Cada lanzamiento de un cohete al espacio es la culminación de meses de duro trabajo, años de desarrollo y millones y millones de dólares quemados. Un proceso que dura apenas unos minutos, pero en el que cada parte es absolutamente crítica; el más mínimo error puede echar por tierra todo ese trabajo y dinero.

Incluso los mayores avances en exploración espacial, como los de SpaceX, se basan en mejorar los lanzamientos de cohetes; como por ejemplo, aterrizando los cohetes para usarlos de nuevo y mejorar los costes.

El ascensor espacial, todo un tópico de la ciencia-ficción

Durante décadas la humanidad ha pensado en otras maneras de llegar al espacio que no supongan atarse a un cilindro con combustible; pero una y otra vez, se ha llegado a la conclusión de que no hay nada mejor. Ahora científicos japoneses creen que es el momento de buscar otros métodos; y de paso, hacer realidad una de las tecnologías más fascinantes de la ciencia-ficción.

Hablo del ascensor espacial, por supuesto. La idea es bien simple: unos cables unen un satélite con una base en la Tierra; la nave espacial “sólo” tiene que subir por los cables, al igual que el ascensor de cualquier edificio moderno.

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Las ventajas de un ascensor espacial tratan principalmente de la energía usada para escapar de la gravedad de nuestro planeta; en vez del empuje de los cohetes, se puede usar electricidad, lo que supone no solo un ahorro en los costes, sino también en el espacio total disponible.

Además, a diferencia de un cohete que hay que dirigir hacia donde queremos, y que puede verse afectado por todo tipo de factores como el clima, un ascensor espacial sólo tiene dos direcciones, arriba y abajo. Esto simplifica las cosas y, por supuesto, reduce costes.

Un ascensor espacial podría transportar mercancías y personas al espacio por una centésima parte de lo que cuesta enviar lo mismo por cohete.

El primer ascensor espacial real inicia sus pruebas… a escala

Ahora la Universidad de Shizuoka y otros investigadores japoneses afirman que están listos para hacer realidad esa idea; empezando por los primeros test, que se realizarán este mismo mes de septiembre.

Para empezar, los investigadores comprobarán el movimiento de un objeto en el espacio atado por un cable. El próximo 11 de septiembre se espera que la Estación Espacial Internacional reciba dos pequeños satélites, de forma cúbica y de apenas 10 centímetros de lado. Estarán conectados entre sí por un cable de unos 10 metros de largo; a continuación, un pequeño “ascensor” viajará a través del cable entre los dos satélites.

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Los datos e imágenes obtenidas en el experimento ayudarán a saber cómo se comportaría un ascensor a gran escala en el espacio. Además, hay otros desafíos a tener en cuenta; la presencia de un cable en el espacio aéreo y en el camino de asteroides, por ejemplo. Pero eso no será un problema si primero no se resuelve la cuestión del cable en sí; será necesario un material ultra-resistente, que podría estar compuesto de nanotubos de carbono.

Así que aún queda mucho para disfrutar de un ascensor espacial, probablemente generaciones. Pero puede que el camino ya haya empezado.

Foto destacada | Obayashi Corporation