Sin duda, el grafeno es uno de los materiales más revolucionarios de los últimos tiempos.

Por su flexibilidad, su dureza y su resistencia son muchas las aplicaciones nuevas que se le asignan continuamente, pero los científicos no paran y, conscientes de que esto puede ser sólo la punta del iceberg, buscan a conciencia otros características que le puedan dar usos aún más increíbles.

Y es que, desde su descubrimiento, se piensa que el grafeno puede ser un material súper conductor excelente, que se podría utilizar tanto en la fabricación de súper computadoras como de maquinaria médica de última generación. Sin embargo, hasta ahora el tema de la superconductividad del grafeno sólo se basaba en sospechas y, de hecho, sólo se había conseguido que actuara como insertando átomos de calcio en su estructura, o acoplándolo a otro materia súper conductor, pero nunca por sí mismo. Pero puede que por fin haya una respuesta, pues un equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge han conseguido lo que parecía imposible, y los resultados son sorprendentes.

¿Qué es la superconductividad?

superconductor

Como sabéis, existen algunos materiales, conocidos como conductores, que tienen la capacidad de permitir el paso de una corriente eléctrica a través de ellos.

Sin embargo, la mayoría de ellos presentan resistencias que impiden que toda la corriente aplicada pase al otro extremo.

Por ejemplo, se calcula que las compañías energéticas pierden un 7% de energía en forma de calor, con motivo de la resistencia de los materiales usados como conductores.

Por este motivo, se hace necesaria la búsqueda de materiales súper conductores, que permiten el paso de los electrones sin oponer ninguna resistencia. Y ya se han descubierto muchos de ellos, pero presentan un problema importante; ya que, para funcionar correctamente, requieren unas temperaturas muy bajas, de -269ºC.

En busca de la superconductividad del grafeno

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Desde su descubrimiento, se sospecha que el grafeno podría ser un magnífico súper conductor y que, de hecho, podría funcionar sin necesidad de reducir las temperaturas como con los materiales convencionales.

Por eso, en busca de esta habilidad oculta del material, los científicos han realizado experimentos consistentes en intercalar átomos de calcio en su estructura o, directamente, en asociarlo a materiales súper conductores, siempre con buenos resultados, pero nunca consiguiendo que el grafeno actúe por sí solo.

Pero eso se acabó; pues, según un estudio publicado en Nature, un equipo de investigadores de Cambridge ha conseguido lo nunca visto en lo referente a la superconductividad del grafeno.

Y es que, para despertar esta cualidad, han asociado el grafeno a otro material, conocido como óxido de cobre praseodimio cero (PCCO por sus siglas en inglés).

Posiblemente os estéis preguntando dónde está lo novedoso, si de nuevo el experimento consiste en acoplar el grafeno a otro súper conductor, pero en este caso hay una gran diferencia, ya que se conoce a la perfección cómo funciona la superconductividad del PCCO, por lo que se puede saber fácilmente si el resultado procede del primer material, que transmite su poder súper conductor al segundo o si, por el contrario, es totalmente independiente.

Y la sospecha se hizo realidad

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Efectivamente, con el proceso se consiguió un material súper conductor; pero, curiosamente, el resultado no tenía nada que ver con la forma de actuar del PCCO.

Y lo más interesante es que lo que se consiguió fue algo conocido como superconductividad de onda P, un proceso que hasta ahora sólo se había observado en el rutenato de estroncio, pero no había podido estudiarse por ser éste un cristal demasiado grande.

Por lo tanto, los resultados son positivos en dos aspectos. Por un lado, parece ser que el PCCO sólo dispara la conductividad del grafeno, sin transmitir la suya directamente como en experimentos anteriores.

Por otro, podríamos estar ante una oportunidad única para estudiar un tipo de superconductividad que había resultado imposible de analizar hasta ahora.

Imaginad lo que todo eso supondría para la fabricación rentable de súper computadoras y maquinaria médica. En serio, ¿dejará en algún momento el grafeno de sorprendernos?

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