el tipo de vuelo de disuasión, el dron cuenta con una cámara frontal que nos da una idea de lo que está viendo el pájaro en el vuelo". En cuanto a la aplicación de vigilancia de incógnito, Ventor añade una cámara retráctil avanzada que cuenta con un zoom de 40 aumentos, giroestabilizada e incorpora una óptica en infrarrojos.

V-Raptor Ventor Innovations

El arsenal de vigilancia se complementa con una dosis de Inteligencia Artificial. "Dentro hay un ordenador capaz de reconocer objetivos como personas, barcos, personas flotando en el mar, focos de fuego, coches y placas de matrícula con extracción de datos incluida".

Actualmente Ventor se encuentra en conversaciones con diferentes compañías eléctricas y de explotación de aerogeneradores para implementear el V-Raptor. Así como con autoridades aeroportuarias y Administraciones públicas de países extranjeros para su aplicación en entornos de vigilancia.

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