Como amante de los mechas, ya tengo ganas de que el mundo se vaya a pique para pilotar mi propio robot gigante; sólo espero ser el protagonista de la historia y no un secundario.

Mientras nos perdemos en nuestras fantasías, hay compañías que realmente se están tomando en serio eso de crear robots gigantes. Y eso, pese a la cantidad de personalidades que piden no usar IA ni robots en las guerras; claro, que imagino que eso nunca ha sido un problema para Kalashnikov, el fabricante del rifle de combate más famoso del mundo, el AK-47.

El fabricante ruso quiere dominar las guerras del futuro igual que lo hace con las actuales; y para ello tiene varios proyectos futuristas bajo la manga. Entre estos, tiene un robot de combate autónomo; sin necesidad de ayuda de un humano, es capaz de tomar decisiones en medio del combate y atacar a sus objetivos.

Un robot gigante de combate que por el momento es sólo un concepto

El proyecto que ha anunciado ahora en una feria en Moscú es un paso más hacia ese futuro en el que la guerra nunca termina: un robot gigante de combate.

Por el momento este monstruo de metal es sólo un concepto; y de hecho, parece que no tiene ni nombre. La figura presentada en el foro aparenta ser una estatua, ya que no tiene partes movibles; es evidente que el proyecto está en un estado muy temprano de desarrollo.

Pero no deja de ser un **** robot de combate. Las decisiones de diseño parecen “realistas”, como los ángulos rectos, los actuadores, las “manos” que dan preferencia a la usabilidad antes que a la imitación de una mano real… Casi estoy tentado de pasarme por allí y hacer como que me caigo en la cabina.

Por supuesto, las comparaciones con robots famosos de la cultura popular se han sucedido una detrás de la otra. Aunque en Gizmodo lo ven similar al ED-209 de Robocop, personalmente creo que se parece más a los mechs de Battletech; ponle los lanzadores de misiles y cambia las manos por armas, y tienes básicamente un Mad Cat.

Sin embargo, en Kalashnikov afirman que no solo estaría pensado para tareas de combate, sino también de ingeniería; y de ahí las dos manos.

La mera idea de ponerle dos patas a un tanque es algo que se ha discutido durante mucho tiempo como algo poco factible; demasiado costoso en términos energéticos, y demasiadas cosas que pueden salir mal comparadas con unas orugas. Este concepto demuestra que, al menos, hay algunas compañías que se lo están pensando.