Aunque a grandes rasgos pueda parecernos que todas las estrellas, planetas y otros cuerpos celestes tienen una forma totalmente esférica, lo cierto es que les queda mucho para poder considerarse como tales.

Quizás en un principio lo fueron, pero las fuerzas centrífugas a las que se someten al girar sobre sí mismos les ha llevado a que sus regiones ecuatoriales se alejen del centro de rotación, dando lugar a cuerpos algo más anchos que altos; que, por lo tanto, no pueden considerarse como una esfera perfecta.

Sin embargo, un equipo de investigadores del Instituto Max Planck y la Universidad de Göttingen, acaba de descubrir una estrella que, en contra de todo pronóstico, aún conserva esa forma, considerándose el objeto más redondo creado por la naturaleza.

El objeto más redondo del Universo, un misterio de la naturaleza

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Ni qué decir tiene que al hablar de cuerpos redondos eliminamos de la ecuación pelotas, canicas y todo tipo de objetos fabricados de forma artificial.

Si nos centramos en objetos de la naturaleza y, más concretamente, del espacio exterior, nos encontramos con que no existen formas totalmente redondas debido a las fuerzas centrífugas a las que se someten algunos cuerpos celestes al girar sobre su propio eje.

Como resultado, la medida de los radios ecuatorial y polares será muy diferente, mostrando que no son totalmente esféricos, como se puede ver en la imagen superior.

Sin embargo, este objeto, cuyo descubrimiento ha sido publicado recientemente en Science Advances, sólo tiene una diferencia de 3 kilómetros, que pueden parecernos mucho si tenemos que hacerlos corriendo cuesta arriba y sin el calzado adecuado, pero son una nimiedad en comparación a los 1,5 millones de kilómetros que tiene de media el radio de la estrella, llamada Kepler 11145123.

Además, esta misma diferencia es de 10 kilómetros en el Sol y de 21 kilómetros en la Tierra, por lo que está claro que puede considerarse como mínima.

Así han descubierto el objeto más redondo creado por la naturaleza

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El descubrimiento de esta estrella gaseosa situada a 5.000 años luz de la Tierra, ha sido posible gracias a uso de una técnica, conocida como asteroide-sismología, que determina cómo de esférico es un cuerpo a partir de la medida de sus oscilaciones.

Al comprobar que no respondía a la forma habitual de una estrella, estos investigadores decidieron centrar la atención en su giro, comprobando que las capas exteriores giraban mucho más rápido que su núcleo y que ésta podía ser la causa de su cambio de forma.

El motivo de esta peculiar forma de moverse no está claro, pero se cree que puede deberse a la presencia del algún campo magnético cercano.

Para saberlo tendrán que seguir con su investigación, pero lo que queda claro es que en ciencia es complicado lanzar afirmaciones con seguridad. Y si se trata del aún muy desconocido Universo, aún más.