Durante los últimos 10 años los avances tecnológicos han ido cambiando hábitos de nuestra vida prácticamente sin que nos diésemos cuenta. Los más pequeños de la casa apenas se habrán dado cuenta, sin embargo, si tienes más de 20 o 25 años has vivido toda una revolución en lo que a tecnología se refiere.

¿Te acuerdas de esos tiempos en los que la gente solo utilizaba el teléfono para llamar? Bueno, también para hacer fotografías, pero la calidad era bastante penosa si comparamos con lo que hace ahora un móvil de apenas 200 euros...

También hemos vivido una expansión mundial de las redes sociales, el nacimiento de los servicios de streaming, los wearables y el surgimiento de una movilidad 2.0. ¡Hablamos de cómo nos ha cambiado la tecnología durante la última década!

De las llamadas al WhatsApp

Internet ha modificado de una manera radical la forma de comunicarnos, sobre todo si tenemos en cuenta las redes sociales. Antes, hablar con alguien de la otra punta del planeta era bastante complicado y caro, había que ponerse de acuerdo para estar a una determinada hora y lo normal era acudir a algún locutorio o lugar en el que llamar a menor coste que desde casa.

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Ahora es todo bastante más fácil y cómodo. Coges tu móvil, entras en WhatsApp y haces una videollamada a tu familiar y en cosa de 5 segundos estarás charlando con alguien que se encuentra en el otro extremo del mundo. Y, si no coincidís, le mandas un mensaje y te responderá cuando pueda.

Los smartphones también han tenido mucho que ver con todos esos cambios. Dispositivos de bolsillo multiusos con los que alucinarían nuestros antepasados. No solo nos sirven para comunicarnos, sino también para escuchar música, ver vídeos, ¡y hasta hacer fotos!

Actualmente éstos nos permiten hacer fotografías de una calidad increíble, lo que ha generado que las firmas de cámaras fotográficas hayan perdido clientes en masa. En un pasado no muy lejano, cualquier persona tenía su cámara Canon o Nikon, ahora muchos se contentan solo con su teléfono.

Todo eso sin mencionar plataformas como Facebook o Instagram, en las que la mayoría de personas cuelgan habitualmente contenido relacionado con sus vidas, por lo que realmente podemos saber mucho más de las vidas de otras personas con las que ni siquiera hablamos. Sí, también podemos hablar con gente que ni siquiera hemos visto en nuestras vidas, pero no todo es tan bonito...nuestra privacidad es ahora mucho más vulnerable.

Pérdida de privacidad

No hay que negar que es fabuloso poder mantener una conversación con alguien que no conocemos (o sí) y que está a miles de kilómetros de distancia. No obstante, eso también supone un gran peligro para nuestra privacidad.

Desgraciadamente, muchos emplean las buenas herramientas con malos fines y en las redes sociales tenemos el ejemplo perfecto. Hace una década era prácticamente imposible que una persona supiera más de nuestra vida de lo que le contábamos nosotros mismos o personas cercanas. A día de hoy basta con echar un vistazo a las cuentas en redes sociales de esa persona para hacerse una idea.

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Imaginemos por un momento a un delincuente que quiere realizar un secuestro. Éste puede llegar a conocer bastante los hábitos de una persona si ésta es activa en redes sociales, además de saber los lugares que frecuenta. Lo peor es que muchos usuarios dan demasiada información de sí mismos sin apenas darse cuenta. 

El problema es que nuestra privacidad también está siendo vulnerada por compañías que viven de Internet. ¿Te suenan de algo las cookies? Esos datos que los sitios web guardan de nuestras búsquedas para posteriormente mostrarnos anuncios que puedan interesarnos. Da bastante miedo pensar en lo que saben de nosotros.

Otro ejemplo es el de los altavoces inteligentes. Éstos cuentan con micrófonos que en teoría no nos graban si no los invocamos. No obstante, hace poco nos enteramos de que un altavoz con Alexa podría ser clave para resolver un asesinato, ¿hasta qué punto es cierto lo de que no nos graban?

Una nueva movilidad

La evolución de la tecnología también está afectando a la manera de desplazarnos, sobre todo en las grandes ciudades, que en la actualidad viven un proceso de cambio que parece ser solo la punta del iceberg.

Tesla Model 3, uno de los coches eléctricos de la marca americana.

En primer lugar tenemos el surgimiento de los vehículos eléctricos. Es cierto que todavía no se han expandido masivamente, pero tanto los ciudadanos como las empresas son cada vez más conscientes de que el futuro estará alejado de los vehículos de gasolina o diésel. Lo más probable es que los eléctricos dominen el mercado durante los próximos años, aunque las metrópolis tienen que mejorar y mucho sus infraestructuras de puntos de carga.

Tampoco podemos dejar de mencionar los coches autónomosTesla es el ejemplo idóneo. Pese a ello, parece que todavía tendremos que esperar unos años para llegar a unos mayores niveles de conducción autónoma, eso sin hablar de que sean accesibles al público general.

Sin embargo, el cambio en la movilidad no solo está relacionado con el combustible del vehículo y las novedades en sus tecnologías, sino también con una gama más amplia de vehículos. Basta con darse un paseo por las principales ciudades de nuestro país para observar cómo hay multitud de patinetes eléctricos, bicis, motos y hasta coches compartidos.

Y esa es precisamente otra tendencia en aumento, la de los vehículos compartidos. Tan fácil como abrir la aplicación en tu smartphone, mirar donde está el coche más cercano, reservarlo un poco antes de salir y todo listo. Una vez llegas a tu destino lo aparcas y vuelta a empezar. Una manera sencilla, cómoda y barata de desplazarse sin tener que alquilar un vehículo, así es la movilidad 2.0.

Los hábitos a la hora de conducir también distan bastante de los existentes hace una década. Antes no existía Google Maps, había que sacar el callejero o el mapa de España. Pese a ello, no creemos que nadie los eche de menos. Ahora los trayectos son mucho más relajados, aunque hay generaciones que no terminan de fiarse de la ruta que les dicta su teléfono móvil.

Reinado del 'streaming'

Te puede gustar más uno u otro estilo de música, pero lo más seguro es que ésta sea importante en tu vida. Como no podía ser menos, la tecnología también ha afectado a la manera que tenemos de escuchar música.

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Primero fueron los vinilos, luego los casetes y en último lugar los CD's, sin embargo, todos esos formatos físicos experimentan caídas bestiales en sus ventas mientras los formatos digitales no paran de crecer.

Las plataformas de streaming, como Spotify, tienen gran parte de la culpa. Éstas permiten escuchar música en cualquier momento y en cualquier lugar, basta con tener un dispositivo inteligente. Lo cómodo de estos servicios ha ocasionado que los formatos físicos queden prácticamente relegados a coleccionistas o gente más tradicional.

Algo similar ha pasado con el contenido en vídeo. Antes si querías ver una serie o película tenías que estar en el horario exacto delante del televisor o comprar los formatos físicos para verlo cuando te apeteciese.

Androide Libre

Plataformas de streaming como Netflix, HBO o Prime Video han revolucionado el modo de consumir vídeo. Como ocurre con la música, puedes acceder a los contenidos cuando y donde quieras, además de contar con un catálogo inmenso. La era del streaming ya está aquí y ha venido para quedarse.

'Wearables' para estar más sanos

Los relojes inteligentes llevan muy poco tiempo entre nosotros, pero ya se han convertido en dispositivos de gran popularidad desde que Apple presentara en 2015 su primer Apple Watch.

La gran baza de estos smartwatches es que nos permiten monitorizar aspectos relacionados con nuestra salud y el rendimiento deportivo en determinadas disciplinas. 

Apple

De este modo, los usuarios pueden acceder a información detallada sobre sus horas de sueño, su ritmo cardíaco, las calorías gastadas y su desempeño mientras corren, nadan, hacen ciclismo, etcétera.

Resulta llamativo que algunas de esas funciones puedan llegar incluso a salvar la vida de sus dueños. Las últimas dos generaciones de Apple Watch, por ejemplo, son capaces de llamar al 112 automáticamente si detectan una caída y el usuario está un minuto sin hacer movimiento alguno. Todavía es muy pronto para saber la cantidad de vidas que habrá salvado este reloj, no obstante, quién sabe la importancia que adquirirán este tipo de dispositivos durante los años venideros.

Es increíble darse cuenta del impacto que está teniendo la tecnología en nuestras vidas. Si ha sido capaz de cambiar tanto en tan poco tiempo, ¿qué nos esperará durante las décadas siguientes?

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