objeto más frío

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Tecnología

Consiguen enfriar un objeto por debajo de los límites físicos establecidos

Os hablamos del objeto más frío del mundo, que ha alcanzado temperaturas por debajo de las establecidas como límite a nivel cuántico.

12 enero, 2017 20:03

¿Imagináis poder enfriar un objeto por debajo de los límites establecidos por la ciencia?

Da frío sólo de pensarlo, pero es algo posible y, de hecho, lo acaba de conseguir un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de los Estados Unidos, cuyo trabajo podéis leer en Nature.

El objeto en cuestión, un pequeño tambor microscópico de aluminio vibrante, ha sido enfriado a una temperatura 10.000 veces más fría que el vacío del espacio y, más allá de lo curioso del fenómeno, las aplicaciones que podría tener en la ciencia y la tecnología en caso de poder reproducirse, son enormes.

El objeto más frío del mundo

objeto-frío

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En física existe un punto conocido como límite cuántico por debajo del cuál no puede enfriarse ningún objeto.

Sin embargo, estos científicos han logrado hacerlo a través de una modificación de las técnicas convencionales, ¿pero cómo?

Como sabéis, el calentamiento de un objeto está asociado a una vibración muy rápida e intensa de los átomos que lo componen. Por eso, habitualmente para hacer que descienda mucho la temperatura, se utilizan láseres, que ralentizan estas partículas, haciendo que el material se enfríe muchísimo.

Pues bien, en este caso, lo que estos científicos han hecho ha sido utilizar una técnica alternativa, consistente en el empleo de un tipo de luz conocida como luz exprimida, que se encuentra más organizada en una dirección que en otra, por lo que evita las fluctuaciones típicas de los láseres y permite descender a temperaturas sensiblemente más bajas, concretamente de 360 microKelvin.

¿Por qué es tan importante haber obtenido el objeto más frío del mundo?

ordenador cuantico 1

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Este hallazgo es de gran importancia por dos razones principales.

Por un lado, se puede aplicar a la fabricación de ordenadores cuánticos, cuyo funcionamiento es más preciso a temperaturas más bajas.

Por otro, conlleva un nuevo paso en la comprensión de ese mundo cuántico que tan de cabeza ha traído a cientos y cientos de científicos desde mucho tiempo atrás.